La misma tenacidad y fuerza invasora del marabú encontrado por el equipo impulsor de Viaje infinito, obra de arte monumental que emerge a un lado de la Autopista Nacional, han echado por tierra los obstáculos objetivos y subjetivos de un proyecto sin precedentes en el país.
“El avance es lento, pero significativamente por el contexto que estamos viviendo es rápido”, define a semejanza de un trabalenguas, Wilfredo Prieto, uno de los más importantes creadores contemporáneos cubanos y quien, desde hace casi una década, sueña con ubicar muy cerca de su natal terruño Zaza del Medio una pieza inscrita en la corriente mundialmente conocida como Land Art.
En un área de 49 hectáreas, donde solo habitaba una tupida maleza, en la zona norte del kilómetro 339 de la gran carretera, muy cerca de donde se acaba, en Taguasco, se ha necesitado del ingenio y apoyo de muchas personas.
“Nació en las circunstancias más difíciles con la covid y en el medio de una crisis que cada día es mayor a nivel internacional y de la que, por supuesto, Cuba no escapa. Estuvimos básicamente un primer año en el medio de un freno bastante grande por varios motivos. Primero fueron las lluvias del 2021 y luego las maquinarias de la Empresa Provincial de la Construcción las trasladaron a otras obras. Por suerte, ya se reactivaron las labores.
“Ha sido posible gracias a la unión del Gobierno con el proyecto; además de las soluciones que hemos ido dando sobre la marcha. Por ejemplo, si se rompe una pieza, los propios conductores de cada maquinaria las han arreglado o si no salimos a buscarla en donde creamos que pueda estar. Se dan empujones como cuando se suben escalones”.
Gracias a la constancia de Wilfredo Prieto, quien no ha depuesto en todo este tiempo su espíritu creativo y hace pequeña la distancia entre La Habana, donde reside, y Zaza del Medio, así como el resto de los miembros del proyecto, hoy ya es posible caminar por una superficie libre de ondulaciones desde la entrada del lugar hasta donde estará emplazado el símbolo matemático infinito con un kilómetro de distancia desde cada extremo y 200 metros de ancho.
“Ya contamos con el mirador, la oficina que todavía está a un pequeño porcentaje de terminar y la garita de los custodios. Estamos iniciando también la construcción del cine y después vamos a construir un pequeño comedor”.
La idea original: erigir sobre el virgen terreno una autopista real, con cuatro vías de circulación con los estándares internacionales de la construcción civil y un paso elevado que permite la circulación en ambas direcciones, ha cambiado un tanto en todo este período entre papeles y labores en el terreno, a fin de que la propuesta abrace las particularidades de su entorno.
“Hemos buscado variantes. Por ejemplo, estamos haciendo techos de guano en las oficinas y en las salas de los custodios. Se ha convertido en una alternativa estética que le va a dar un sentido mucho más orgánico al aprovechar los materiales realmente locales. Creo que todo, si está bajo un buen diseño, puede favorecernos”.
Sin tiempo aún para conocer cuándo se podrá disfrutar de la obra en todo su esplendor, tanto Wilfredo Prieto como el resto del equipo que le sigue en esta aventura no se ponen de espaldas a toda buena idea que adecue a Viaje infinito a su objetivo: dialogar, coexistir y oxigenar todo su entorno.
“Por su complejidad nos va a llevar mucho tiempo. Siendo optimista pienso que en dos años podríamos terminarla, pero no lo sabemos a ciencia cierta. Por eso, continuamos en la reforestación de la zona y creando actividades. Es un proyecto vivo, incluso no solo como proyecto cultural, sino también como empresa, porque nuestro trabajo mira la autogestión. Es una empresa que se va a dedicar al mantenimiento. Los ingresos que va a generar van a crear una economía circular. Así no solo mantendremos los salarios de la fuerza laboral interna, sino que con las utilidades podremos comprar nuevos árboles que ayuden a mejorar la zona”.
Desde ya, esta idea nacida de un joven hijo de Zaza del Medio ha logrado sumar a unos cuantos vecinos de las comunidades más cercanas. Su conclusión generará empleos en una zona rural, donde lo más frecuente es laborar la tierra en tiempos de zafra.
“Creo que necesitamos sentirnos útiles y echar para adelante. El trabajo no es solo una cuestión de obligación, sino también una necesidad por la propia satisfacción personal. Eso nos ha impulsado a buscar variantes de cómo avanzar”.
Un día Viaje infinito ubicará el kilómetro 339 de la Autopista Nacional entre lo más significativo de las artes visuales del país, con unas cuantas miradas internacionales. No solo aunará a la crítica y experticia, sino que pudiera convertirse en cátedra para transformar nuestras relaciones con los contextos naturales, en busca de vínculos menos perjudiciales y desde la sostenibilidad.
Idea quijotesca que avanza en época de crisis económica y social. Chocará con muchos obstáculos pero los superarán si todo el equipo trabaja unido para lograr el objetivo y la meta que se han propuesto. Aprovechar materiales locales como el guano para los techos de algunas instalaciones son soluciones innovadoras para el proyecto. Les deseo éxitos a Wilfredo y su gente. Los zazeños, esprituanos y cubanos en general lo agradecerán.
Esa obra monumental. Al terminarse tendrá un atractivo turístico de cuyo valor intangible. Se favorecería Sancti Spiritus cómo villa fundacional. Y Zaza del Medio. Cómo fuente de empleo. Hacia una industria cultural basada en la economía circular
. Gracias al artista que no ha olvidado sus raíces