Entre informes y reuniones, más de una vez ha colado sus “compromisos” con la prensa. El periodismo espirituano necesita de él tanto o más que el primer día, cuando asumió las riendas del Hospital Provincial General Camilo Cienfuegos. Para entonces, tamaña responsabilidad lo condujo a no pocos encontronazos ante indisciplinas de toda índole. Tras varios años en la función, su capacidad de liderazgo lo llevó a librar contiendas superiores.
Por más de un lustro como timonel de la Salud Pública en la provincia, el también diputado al Parlamento cubano confiesa a Escambray su otro yo: el del ser humano detrás de los cargos; de su profesión. Visiblemente nervioso, agitado como su día a día, hace un hueco en la apretada agenda para repasar, con palabra sincera, los duros momentos de la covid en Sancti Spíritus.
Doctor, dos años se cumplen de la entrada a Cuba de la covid por el municipio de Trinidad. ¿Cuánto ha sucedido hasta este minuto?
“El 11 de marzo de 2020 el Noticiero Nacional de la Televisión Cubana anunció los primeros casos importados. Tres turistas italianos arribaron al polo trinitario con sintomatología de la enfermedad y, de inmediato, en horas de la noche, nos presentamos en el municipio.
“Un equipo de trabajo desafió la madrugada. Con conocimientos teóricos muy primarios para la complejidad del momento y mucha incertidumbre, dispusimos el traslado de los extranjeros hacia el IPK —Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí—, como indicaba el protocolo de sanidad determinado por la dirección del país”.
Las siguientes acciones consistieron en la realización de controles de foco, es decir, de evacuaciones a todos los contactos directos de los contagiados. El día 25 de marzo apareció el primer caso autóctono derivado de la contaminación del hostal donde ellos se encontraban: la auxiliar de limpieza.
Así comenzaron de a poco los casos en la provincia y en Cuba. En unos momentos, más controlados; en otros, más dispersos. La rutina de trabajo se fue estableciendo sobre la marcha. A pesar de las tensiones, el 2020 transcurrió “tranquilo”, si es que así puede compararse con lo que vino después: un 2021 que disparó los picos pandémicos.
En los meses de agosto, septiembre y octubre de ese año, el sistema espirituano de salud colapsó ante la afluencia de personas a los cuerpos de guardia de la atención primaria y secundaria, entiéndase policlínicos y hospitales. La realidad vivida en Wuhan (China), Lombardía (Italia) y Nueva York (Estados Unidos), por solo mencionar algunas de las ciudades más afectadas en el mundo, tocó a nuestra puerta. Pero la muerte de un solo coterráneo se siente tan dolorosa en nuestro patio como la de millones en el mundo.
Con mirada fría, ¿cree que se pudo evitar esta crisis del sistema sanitario?
“Ningún sistema de salud del mundo se prepara para enfrentar una epidemia de esta complejidad por su alta transmisibilidad y letalidad. El miedo real de muerte llevó al hacinamiento en los centros de salud. Ni hospitales de campaña, centros de aislamiento, puntos de control para la realización de test rápidos y PCR, entre otros, controlaron el millar de enfermos por día que llegamos a alcanzar.
“Nosotros registramos más de 4 000 capacidades hospitalarias en un día, durante el tercer trimestre del pasado año. Abríamos y abríamos, y el paciente allí, listo para ingresar. De igual manera sucedió con la edad pediátrica, en ese período se disparó la demanda, doble porque contempló al paciente acompañante del menor, casi siempre madre o padre.
“Un 2021 que nunca se me va a olvidar —hace silencio. Respira despacio. Luego entiendo que necesitó tomar fuerzas—. A causa de la epidemia fallecieron 384 personas: ocho, en el 2020 y 8 en lo que llevamos de 2022; resto de los casos (368) pertenecen al fatídico 2021. Con estos datos se evidencia la obra sobrehumana de los trabajadores de la salud en el enfrentamiento a esta debacle.
“Creo que todo reconocimiento es poco, sin chovinismos, por el esfuerzo y compromiso de los involucrados en la tarea de salvar vidas. Dejaría de ser yo si no reconozco por todas las vías posibles a los sectores de la educación, el transporte, las organizaciones de masas, los medios de comunicación, el Minint, las FAR y el Consejo de Defensa que devino grupo temporal después, encabezado por el Partido y el Gobierno del territorio. De manera especial, dedico mis palabras al pueblo espirituano que, con la solidaridad que lo caracteriza, se movilizó para ganar la batalla”.
En algún momento, ¿creyó perder el rumbo?
“No —dice tajante—. Trabajamos más de 12 horas por mucho tiempo. Los resultados de las pruebas llegaban de Santa Clara y otras provincias en horas de la noche ante la ausencia de un Laboratorio de Biología Molecular, que solo se pudo concretar el pasado abril por las limitaciones de recursos.
“Luego tocó ser epicentro de la pandemia, codo a codo con nuestras hermanas provincias centrales, hasta la llegada de la vacunación y sus posteriores resultados en favor de la reducción de la morbilidad.
“Hay que recordar que tuvimos una epidemia dentro de otra: la escasez de balones de oxígeno. La falta del gas tensó aún más la cuerda, pero la enfrentamos sin flaquezas, con la conducción directa de nuestro presidente Díaz-Canel.
“En lo personal, nunca viví algo parecido. Las experiencias más cercanas consistieron en situaciones meteorológicas de un día o dos. Pero jamás se acercarán a esto, de un actuar constante a lo largo de dos años, y que repercute directamente en la existencia misma”.
¿Cuánto perdió Manuel en esta guerra? Pregunto y después me pesa. Si no escribo cuanto vi y sentí es porque prefiero que el navegante vea, sienta, al Manuel sin bata, al Manuel de carne y hueso, en la reproducción del audiovisual que complementa este testimonio escrito.
¿Podemos afirmar, que el peor momento de la covid acabó?
Nunca más debemos estar como en los meses más críticos de la pandemia. Más del 98 por ciento de los espirituanos tienen el esquema completo de vacunación y se han administrado dosis de refuerzo. Ese es el objetivo de la vacuna, no elimina la enfermedad, sino que hace que la severidad de los síntomas disminuya o desaparezca.
¿Usted enfermó?
¡No, no! No he padecido la enfermedad. A pesar de estar en áreas rojas, donde hay pacientes enfermos, no he enfermado y ya no pienso hacerlo. La enfermedad ya está en la cola y si enfermo ahora… bueno, es el mejor momento, pero espero que no.
A dos años del inicio de la pandemia de la Covid-19 mi felicitación al personal de la salud, que se enfrentaron a una enfermedad desconocida a riesgo de su vida. Homenaje póstumo a los cubanos que perdieron sus vidas. Cuba vence y vencerá esta pandemia.