Hace 40 años, la noticia se esparció como pólvora por el pequeño pueblo con olor a cemento y melaza: finalmente, la historia de Taguasco tendría un espacio para mantenerse a buen recaudo y para ser compartida con los más diversos públicos.
Los primeros años resultaron difíciles. Casa a casa, vecino a vecino se habló hasta sensibilizar a quienes poseían objetos patrimoniales para que los mismos formaran parte de una colección, entonces deprimida. Hoy, pasadas cuatro décadas, el Museo de Taguasco —ubicado en la calle Camilo Cienfuegos— exhibe colecciones de historia, arqueología, artes decorativas, armas, ciencias naturales, numismática, filatelia y otros documentos.
Distribuidas por diferentes salas expositivas, ubicadas de forma coherente y armónica, las colecciones permiten el diálogo cercano con la historia de los antepasados de esa región.
En una visita rápida se disfrutan ejemplares de la flora y fauna, así como rocas, minerales y fósiles de las eras geológicas correspondientes.
También, se disfrutan piezas del ajuar preagroalfarero, muchas encontradas en diferentes sitios arqueológicos como La Luisa, en la comunidad de Zaza del Medio, así como elementos representativos del renglón económico azucarero durante la etapa colonial.
Muy cerca están los trazos de las gestas libertarias en la región, con objetos pertenecientes a quienes hicieron de la lucha armada su propia vida y la herencia de la ascendencia isleña-haitiana-árabe.
El Museo de Taguasco cobija también a las artes decorativas. Ebanistería refinada estilo Chippendale que caracteriza al mobiliario inglés de las décadas de 1750 y 1760 acompañada por losas Woods Ivory y Alfred Meakin prestigia una de sus salas, así como creaciones de Francisco Rodríguez, quien mejor ha sabido captar con los colores y pinceles la personalidad del Mayor General Serafín Sánchez Valdivia.
Además de cuidar todas sus reliquias patrimoniales, el colectivo estrecha lazos con la comunidad a través de varias peñas y acciones que logran seducir a las diferentes generaciones de taguasquenses.
Muchas felicidades para ese reservorio de historia y tradición.