Aferrada a la elegancia con que nació en la década del 20 del pasado siglo, el conocido Teatro Baroja, joya arquitectónica del municipio de Fomento, resguarda en su interior un fragmento imprescindible de la historia y el patrimonio de Cuba.
“Las bibliotecas son sitios de encuentros y, siempre, un punto de partida”, define con ese aliento poético que caracteriza su vida toda Ángel Martínez Niubó, director de la Biblioteca Municipal Rolando Hernández Lemus.
Estantes, libros, periódicos, revistas, mesas, catálogos, sillas y computadoras se posicionaron un día allí, un lugar de lujo, frente al parque de frondosos árboles, para seguir con ese diálogo cercano con muchas generaciones de fomentenses que durante 50 años han apostado por sumergirse en los maravillosos mundos de la literatura y el conocimiento.
“Sé que se puede ser buena persona sin haber leído jamás un libro. Pero no concibo ciertas ocupaciones y oficios si quienes los ejercen permanecen lejos de los textos. La lectura enriquece y moldea los espíritus”, apunta Niubó.
Desde mucho antes del 20 de septiembre de 1972 —fecha reconocida como la de inauguración de la Biblioteca Municipal— en Fomento existían familias con colecciones de libros. Mas, con esa fecha, el acceso a la literatura desde el sistema institucional se hizo extensiva por el resto de ese territorio.
CERCANA A USUARIOS Y CONTEXTO
Durante todo este tiempo de vida, la institución fomentense ha intentado no ser solo el silencioso espacio donde encontrar la información oportuna. También ha sido testigo de importantes sucesos culturales del municipio y se ha colocado a la vanguardia del proceso de digitalización, muy importante en el contexto actual, donde un clic rompe todo tipo de distancias y barreras.
“Hay quienes se ponen románticos y hablan del olor del papel y del sonido de la hoja, pero el libro digital existe y no se le puede dar la espalda porque hay una verdad: el público que asiste a las bibliotecas ha disminuido como consecuencia de la evolución tecnológica; por tanto, nuestros profesionales tienen que ir a su encuentro”.
Esa máxima la han asumido con total pasión y entrega Ángel Martínez Niubó y el equipo que lidera. De ahí que en Fomento sea común ya entre los lectores disfrutar de los textos virtuales adquiridos.
“Ahora mismo nuestra biblioteca abre sus catálogos de forma digital. Lo otro es la inscripción del usuario. En la computadora registraremos también la hoja de vida de cada uno. En ese expediente se anexarán los libros que lleva, las veces que visita la biblioteca, la sala… En fin, cada acción.
“En el caso del catálogo, formará parte de una aplicación que se puede llevar en el teléfono, tableta o computadora personal. Por tanto, desde cualquier parte de la geografía nacional o internacional es posible tener acceso al estado de nuestra colección.
“Son muchas las cosas en las que pensamos a corto plazo porque trabajamos desde hace años. Por eso ya podemos hablar de uno de nuestros servicios con gran aceptación: el envío de libros digitales, tanto por WhatsApp o la vía que para los usuarios sea factible. Es esa una manera de estrechar los lazos con los lectores”.
Y esa transformación tecnológica ha obligado a todo el colectivo a volcarse en el estudio para lograr ofrecer servicios óptimos.
“Las bibliotecas actuales tienen que tener acceso a Internet y las bibliotecarias deben estar preparadas para servir de puente entre lo impreso, lo digital y el usuario. Con las tecnologías urge que nuestro personal replantee su papel. No podemos tener ahora en el siglo XXI una biblioteca de hace 20 o 40 años atrás, sino que siempre hay que mirar más allá para saber qué camino tomar”.
AGASAJO CON SABOR A HISTORIA
Y mirar desde el presente hacia el futuro —bien lo sabe Martínez Niubó— implica, sobre todo en tiempos de celebración, volver a las raíces para no olvidar los orígenes ni a quienes han cargado sobre sus hombros tanta historia.
“Hay que festejar desde la gratitud porque no solo fue Fomento, sino que cada municipio del país cuenta hoy con una biblioteca. Incluso, aquí tenemos sucursales en Agabama y El Pedrero, territorios intrincados. Además de agradecer a nuestras bibliotecarias —personal muy apegado a su profesión—, también resulta necesario reconocer a escritores, editores, maquetadores y correctores, pues ellos son sin duda alguna parte de una biblioteca porque hacen posible la existencia de los libros.
“Una fecha como esta es pretexto para celebrar el establecimiento de las bases para el desarrollo y la custodia del patrimonio cultural, por lo que ofrecer mejores servicios siempre resultará el mejor de nuestros deseos”.
Este ambiente se respira cada vez que se cruza el portal del otrora Teatro Baroja, testigo de muchos de los sucesos trascendentales del municipio de Fomento y que aún hoy conserva esa dicha de acunar uno de los mágicos encuentros con la cultura.
Muy bueno el trabajo en la biblioteca de Fomento y en sus sucursales, pero es necesario que les aumenten el presupuesto para la adquisición de nuevos libros de los que anualmente se presentan en la Feria del Libro ya que los que poseen en ocasiones presentan síntomas de deterioro por el uso de los mismos.