Iderico Gerabelt Rodríguez fue uno de los primeros en ejercer su derecho al voto en la mañana de este 25 de septiembre, porque considera importante para Cuba votar, y hacerlo temprano.
Al Colegio Electoral No. 2 de la Circunscripción No. 15, perteneciente al consejo popular Parque del municipio de Sancti Spiritus, y ubicado en la calle Panchito Gómez Toro, llegó con los mismos bríos con que anda y descansa la ciudad muy a pesar de sus 95 años. Pero esta vez lo movía un entusiasmo especial, debido a la ocasión.
Escambray, que lo tiene bien cerca por residir en el mismo CDR que la reportera con quien conversa ahora, sondea su opinión y consigue argumentos peculiares.
Bien temprano, desde la hora del café, podía escuchársele decir a los restantes miembros de su familia que fueran a cumplir con el deber cívico de votar sobre el Código de las Familias, que este domingo se lleva a referendo.
“Yo sí lo aprobé, porque yo entiendo que esto es más bien pa’ beneficio de nosotros, los de esta edad”, confiesa, e inmediatamente apuntala su decisión:
“Yo veo que con este código se está queriendo que si estoy, digamos, en un lugar o institución, ellos llaman a la familia y tienen que recogerme y atenderme. Yo entiendo que eso está muy bueno y que es una cosa muy humana.
“Todo lo que he oído por la televisión sobre el código para mí está correcto, es en beneficio de personas en edad como la mía. Y también para los niños; he oído decir de no maltratarlos y cuidarlos un poquito mejor”.
¿Entonces considera que este nuevo código podría ayudar a una mejor familia cubana?
“Cómo que no. De bastante ayuda. Por eso yo fui a votar, porque dije: eso es beneficio para nosotros.
“Me gusta mucho el orden, que se trate a las personas como deben de tratarlas y que nadie tenga problemas con nadie; me gusta llevarme bien con todo el mundo, no ofender a nadie; para qué, si somos humanos todos? pues vamos a llevarnos mejor.
“Soy amigo, dentro de mi familia, de no discutir, sino de llamar, explicar, aconsejar. Y confío en que sí se apruebe el código, si yo mismo voté pa’ que se aprobara.
Sentado en un escalón frente a su casa, dicho esto ríe a carcajadas, con esa risa sana, tan suya, que siempre en la calle San Ciriaco y sus inmediaciones suscita alegría, porque de Iderico Gerabelt Hernández, el patriarca del hogar que aún comanda, nadie tiene que decir más que cosas buenas.
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