Al balcón del emblemático edificio sede de la galería de arte Benito Ortiz, de Trinidad, le nacieron tres alas gigantes. Se disfrutan desde lejos, al doblar cualquier recodo de la Plaza Mayor, sitio donde se funden historia y arte.
“Se escogió este lugar porque es el espacio público simbólico más importante que tiene nuestra urbe —explica sin dejar margen a dudas Atner Cadalso, curador del proyecto de la 14 Bienal de La Habana en la Ciudad Museo del Caribe—. Cada una de las piezas se adhiere a algunas de las edificaciones del entorno del emblemático espacio y en la misma plaza”.
Se refiere a la convocatoria realizada por Yudit Vidal Faife, Luis Blanco, Osley Ponce, Jorge César Sáenz y Alejandro López, artistas todos de reconocimiento fuera de los perímetros de la añeja villa, incluso de esta isla, para concebir una auténtica galería de arte a cielo abierto habitada por sus más recientes creaciones.
“Es una oportunidad para reconocer la fortaleza de todo cuanto se hace en materia de las artes visuales en Trinidad, donde existe una tradición también en ese sentido. Muchos son los nombres que desde aquí prestigian la cultura cubana, gracias además al legado de la otrora Academia de Artes Plásticas Oscar Fernández Morera, por varios años formadora de muchos de los creadores de vanguardia de nuestro país”, reconoció a Escambray Yudit Vidal, quien ostenta la distinción de Embajadora Universal de la Paz por el Círculo Universal de los Embajadores de la Paz.
Es precisamente ella la máxima responsable de Alas del tiempo, tres piezas de dos metros de altura por 1.67 de ancho, que durante meses nacieron de las manos del proyecto Entre hilos, alas y pinceles y sostenido por armazones de platina y cabilla.
Deshilados y bordados a mano les dan el toque distintivo a dichas piezas que durante más de tres meses mantuvieron prácticamente en vigilia al grupo creativo.
“Ha sido difícil, pero ha valido la pena porque podemos disfrutar de la maestría de las artesanas, quienes son en parte responsables del título de Ciudad Artesanal del Mundo que distingue a Trinidad”, argumentó la artista.
Similares alas el próximo 20 de marzo se posarán justamente sobre un edificio ubicado en Malecón y San Nicolás, en la capital del país, como parte de la segunda etapa de Detrás del muro, uno de los atractivos más visitados de la Bienal de La Habana, donde además se incluirán 11 lienzografías con detalles de los tejidos trinitarios a mayor escala.
Y ese diálogo entre pasado-presente, modernidad-tradición, está presente en la intervención pública que tomó por asalto este viernes 18 de marzo a la añeja urbe sureña, donde la cita más importante de las artes visuales en Cuba plantó bandera.
“Cada persona que visite las piezas del proyecto Plaza Mayor realizará una lectura individual, pero en el fondo los criterios involucran a todas las que recorran el sitio”.
Así sucede con Cardinales, otras de las piezas de la propuesta trinitaria, de la autoría de Alejandro López Bastida, quien toma de la mano a la historia del arte y la arquitectura como una manera de reflexionar sobre los diversos ingredientes que permiten la solidez de una ciudad “detenida en el tiempo”.
“Por su envergadura solo se queda por ahora en cómo poner una primera piedra en las cuatro estructuras cuasi arquitectónicas que modificarían igual número de accesos para el público de la Plaza Mayor”, contó López Bastida.
Tanto esta extensión de la Bienal de La Habana a Trinidad como la realizada en diciembre a Sancti Spíritus figuran como grandes fortalezas de esta cita que, a pesar de haber estado en la diana de quienes buscan desacreditar la cultura nacional, volvió a exhibir expresiones de profunda sensibilidad, talento y arraigo.
Desde ya, cuando transcurren sus últimas jornadas, se habla de la próxima cita prevista en noviembre del 2024, justo cuando se celebren los 40 años de la primera edición de este evento, el más importante de las artes visuales en Cuba.
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