Dicen que para entrar a su oficina nunca ha habido demasiados protocolos, que caminar por el bosque, ir a donde están sus trabajadores y compartir con su familia, son sus mayores placeres; a sus 65 años, múltiples obligaciones y un historial difícil de pasar desapercibido, a María Elvira Dávila Viamontes le sobran fuerzas para seguir creando.
Ni por asomo, se cree aún el título honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba; es un compromiso que voy a honrar cada día y solo quiero que me dé el aliento suficiente para continuar porque María Elvira no solo es la directora de la Empresa Flora y Fauna Sancti Spíritus, es una federada, una cederista, una mujer de la Defensa, dice y basta mirarla para aquilatar sus ganas de hacer.
Siempre tuve ese deseo de hacer, y lo mantengo hoy, pero a mis compañeros jamás les doy una tarea sin saber a ciencia cierta si es posible cumplirla, sin estar con ellos, puesto que para poder controlar y ser exigente es necesario superarse constantemente, prepararse, y saber escuchar, refirió a la ACN sin descuidar todo cuanto acontece en la entidad.
De sus padres y de sus hermanos, en el seno de una familia humilde de la Gloria, en un paraje casi desconocido de Yaguajay, en la provincia de Sancti Spíritus, esta economista de profesión aprendió su amor por la Revolución, su respeto por los demás, su pasión por lo bien hecho, su capacidad para aglutinar a todos y asumir cualquier reto, por muy arriesgado que parezca.
En 1989, aseveró, por una decisión del municipio, comencé a laborar en el departamento de Contabilidad de lo que entonces era la Unidad de Flora y Fauna Jobo Rosado, tenía 31 años y aquí había muchos problemas; sin embargo, me enamoré del lugar y sentí que era donde debía estar.
Por esa tenacidad tan suya, en el 2006 llegó a la dirección de la entidad que recibió la condición de Vanguardia Nacional por 29 años consecutivos y la Orden Lázaro Peña de segundo grado, que es ejemplo de lo que puede hacerse en la conservación del medio ambiente y en la diversificación, que jamás se cruzó de brazos cuando la COVID-19 azotó con fuerza y que ejecutó inversiones millonarias en un 2021 muy complicado.
Asumimos el desafío de conducir los destinos de Flora y Fauna en una etapa compleja, aseveró quien evita las críticas en público y la burocracia, y a finales del 2008 ya había resultados y eso es algo que me marcó como cuadro porque en estos predios siempre digo que no existe el yo, es un equipo y en él están el sindicato, la administración, el Partido Comunista de Cuba, la juventud.
Constituir una empresa fortalecida fuera de la capital provincial, con 11 Unidades Empresariales de Base diseminadas por toda la geografía espirituana, es otro reto y María Elvira lo sabe mejor que nadie.
Quienes llegan a sitios como Rancho Querete, uno de los principales atractivos para la práctica del turismo de naturaleza en el norte del territorio, difícilmente pueden permanecer ajenos a las bellezas del lugar y al empeño puesto en cada detalle y es que desde hace mucho tiempo en Flora y Fauna se desterraron la chapucería y la inercia.
Me gustan las cosas bien hechas, que los trabajadores encuentren motivaciones para estar en sus puestos y además casi todas las unidades están en asentamientos rurales que también hay que atender, subrayó María Elvira y en su voz se trasluce el sentido de pertenencia.
A su familia vuelve una y otra vez a lo largo de la conversación como los seres imprescindibles que son: a la de sangre –a su madre de 104 años, a sus hijas, al esposo- y también a la otra que ha sabido tejer con el tiempo –a sus vecinos, a sus compañeros de labor.
Emprendedora, inconforme por excelencia, revolucionaria cabal, esta mujer aseguró seguir siendo una guajira sencilla y modesta, agradecida de su pueblo y de Cuba, de su familia toda; una constante aprendiz que se deberá siempre a la Patria.
Felicidades heroína. Estamos comprometidos a seguir tu ejemplo.