Tan parecido al mismo espíritu optimista de los cubanos, la celebración del Primero de Mayo en la isla caribeña constituye una tradición. Una jubilosa y compacta marcha desborda las calles de voces y colores; codo a codo el pueblo se abraza y se fortalece.
Desde niños nos atrapa el entusiasmo de los preparativos de cara a la fiesta proletaria; los más pequeños confeccionan las cadenetas, carteles y banderas que cuelgan en los balcones y fachadas. Los mayorcitos flotarán en ese mar que fluye hasta las calles y las plazas, a veces sobre los hombros de papá para no perderse ningún detalle.
Los jóvenes viven la marcha desde otra perspectiva; avanzan con su paso arrollador y esparcen su energía y sus luces en el extenso recorrido. Por estos días, Maylín Peña Moreno y Vladimir Pomares Medina desempolvan vivencias propias y colectivas, pero ahora en su nuevo rol como dirigentes sindicales.
La organizadora del secretariado de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en Trinidad piensa en el desfile y se emociona: “Son muchos días imaginando cada detalle; queremos que sea una concentración masiva del pueblo y de la familia, donde participen los niños, los adolescentes y hasta los adultos de la tercera edad en plenas facultades. Es una experiencia extraordinaria porque después de dos años de pandemia volveremos a tomar las calles para revivir el colorido y el entusiasmo que nos distingue”, comenta a Escambray la dirigente obrera que asumió la responsabilidad en enero pasado.
Con 33 años, Vladimir Pomares Molina se desempeña como secretario del buró sindical Civiles de la Defensa en el Complejo Topes de Collantes. Ante la propuesta de sus compañeros de trabajo, aceptó la tarea “porque nunca he sentido temor; lo más positivo de mi desempeño ha sido la capacidad de dar el paso al frente; esa es la actitud de un joven revolucionario en estos días”, asegura.
Maylín procede del sector de la educación, la ciencia y el deporte, donde cultivó los valores que según ella no pueden faltarle a un líder sindical: la ejemplaridad y la sensibilidad para ponerse en el lugar de los otros. “Mi experiencia en el movimiento obrero -confiesa- no pasa de dos años y seis meses, pero me he enamorado de este trabajo y no pienso defraudar a quienes confiaron en mí”.
Para Vladimir, ganarse el respeto del colectivo resulta una de las más grandes satisfacciones. “Represento a más de 2000 trabajadores. Es una responsabilidad tremenda, pero no me siento solo, tengo la guía de muchos compañeros valiosos, del consejo de dirección; eso me ha permitido aprender, ampliar mis capacidades y mantener los resultados”, manifiesta el joven que agradece todas las oportunidades de superación profesional.
“Para mi es una experiencia extraordinaria la de participar en toda la organización del desfile”, dice Maylín mientras puntualiza con Vladimir y otros dirigentes sindicales los puntos de concentración, la propaganda y cuanta iniciativa haga brillar la marcha. “Nuestros trabajadores irán de blanco, rojo y azul en alusión a los colores de la bandera. Tenemos listos los carteles y las consignas. Es un orgullo encabezar el bloque del sindicato de Civiles de la defensa”, agrega el joven.
Desde sus responsabilidades, ambos la dan nuevos aires al quehacer del movimiento obrero en el sureño territorio que irá a las calles y a la plaza ante el llamado de unidad por Cuba. “Siento mucha satisfacción de participar en el desfile, y quiero compartir un mensaje con los jóvenes, que no se den por vencidos, que nunca se rindan y aporten sus conocimientos”, expresa Vladimir; y su compañera lo respalda: “Este Primero de Mayo vamos a hacer temblar la tierra en Trinidad”.
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