La producción de alimentos constituye una urgencia en Cuba. El Estado y el Gobierno la incentivan por diversas vías, incluidas distintas modalidades de financiamiento a través de créditos bancarios que los productores agropecuarios no siempre aprovechan lo suficiente, quizás por desconocimiento, por temor a asumir una deuda con el Banco o quién sabe por cuáles otras razones.
¿Qué beneficios representan estos préstamos?, ¿cuáles requisitos deben cumplir los interesados?, ¿por qué los porcicultores no solicitan estos financiamientos?, ¿cuáles inconformidades quedan pendientes?, ¿existen muchos productores mala paga en Sancti Spíritus? Escambray se acerca al tema a través de las respuestas de Luis Castro, jefe de departamento de Banca Agropecuaria en el Banco de Crédito y Comercio del territorio.
“El Banco de Crédito y Comercio está ofreciendo a los productores agropecuarios diferentes modalidades de financiamiento a través de créditos bancarios. Cada cultivo tiene sus especificidades, su ficha de costo, no es lo mismo una plantación de plátano que de yuca, algunas llevan más gasto y más inversión.
“De todos los gastos que el productor va a tener para obtener una producción y comercializarla, el Banco financia hasta el 80 por ciento de los ingresos futuros que va a alcanzar. Por ejemplo, si va a obtener 100 000 pesos por una producción puede acceder a crédito por un nivel de 80 000 pesos, de acuerdo con la ficha de costo. Estamos tratando de garantizar que la producción de alimentos no se sienta afectada por no poder acceder a fuentes de financiamiento”.
¿Cuáles constituyen los beneficios que más recientemente ha puesto el Estado sobre la mesa con estos préstamos?
Existendiferentes opciones para obtener estos créditos, incluso el fondo de fomento agrícola, cuyas tasas de interés son muy bajas: del 1.5 por ciento para los créditos de producción y del 2 por ciento para las inversiones.
Los otros créditos también tienen beneficios porque el presupuesto del Estado asume el 50 por ciento de los intereses. Incluso a veces más, porque si se trata de una tierra en usufructo con marabú y tiene que hacer el desbroce en 15 años, asume el 70 por ciento y si es para marabú pesado para pagarlo en 20 años, asume todo.
¿Qué significa ese beneficio del 50 por ciento que asume el Estado?
Si el campesino tiene que pagar por el crédito que pidió, digamos 50 000 pesos de interés, solamente va a asumir 25 000, la otra mitad la paga el presupuesto del Estado. Si el Banco le presta 100 000 pesos, esos sí tiene que devolverlos, pero no el total de los intereses, sino la mitad de estos.
Además, a quienes se les entregan estas tierras en usufructo en los tres primeros años de producción están beneficiados con una tasa de interés de un tres por ciento, en vez de un cinco o un 4.5, como el resto de los campesinos. Al final lo que pagan es un 1.5 por ciento. A los muchachos que trabajan en el Ejército Juvenil del Trabajo o salen del Servicio y se les entregan tierras tampoco se les pide garantía adicional, solo la sesión de los ingresos futuros que van a obtener por sus producciones.
También, en el caso de las producciones aseguradas se le aplica una bonificación a la póliza del seguro ascendente al tres por ciento de lo que debe pagar el productor. Ahora salió una nueva resolución que amplía incluso las producciones beneficiadas con estas tasas de interés, por ejemplo, se incluye la caña.
¿Qué requisitos exige el Banco a los productores para acceder a estos préstamos?
Solo se exige la tenencia de la tierra, el modelo de solicitud del crédito —para qué lo quiere y la cantidad de área que va a utilizar—, si el cultivo lleva Seguro se le exige la póliza, y la ficha de costo, es decir, cuánto va a gastar para producir una hectárea y así poder calcular el monto de dinero que se le puede otorgar.
Esto es igual para un usufructuario, campesino, cooperativa o UBPC. También se solicita el contrato de comercialización de la producción que va a obtener, el cual se ha flexibilizado enormemente porque ya no es solo con Acopio, puede ser con otras formas de gestión. Casi siempre hacemos una visita previa a la finca para ver las condiciones que tiene. Hay casos a los que el Banco exige garantía, en dependencia de las características del productor, pero si es bueno tiene abiertas las puertas del Banco.
¿Y los intereses a pagar resultan iguales para todos?
De acuerdo con el ciclo del cultivo: créditos de hasta 18 meses la tasa de interés es 4.5 por ciento en el año y cuando son créditos a mediano y largo plazo la tasa de interés puede rondar alrededor del siete al nueve por ciento.
Sin son producciones de las contempladas en la Resolución No. 173 y la complementaria que salió este año —boniato, malanga, yuca, plátano, papa, tomate, arroz, maíz, frijoles, sorgo, soya, carne de cerdo, de ganado ovino, caprino, cunícula y para la ganadería vacuna, bufalina y avícola—, la tasa de interés está beneficiada con lo del 50 por ciento. Prácticamente no quedan producciones que no estén beneficiadas con tasas de interés”.
¿A estos préstamos puede acceder tanto el sector privado como el estatal?, ¿cuál de ellos ha pedido más dinero?
Todos pueden solicitarlos. Las empresas estatales nos piden mucho más dinero, pero más bien son créditos de comercialización, no para la producción. Los cultivos que más se han beneficiado con estos préstamos son el arroz, la ganadería, el plátano, la yuca y el boniato”.
Pero los créditos otorgados para la tan ansiada producción porcina resultan bien escasos.
Antes éramos una de las provincias que más créditos teníamos para los porcicultores, pero ahora eso está deprimido porque no existe forma de garantizarles un nivel de pienso. El pienso de crecimiento es fundamental y en estos momentos por la falta de disponibilidad de divisa en el país no ha sido posible comprarlo. Hasta ahora son muy pocos los que han solicitado créditos. Aunque esta es una de las producciones que más necesitamos no procede porque se les encarece mucho la producción.
La ganadería vacuna se ha deprimido y ha retrocedido últimamente, ¿qué beneficios obtienen los ganaderos con estos financiamientos?
Los ganaderos tienen los mismos beneficios que cualquier otra producción de alimentos, se benefician con la tasa de interés. Normalmente es de un 4.5 por ciento, si son pagaderos antes de los 18 meses; y si es una inversión es del siete al nueve por ciento, igual que el resto de las producciones. Hemos otorgado muchos financiamientos para la ganadería.
En general, ¿cómo valora la aceptación de estas opciones en el territorio?, ¿considera que se aprovechan al máximo?
Pudieran aprovecharse mucho más. Pero se están aprovechando, ya en estos últimos meses ha habido un incremento en las solicitudes. Cuando empezó la Tarea Ordenamiento los campesinos estaban bastante cautelosos porque las fichas de costo no estaban bien definidas y no iban a sembrar una producción para luego tener pérdida.
Con el tiempo esto se ha ido limando, los primeros seis meses fueron muy críticos, prácticamente ningún productor pedía créditos, pero ya este año se ve el incremento. La cartera de préstamos en el sector campesino y cooperativo prácticamente se ha duplicado.
¿Cuáles inconformidades quedan pendientes para acceder a esta ventajosa posibilidad?
Existe una inconformidad general en la mayoría de los cultivos: dadas las condiciones climatológicas de Cuba, hay que pedir el seguro y los campesinos no se ven incentivados a ello, cuestionan si el seguro cubre o no las afectaciones.
Pero todo está en correspondencia con la agilidad que tenga el propio productor en detectar la afectación que sufre su cultivo y personarse en la empresa de seguro para que lo revise porque pasados 15 días no lo van a indemnizar. Si no aseguran los cultivos no podemos otorgar el préstamo, a no ser a los productores ya establecidos, que tengan otras fuentes de financiamientos u otras garantías líquidas.
¿Cómo marcha la recuperación de estos préstamos?, ¿existen muchos productores mala paga en Sancti Spíritus?
Del total de la cartera de préstamos que tenemos, que ronda los 3 200 millones de pesos, solamente el 0.26 por ciento no ha pagado. Hoy, con el tratamiento que se les dio a las bases productivas —UBPC, CPA y CCS—, no tenemos ninguna con deudas vencidas. En el caso de las empresas solo tenemos una, que es el Centro Provincial de la Música por la situación de la pandemia, que ha estado muy deprimido su trabajo porque no hay espectáculos.
En cuanto a los campesinos, el 7 por ciento de la cartera de préstamos no se ha logrado recuperar. Somos la segunda provincia con mejor resultado en el país, pero eso ha llevado un esfuerzo extra para la recuperación de esos préstamos, sobre todo porque no siempre tenemos transporte para visitar a los campesinos. Los incumplidores siempre están entre 160 o 180, pero de ellos hay un grupo de alrededor de 60 que son críticos, que llevan más de cinco años sin pagar. Esos se podrán poner bravos, pero no van a tener derecho a solicitar nuevos financiamientos porque lo primero que tiene que tener un productor es la vergüenza de pagar lo que pidió.
¿Qué opciones aplican con los deudores para que paguen?
Visitarlos, crear nuevos compromisos de pago, restructurar el crédito, ver con qué producciones lo pudieran saldar y al final, si no nos queda otra opción, llevarlos a los tribunales.
Porque hay que visitarlos para que paguen los recalcitrantes. El banco tiene todos los mecanismos económicos para exigir y hacer cumplir. No entiendo nada. Si es un particular que incumple algo de un crédito. Por favor.
La banca cubana ha perdido el cuidado y el interés que paga anualmente a las miles de cuentas de ahorro fijas que se han devaluado como resultado de la elevada inflación, lo que ha propiciado que, si antes era un incentivo tener ese dinero en el banco hoy las condiciones no estimulan la permanencia y existencia de esas cuentas que son millonarias lo que provocará el cierre de muchas forzosamente por las circunstancias y la salida de esos millones que hoy el estado tiene circulando, agravando con ello el estado inflacionario. Hay que reevaluar el interés de pago y elevarlo para lograr que la clientela pueda solventar como antes aunque sea algunos de los problemas de la vida cotidiana.
El resultado de esta política crediticia sólo se podrá valorar como positiva si los beneficios productivos Y sociales a corto plazo son palpables. Cuántos años esperar por los que no pagan? Algunos probablemente no estén ya ni en Cuba.