Ante el déficit de surtidos que contribuyan al balance proteico y nutricional de la población, el encarecimiento de la carne de cerdo, las escasas propuestas de picadillos, embutidos y otros alimentos básicos que normalmente se encontraban en los Mercados Ideales o en puntos del Comercio de la provincia, la demanda de productos derivados de la Pesca aumenta, porque en medio de tantas vicisitudes, estos mantienen más estabilidad en sus ventas y, por ende, constituyen la salvación para muchas familias espirituanas.
Nada más hay que ver cuántas personas se concentran en las tres unidades que en la ciudad cabecera provincial se dedican a esta actividad, para darse cuenta de la alta demanda que existe, pero, sobre todo, de lo que algunos hacen para poder entrar a tales establecimientos y adquirir cualquiera de las ofertas del día.
Ahora la situación es mucho más complicada, toda vez que la pescadería El Pargo, ubicada en los bajos del edificio de la esquina de Avenida de los Mártires y Adolfo del Castillo, en Sancti Spíritus, está momentáneamente cerrada, debido a problemas constructivos del inmueble y que las ventas a través de EnZona muestran dificultades, por lo que las personas deben acudir a la unidad La Lisa, dentro de la Feria Agropecuaria Delio Luna Echemendía, o al punto aledaño a la Industria Pesquera, en el barrio de Colón, para intentar realizar sus compras.
Visto así el asunto no refleja muchas complicaciones, pero cuando intentamos acercarnos a la pescadería de la Feria, nos percatamos de que se ha convertido en una especie de valla donde entra el que más grita, el que intimida para acceder una y otra vez al mostrador y hasta que no llene las jabas, maletines y maletas de productos, no se retira del lugar.
No me lo contó nadie, yo misma he sido testigo y hasta víctima del insulto de los acaparadores inescrupulosos, los mismos que salen del recinto ferial con los chorizos colgando del cuello cuando ya no les alcanzan las manos para cargarlos y en la misma puerta de entrada al centro los proponen a viva voz, a precios muy por encima del que acaban de pagar en la unidad estatal.
La situación es tan evidente y preocupante que según cuentan algunos testigos, hace poco un individuo llegó a primera hora a la pescadería y sin el menor escrúpulo marcó para 80 personas, entonces, cuando los demás consumidores se aceraban intentando encontrar el último, él mismo se encargaba de informarles que hasta tanto no comprara la guagua completa, llegada de quién sabe dónde, nadie más podría acceder al mostrador. Por suerte, alguien con dignidad y valentía se le enfrentó y llamó a la policía, la que desempeñó su papel y le puso freno al desmedido colero.
Al parecer ya la medida adoptada por el Gobierno en Sancti Spíritus de mostrar la libreta de abastecimiento para tener un mayor control sobre las ventas liberadas no funciona en las percaderías, pues la propia directora de la Unidad Empresarial de Base Comercializadora de la Pesca en Sancti Spíritus (Comespir), Idalmis Colina Jiménez, asegura que a ellos no ha llegado tal orientación.
La red de pescaderías de la provincia está compuesta por 16 unidades, a las cuales se les distribuye de manera equitativa los surtidos provenientes de la Acuicultura, incluidos los productos conformados. En el caso de las radicadas en la ciudad cabecera, la entrega se realiza diariamente, mientras que en los demás municipios se hace en días alternos, aunque siempre en horas tempranas.
Ofertas como picadillos, pescado entero, troceado, croquetas, embutidos, medallones, chorizos, hamburguesas, coctel de pescado y otros son algunas de las que se destinan a la venta liberada, solo que, ante el déficit de algunos productos cárnicos, la población accede con más frecuencia a estos establecimientos; porque el sector acuícola mantiene, contra viento y marea, las asignaciones previstas para la alimentación de los espirituanos, sin que estas interfieran en las que van al encargo estatal, ya sean: hospitales, centros educacionales, círculos infantiles y organismos priorizados, ni tampoco afectan las dietas médicas o las cantidades previstas para el comercio online, que constituye una nueva modalidad.
“En nuestras pescaderías siempre tratamos de ofertar algún tipo de productos — aclara la directora de Comespir—, a pesar de que no estamos exentos de limitaciones, por ejemplo, ante el déficit de harina de trigo y demás ingredientes que se emplean en la elaboración de la croqueta, la masa de croqueta, los embutidos y otros, la Industria Pesquera buscó alternativas con nuevos extensores, en aras de que la población disponga del alimento”.
En el mes de mayo el plan de distribución a la red de casillas especializadas fue de 84 toneladas, aunque en los primeros meses del año era un poco más bajo debido al comportamiento climatológico que incide en el desempeño de las capturas, pero en la medida que avancen los meses y se incremente la pesca en los embalses espirituanos o granjas de ceba de peces, principalmente en la presa Zaza que es la que más aporta, entonces aumentarían las elaboraciones y, por ende, las distribuciones para la venta liberada. Claro que nunca será suficiente, pues del pescado se sustentan hoy muchas más familias espirituanas que no pueden pagar por una libra de cerdo 250 pesos o 600 por un cartón de huevos.
Sin embargo; volvemos al mismo punto de partida, es decir, los coleros y revendedores que convierten la necesidad y las limitaciones de recursos del país en su negocio ilícito, del cual viven descaradamente sin el menor reparo o les imponen a otras personas, que al no poder acceder a las colas y tener necesidad de adquirir estos alimentos, pagan el sobreprecio que ellos le incorporan al producto acabadito de salir de las pescaderías del Estado.
Esperemos que los organismos encargados de controlar y hacer cumplir lo que establece la Ley y que los inspectores hagan acto de presencia en estos escenarios, pero no cuando alguien los convoque, sino de una forma más sistemática; solo así, Rodolfo, el jubilado que varias veces ha intentado comprar pescado en esta unidad de la Feria, pueda hacerlo sin tener que pagarle a un individuo la demasía que le impone.
Es triste que la medida de utilizar la libreta no la sepa un directivo de esa empresa. Sin comentarios
Cuando no hay abundancia no se puede soñar con ella, hay que recurrir a otros métodos de racionamiento, lo que sucede es que si para hacer algo hay que esperar la orden de arriba entonces si que vamos a demorar arreglar un poco las cosas y lo que va a decir la poblacion con realismo es que a la Empresa Comespir le falta realizar una buena organización de su venta de pescado porque no hace lo que sea necesario para cumplir con su misión social, sino que esta dandole todo el espacio espacio a abusadores y especuladores con el sacrificio de los trabajadores.
Pque lo unico que funciona es una economia libre donde se vea la abundancia , lo demas es patada de ahogados.