El alma máter de Trinidad (+fotos)

Leidy García Padrón mira el diploma y se regocija. Piensa en las madrugadas y las “botellas” desde el central FNTA hasta la escuela de Magua; también en su niña que —ahora lo confiesa— la hizo dudar alguna vez porque no resultó nada fácil vivir la maternidad y adentrarse en las complejidades de su especialidad como licenciada en Educación Preescolar en el Centro Universitario Municipal (CUM) Julio Antonio Mella de Trinidad. Pero ahora recibe su título y sonríe para la foto colectiva.

Otros 78 profesionales de ramas como el Turismo, Contabilidad y Finanzas, Derecho, Piscología, Agronomía y Educación en dos vertientes conforman la décimosexta graduación del centro de altos estudios, que cierra una etapa de no pocas complejidades y sobresaltos a causa de la covid y del reajuste de todos los programas docentes.

En la pequeña oficina, Anayansi Albert Rodríguez, directora de la universidad trinitaria, recibe a Escambray y confirma los múltiples desafíos vencidos junto a las asignaturas: “Los encuentros presenciales tuvieron que trasladarse a las plataformas digitales y eso exigió más dedicación por parte de los profesores y los alumnos. Sin embrago, en todo ese tiempo nuestro centro permaneció activo y apoyó diversas tareas”, agrega.

Y desde la página institucional Micum Trinidad en Facebook, gestionada por Reynaldo Ramírez, responsable de Comunicación y Extensión Universitaria, asoman las evidencias de cuánta creatividad desató la pandemia: estudiantes acercando la comida a los adultos mayores y personas vulnerables; en las farmacias para comprarles el medicamento; los trabajos productivos en los organopónicos; las convocatorias en las redes sociales que los mantuvieron unidos pese al distanciamiento… Cada cual atesora sus vivencias en ese recorrido de superación profesional y humana.

Con su título de licenciatura en Turismo entre las manos, Yaniulis Entenza confiesa que ha cumplido uno de sus más importantes sueños. Ella conoce del rigor en la selección de la fuerza de trabajo en un sector cada vez más exigente con las competencias profesionales y ahora agradece la oportunidad. “El momento más difícil —comenta, desenfadada— fue la discusión del trabajo de diploma; pero gracias al apoyo de nuestros tutores y de todos los profesores en general el resultado fue satisfactorio”.

Con un claustro de excelencia —de los 21 docentes a tiempo completo, tres tienen el grado científico de doctor en Ciencias y el resto, de máster—, el CUM Julio Antonio Mella posee una matrícula de 910 alumnos, que figura entre las más altas del país y, además de las especialidades de pregrado, garantiza cursos de posgrado, entrenamientos, seminarios, conferencias, talleres y asesorías a cuadros políticos, directivos del sector empresarial y trabajadores por cuenta propia.

 La doctora Úrsula Pomares, subdirectora de Formación, se enorgullece del colectivo “muy consagrado y calificado; unos pertenecen a la plantilla del centro, otros son contratados como profesores a tiempo parcial, pero todos comprometidos con la labor educativa y la formación de una conciencia social a favor del desarrollo del municipio”.

DE CARA A LA REALIDAD DEL MUNICIPIO

Desde la formación, la asistencia técnica y la investigación en el contexto municipal, el CUM trinitario se integra a la dinámica de la localidad para definir fortalezas y debilidades. Articulado no solo a la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, sino también a la red de centros de educación superior y entidades de ciencia, tecnología e innovación del país, constituye la principal institución de conocimiento por estos predios.

Lo asegura Eduardo Águila Turiño, subdirector de Desarrollo al frente de los proyectos, posgrado y formación doctoral, quien aplaude el avance de los cuatro doctorandos que acaban de vencer satisfactoriamente la defensa del diseño teórico metodológico de sus investigaciones y también la reactivación del diplomado de Gestión e Interpretación del Patrimonio Histórico, Cultural y Natural en función del Desarrollo Local Sostenible, impartido por académicos de la universidad cienfueguera.

“El centro se ha impuesto —dice la doctora Anayansi Albert sin pizca de autocomplacencia—, nuestra universidad es reconocida en el municipio, pero el acompañamiento académico aún es insuficiente. Las instituciones tienen que vernos como el principal centro de capacitación y asesoría en la localidad y el Gobierno como el aliado más estratégico”.

En el currículo de la universidad trinitaria sobresalen su participación en proyectos como Hábitat II, dirigido al mejoramiento de las condiciones de vida de áreas urbanas, el cual entregará una importante donación en los próximos días, y el de manejo de plantas invasoras en el macizo montañoso y en el Valle de los Ingenios, ambos con la cooperación internacional.