En los rostros de los recién llegados asoma el cansancio de tantas jornadas con el Sol curtiéndoles la piel encima de los postes, pero también la alegría del recibimiento, de ver a sus familiares y compañeros, del deber cumplido, de ser, como los calificaran muchos allá en Pinar del Río, hombres que no se cansan, llegan y se van a otra parte, semanas tras semanas, durante 50 días.
Y sí, fueron jornadas muy duras para devolver el servicio eléctrico en Vueltabajo en el menor tiempo posible tras el paso del huracán Ian. Si algo valió la pena, dicen todos, fue dar por cumplida la primera tarea que se les asignó: dar luz a todos los hospitales de la más occidental de las provincias.
También lo vale escuchar la voz cansada, pero enérgica, de Marilyn Carrillo, la única mujer entre los 86 trabajadores eléctricos del grupo, al narrar el agradecimiento de pacientes y personal de la salud en los centros asistenciales, la solidaridad del pueblo pinareño, el aplauso cuando se restablecía el servicio en cada lugar, el poco de café o el agua en las horas más difíciles y el respeto de un pueblo que agradece al contingente espirituano el hecho de devolver la luz a 23 736 de sus coterráneos.
Roberto Hernández Rojas, director técnico de la Empresa Eléctrica espirituana, todavía suma números de la hazaña realizada por las nueve brigadas, técnicos y linieros que fueron capaces de reparar 179 kilómetros de líneas primarias, reponer 375 postes y normalizar más de 800 transformadores en siete circuitos de la cabecera provincial y otro en los municipios de San Luis y San Juan y Martínez, entre otras muchas más acciones.
En medio del júbilo por un regreso sin heridas ni accidentes, poco a poco van dejando atrás el rigor de tantos días. De esas jornadas de más de 12 horas, además de los rostros quemados por el sol, quedan también hazañas personales como la de Sergio Díaz Núñez, un especialista en líneas de alto voltaje que presume de haber enfrentado los estragos de un récord de ciclones: “Este es el duodécimo, sin contar uno en Dominica”, dice orgulloso.
Y entre cuentos y vivencias, Cándido López, jefe de la brigada del Centro de Operaciones, afirma que una de las mejores experiencias de las vividas en Vueltabajo fue el reencuentro con Gerardo Hernández, Héroe de la República de Cuba y coordinador nacional de los CDR: “Eran como las cuatro de la tarde, se trabajaba en Entronque de Ovas y llegó sin avisar ni nada. Ya se había encontrado con la brigada cuando el tornado en La Habana e increíblemente se acordó de cada uno de nosotros y, como aquella vez en la capital, volvimos a tomarnos una foto”.
Al recibirlos de regreso a su tierra, fue más que merecido el reconocimiento del Partido, el Gobierno y la Central de Trabajadores de Cuba a esos héroes incondicionales que vivieron y trabajaron en condiciones de campaña, gente en las que el pueblo cree por su humildad, voluntariedad y sacrificio en todos los tiempos, hombres a los que el pueblo pinareño agradeció con el certificado de Proeza Laboral.
Formidable la labor realizada por esos compañeros, dejan sin palabras lo realizado, no encuentro palabra para el elogio, así se hace.