Ni el mismo Ciro González, un hombre que ha visto fútbol de todos los tamaños, recuerda un saldo peor. “Como este ninguno, ni en provinciales”, dice tajantemente quien jugó y entrenó en elencos locales.
Y es que cualquier calificativo se queda corto para evaluar el papel del once local en el Torneo de Apertura de la versión 105 del Campeonato Nacional. Solo después de casi 1 100 minutos, contados los extras de los descuentos, los yayaberos anotaron el único gol, una diana de Carlos Borroto que se “pavoneó” para entrar a la portería en el penúltimo partido, el cual casi se convierte en el único triunfo. Pero apenas sumaron dos puntos, por dos empates, 12 derrotas, un gol a favor en más de 1 260 minutos y ¡31! en contra para terminar en el último lugar de todo el país y el único que no ganó.
Enfría los pies… y los huesos. Mucho más los del director técnico Yoelvis Castillo Carmenate. “Hay que buscarla, pero como esta racha no debe haber en el mundo”. Lo dice con una mezcla de pesar y contentura, aunque cueste creer la última, por más que él lo adelantara antes del torneo: “La línea de ataque es más carente”.
Para quienes no entendimos bien su sentir, explica: “Las estadísticas y resultados no acompañan lo que se hizo dentro del terreno; pese a la juventud de los muchachos, de las deserciones por diferentes motivos de jugadores de experiencia, batallamos con muchachos inexpertos en torneos de primera categoría, jugamos con juveniles a los que cuando llega la pelota al área les falta mucho tener esa paciencia, esa claridad de anotar, pero hemos llegado. Estoy contento con ese manejo de la pelota, con la forma de accionar el equipo, trabajamos bastante bien en salida y defensa, pero el gol, que es con lo que se gana, no llegó. Hay errores de pensamiento técnico-táctico y el apuro, el desasosiego, las ganas y la intensidad con que juegan nos cuestan goles. Contento con el portero salido del juvenil, quien tuvo acciones buenas, aunque otras costaran partidos. Hasta cierto punto se preveía porque la zona de ataque era la más débil, con los más novatos, que no son de EIDE, ni de la pirámide, sino de los interbarrios; me preocupaba, pero nunca pensé que por la forma y las estadísticas de la cantidad de veces que llegamos a zona de ataque no fuéramos a meter un gol”.
¿Dónde termina la alegría y empieza el conformismo?
“No es conformismo —se defiende—, es reconocer las horas de sol, de esfuerzo en el terreno con un equipo que con tantas debilidades haya trabajado como lo hizo, en varios lugares nos felicitaron el público y el contrario por cómo se entregan, cómo se trabaja, pero hay que anotar. Estoy insatisfecho con el resultado, terminamos con 17 atletas, desde el décimo partido comenzó la debacle de varios que se fueron, algunos fuera del país; insatisfecho con jugadores de experiencia que se bajaron del barco muy rápido y choca, porque veníamos con un trabajo de tiempo, nos quedamos con tres de experiencia, pero en la zona defensiva”.
A Pedro González, quien se desempeñó por años como portero y hoy es el comisionado provincial, también le chocó: “En años como jugador nunca tuvimos un desempeño tan malo como este, increíble, algo difícil para el fútbol espirituano, pero hay que saber que jugamos con muchachos de 19 y 20 años”.
Del césped hay que levantarse ya y eso intenta la familia futbolística. “Hay que renovar el equipo, el cuerpo de dirección —anuncia el comisionado—, hace un tiempo que no contamos con un goleador, trabajamos a ver si aparece desde las categorías pequeñas”. Por ese medio campo anda también Castillo, quien adelantó su salida como director: “Hay que trabajar con esa generación que pinta bien, pero vamos a ver cómo aguantamos los muchachos, muchos se van para el servicio”.
Es verdad que, aunque la defensa tampoco estuvo de aplaudir, la tarjeta roja es para los “atacantes ausentes” que habrá que fabricar. Y habrá que escuchar la visión de Ciro, quien sostiene su teoría del valor del delantero: “Estos muchachos tienen una deficiencia en el final de la jugada muy grande, tienen que tener un líder anotador que aquí siempre ha existido: Andrés Pérez, Sebrango, Ariel Martínez, Zaneti, Franco. Tienen que tener el valor del delantero: que sepa definir jugadas, que desde que entre al terreno sea con egoísmo para anotar, decir voy pa’llá y voy a meter el gol y si tengo la oportunidad no se la doy a nadie; ¡ah!, ¿hay que dársela a otro porque está más fácil?, la coge, pero cuando se me dé a mí tengo que anotar yo y prepararme para cuando me caiga la pelota en los pies saber lo que voy a hacer, el delantero es para el gol”.
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