Los colegios electorales abrieron nuevamente en Brasil este domingo a las 08:00, hora local, para la segunda vuelta electoral que disputan el actual gobernante Jair Bolsonaro y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Según el Tribunal Superior Electoral, pese al horario oficial de cierre (de Brasilia), las personas que se mantienen aún en filas de los centros de emisión de sufragios podrán permanecer para emitir su voto.
Tras una de las campañas más tensas y violentas que se recuerdan, los sondeos dan como favorito a Lula, con el 49 % de las intenciones de voto, frente al 44 % de Bolsonaro.
Lula, de 77 años, es un exobrero metalúrgico que gobernó exitosamente Brasil entre 2003 y 2010, con sus programas sociales reconocidos internacionalmente por sacar a decenas de millones de personas de la pobreza gracias al boom de las materias primas.
Figura central de la política brasileña del último medio siglo, el patriarca de la izquierda, del Partido de los Trabajadores (PT), ingresó en 2018 en la cárcel tras ser condenado por corrupción, lo que le inhabilitó para presentarse a las elecciones que ganó Bolsonaro. Pero un año y medio después renació políticamente al ser liberado porque su condena quedó anulada por una cuestión procesal (los casi 20 casos abiertos en su contra o bien fueron anulados o el exmandatario fue absuelto).
Si este domingo gana, se convertirá en el primer brasileño en ser electo en tres ocasiones y en el más veterano en asumir el cargo.
Bolsonaro, de 67 años y afiliado al Partido Liberal (PL), es un abierto nostálgico de la dictadura militar que ejerció durante 27 años como diputado en Brasilia. En 2018 llegó por sorpresa a la presidencia como ‘outsider’ de la política y paladín de la lucha anticorrupción, aupado por una heterogénea coalición de evangélicos, ruralistas y militares con el lema ‘Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos’.
Dueño de una retórica incendiaria contra la izquierda y la ideología de género y a favor de armar a los brasileños, ha encadenado varias crisis en su primer mandato.
Entre ellas su enfrentamiento con parte de la comunidad internacional por los disparados índices de deforestación e incendios en la Amazonía derivados, según los ambientalistas, de su política a favor del avance del agronegocio o su cuestionada gestión de la pandemia del coronavirus, que dejó casi 700.000 muertos, en la que hizo campaña contra las medidas de cuarentena y demoró en comprar vacunas.
(Con información de PL y RT en Español)
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