La hepatitis aguda no es una enfermedad clínica nueva; lo que sí ha sido novedoso es la tórpida (que reacciona con dificultad o torpeza) evolución descrita en pacientes pediátricos presuntamente sanos, o sea, la pronta aparición de los síntomas y su evolución hacia formas más graves de la dolencia, explicó, en exclusiva a Granma, la doctora Lissette López González, jefa del Grupo Nacional de Pediatría, quién destacó, además, que hasta la fecha en Cuba no se ha diagnosticado ningún caso de este tipo de hepatitis.
El 5 de abril, recordó, ocurrieron los primeros reportes en el Reino Unido, y actualmente se acumulan cerca de 300 casos en todo el mundo, y más de una veintena de países tienen reportes de hepatitis infantil aguda, de causa desconocida. Además, en algunos de estos pacientes, dada la gravedad de la dolencia, ha sido necesario recurrir a trasplantes hepáticos, aseguró.
Dentro de las naciones con un mayor número de casos, se encuentran Reino Unido, Italia, España, Dinamarca, Irlanda, Países Bajos, Noruega, Francia, Austria, Bélgica, Alemania, Polonia, Rumania, EE. UU. y Argentina, detalló.
«Nuestro sistema sanitario, desde las alertas que ha hecho la Organización Mundial de la Salud, ha comenzado a prepararse, a partir de los conocimientos y programas nacionales que existen sobre el manejo de la hepatitis, y así reforzar la vigilancia ante la posible aparición de casos en el país».
La principal fortaleza de este plan de vigilancia, comentó, es que tenemos un sistema de Salud accesible, universal, que funciona como un engranaje, desde la atención primaria hasta los niveles secundarios y terciarios de atención.
Recordó, además, que en Pediatría el manejo de las situaciones de salud tiene características especiales, pues no solo interactúan los pacientes y el personal asistencial, sino que tiene un tercer eslabón importante, que es la familia. La detección precoz de esta enfermedad resulta vital, pues acorta los tiempos de abordaje y minimiza las complicaciones asociadas, agregó.
«Entonces, el mensaje es un pedido a reforzar la higiene de las manos, de los alimentos; beber agua segura; así como lograr un ambiente sano para prevenir las infecciones de cualquier tipo, ya sea en el hogar, en la escuela y en la comunidad», alertó la experta.
Las manifestaciones clínicas de esta patología, abundó, son fácilmente identificables: coloración amarilla de piel y mucosas (ictericia), pérdida de apetito, decaimiento, síntomas gastrointestinales como vómitos, diarreas y dolor abdominal, orina oscura, heces fecales claras y fiebre, aunque este último síntoma en menor medida.
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