Postura firme, disciplina. La mirada segura puesta siempre en la misión que haya que cumplir. Voluntad y disposición si llama la Patria. Integridad, honrado desvelo para proteger los sueños de todo un pueblo.
Son esas, sin dudas, cualidades que distinguen a nuestros combatientes del Ministerio del Interior (Minint). Y no son todas, porque los respaldan tanta historia y ejemplos de heroísmo, que sería injusta la pretensión de resumir en pocas líneas la nobleza y el compromiso ilimitado de los hombres y las mujeres que se unen a esa fuerza, indispensable para proteger el presente y el futuro de esta Isla.
Cada día los vemos entregarse con ahínco a sus disímiles tareas, sin importar lo adverso de las situaciones o el sacrificio que de ellos exija el cumplimiento del deber. Se saben veladores de la paz que reina en esta tierra, y actúan con la firme convicción de que nada ni nadie puede quebrantarla, aunque la vida misma haya que entregar en el empeño.
Su presencia, su cercanía, nos dota de la tranquilidad de sabernos protegidos y, a la vez, es una alerta para quienes ansían una Cuba de impunidad y sin orden.
Aunque su valía está más que probada, los momentos vividos en la historia reciente de este país han reafirmado su papel de vanguardia y su capacidad para crecerse.
Con notable responsabilidad, siendo en muchos casos muy jóvenes, se les vio contribuir a la organización de los espacios públicos en los momentos más duros de la pandemia; y aun en tiempos de confinamiento y aislamiento social, ellos permanecieron en las calles, alertas ante el oportunismo o el actuar inescrupuloso, protegiendo todo aquello que fuera un bien común, del mismo modo que lo hicieron frente a la violencia, que en no pocos casos los tomó como blanco, aquel oscuro 11 de julio.
Pero, para orgullo nuestro, no han sido nunca la represión y el abuso sus métodos para hacer cumplir la Ley. Jamás los hemos visto salir a las calles a disparar a su pueblo. Los valores y principios bajo los que han sido formados tienen al humanismo como su base más sólida, como ética profesional inviolable, como una bandera que los distingue ante el mundo, y desmorona cualquier campaña de falacias que se erija en su contra.
Felicidades en este aniversario 61 a los combatientes del Minint, los mismos que estuvieron al pie del Saratoga hasta que el último cuerpo fue entregado a su familia. Gracias por no renunciar nunca a las misiones encomendadas por esta Revolución, por mantenerse fieles a ella, y a este digno pueblo del que, como padres, hijos, hermanos, amigos, vecinos, compañeros, también son una muy valiosa parte.
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