¿Ha escuchado o leído Ud. los términos quesuismo y losismo? Con estas voces, más o menos recientes, los lingüistas distinguen peculiares comportamientos morfosintácticos del español actual.
El quesuismo consiste en la sustitución de cuyo(s) o cuya(s) por la combinación que + su(s). Este ejemplo resulta de una grabación realizada hace años para un estudio que auspicia el Instituto de Literatura y Lingüística cubano: «Yo tengo una amiga que su primer esposo le pegaba los tarros a trocha y mocha». Según la norma culta panhispánica, la hablante debió decir: una amiga cuyo primer esposo…
La Nueva gramática de la lengua española (NGLE) afirma que el quesuismo «se atestigua con cierta frecuencia en la lengua oral relajada o espontánea» y «ocasionalmente en la escrita, siempre en registros no formales». Pero el Dr. Leonardo Gómez Torrego, miembro correspondiente de la Real Academia Española, asegura que tiene presencia incluso en los medios de comunicación, tanto escritos como orales. Hecho que se aviene con la aseveración, en otro lugar de la misma NGLE, de que cuyo «ha desaparecido de la lengua oral de muchas variedades del español y, en ciertos países, también de la periodística».
Una prueba de esto son los siguientes ejemplos cubanos, que hallé, el primero, en un diario de tirada nacional, y el otro, en una revista digital sobre temas pedagógicos: «me ha enviado a entregar una de mis rosas a una joven que su padre no sabe que tiene novio»; «Durante el recorrido sostuvo un hermoso diálogo con una maestra que su objeto de referencia, para comunicarse con un niño sordo ciego, era una verruga que tenía en su frente».
Tratándose, en ambos casos, de registros formales, debió ―de acuerdo con la NGLE― evitarse la secuencia que su. Lo apropiado hubiera sido: una joven cuyo padre…, una maestra cuyo objeto de referencia…
Para concluir con el quesuismo, cabe aclarar que la combinación que + su no siempre se da en contigüidad, como en esta cita de que se vale la NGLE: «mi cuñada, que se le murió su marido […] va a hacer tres años» (en vez de: cuyo marido se le murió…).
Por su parte, el losismo ―término que hace poco descubrí en un texto de la Dra. Milagros Aleza, profesora de la Universidad de Valencia― ocurre cuando en el conglomerado se lo o se la, el clítico se tiene referencia plural y la transfiere a lo o la, mediante la adjunción del morfema –s, a pesar de que la referencia de lo o la es singular.
Es lo que sucede en este ejemplo de la NGLE: «Se los digo a los tres: me voy», Lo canónico sería «Se lo digo…», por cuanto la única referencia plural que hay corresponde al complemento indirecto ―el sintagma a los tres―, al cual remite el pronombre se, sin moción de género ni de número. Semejante a la realización siguiente, que copio de Juventud Rebelde: «Algunos padres están acostumbrados a pagar y yo no tengo precio, y se los aclaro». En este enunciado, se adjudica al complemento directo lo ―anafórico de la oración yo no tengo precio― la marca de plural que el clítico se,en representación del complemento indirecto algunos padres, está formalmente incapacitado para mostrar.
La NGLE ―en contraste con su posición respecto del quesuismo― se limita a atestiguar la existencia del losismo (sin darle ese nombre), y no ofrece ningún juicio de valor sobre su empleo.
Acorde con el criterio autorizado de eminentes lingüistas, resulta un fenómeno, en lo fundamental, americano, que se manifiesta, además, en Canarias. La Dra. Concepción Company —profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua Española— lo considera un americanismo sintáctico del que existen pruebas al menos desde el siglo XVII y «a partir de fines del siglo XVIII es ya relativamente frecuente documentarlo […] con datos procedentes del español novohispano».
Según Company, en todas las variedades hispanoamericanas «constituye ya la pronominalización estándar». La NGLE declara, sin embargo, que en países como Chile y parte de las áreas andina y antillana «no se considera propia» de los registros cultos.
Así como hay losismo, también hay ―aunque menos frecuente― lasismo, cuando la secuencia involucrada es se las, como apunta el Dr. Félix Fernández de Castro, catedrático de la Universidad de Oviedo. Este es un ejemplo suyo: «La advertencia se las hizo a todos».
Aun cuando haya quienes sigan estimando que esta pluralización de lo y la constituye una anomalía reprobable, resulta indiscutible su arraigo en el español de América, incluido el de nuestro país, donde es percibida como normal en el habla de todos los sociolectos y registros.
Le confieso que la norma de espanol cubano que leo en los periodicos por internet de Cuba los cubanos que llevamos 25 anos en Estados Unidos ya no la entendemos y resulta ininteligible si se traduce en Google a cualquier idioma, incluso en cartas a la redaccion de Juventud Rebelde de quejas de la poblacion, pasa lo mismo. Esta pandemia de slang se parece mucho a la jerga initeligible de New York en determinados grupos etnicos y considero que el idioma en Cuba se esta empobreciendo a partir de los mismos organismos del estado y profusion de letreros comerciales en las calles con disenos y ortografia deformante del cerebro y la vista. La decadencia en letras de canciones y arreglos musicales es evidente oyendo Radio Progreso, se parece a lo que ocurrio con el Imperio Egipcio y la musica que decayo antes de su caida.
Eso es culpa del Bloqueo Gualterio.