“Después de la caída de hace unos años sigo caminando con dificultad, pero siempre tratando de llevar la Revolución hacia delante”, así inició Aida Noris Gutiérrez su diálogo vía telefónica con Escambray; una mujer de 86 años, capaz de imponerse a los impedimentos personales cuando el deber social toca a su puerta.
“Ya voté por el sí”, se apresura en aclarar, y sin esperar preguntas, tomó las riendas de la conversación. “No podía quedarme en Santa Clara —la ciudad natal y donde estuvo tres meses junto a la familia—, le dije a mi hija: ‘tengo que irme’; y vine el lunes para Jobo Rosado porque tenía que dar mi voto aquí”, declaró.
“Esta es mi tierra, te aseguro que estoy enamorada de Jobo Rosado; también soy presidenta de un CDR y tenía que estar aquí para seguir de cerca este proceso. Mire, puedo caminar poco, pero le juro que si no me traían la boleta a la casa me hubiera ido para el colegio de alguna manera, pero no iba a dejar de dar mi voto por este Código, que se ha ampliado y está muy bien para todo el mundo; además, como anciana me siento representada y protegida”, subrayó.
Desde la sala de su casa y a través de la persiana, Aida Noris ha seguido el desenvolvimiento del referendo en el poblado, un asentamiento a medio camino entre Meneses y Las Llanadas, donde los vecinos acomodaron hoy sus labranzas agropecuarias para ir al colegio y participar en el referendo que pone bajo escrutinio popular la aprobación del nuevo Código de las Familias.
“He seguido todo el movimiento desde la casa, desde por la mañana lo que se comentaba era: ‘a votar temprano’, y la gente está participando en el referendo con mucha disciplina; fíjate que ha estado lloviendo y veo que la gente llega al colegio electoral”, relató. Aida Noris Gutiérrez, nacida en la ciudad de Santa Clara, tiene a Jobo Rosado anclado en sus venas, desde que con apenas 22 años se enroló en la Campaña de Alfabetización y devino a la postre en la alfabetizadora de los guajiros que por aquel entonces habitaban el pobre y olvidado caserío.
“Por nada del mundo me iba a perder estar en este día tan importante en Jobo Rosado, el lugar que cuando llegué en 1961todo era pobreza y casas de guano con pisos de tierra, prácticamente abandonado. Hoy tenemos dificultades, pero es mucha la diferencia entre aquel caserío y la comunidad de ahora. Sepa que este día me hace muy feliz”, expresó.
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