Las primeras luces del alba no lo sorprendieron en la cama, sino con las botas y el sombrero en las manos. Y es que Joisel García Hernández, mucho antes de irse al campo, arribó al Colegio electoral No. 1, de la Circunscripción No. 83 del norteño municipio de Yaguajay, para votar por el candidato que lo representará como delegado.
Apenas se ajustaban las condiciones para la arrancada de los comicios cuando este joven de 33 años de edad dedicado a la actividad ganadera llegó y votó por Cuba, su país, por el cual se esmera en elevar sus rendimientos cada año.
“Hay muchas personas que creen que el delegado no hace falta, sin embargo, están equivocadas. Gracias a él y a su gestión se pueden tramitar y resolver disímiles problemas que existen en el barrio. Al conocer las necesidades de la localidad logran que las entidades municipales incidan sobre ellas y contribuyan a solucionarlas.
“Por eso he venido hoy hasta aquí, porque necesito tener una persona que, en determinada circunstancia de mi vida, me tienda la mano y haga suyo mi problema. Eso son para mí los delegados, las personas que mejor se identifican con nosotros. Son la voz del pueblo”, expresó con la tranquilidad estampada en el rostro.
“Aquí tuvimos delegados que recorrían el batey de una punta a la otra, que controlaban cada segundo del servicio del agua, que se preocupaban por los enfermos y que hacían de todo por garantizar actividades para los niños, aun cuando las limitaciones económicas también nos ponían la soga al cuello.
“Todo parte del esfuerzo y del compromiso que tengan estos candidatos, y estoy seguro que eso no falta en ninguno de los nominados a estas elecciones. Confío en que el pueblo escogerá al mejor, y a ese lo ayudaremos en todo lo que haga falta”, apuntó García Hernández.
Cuando liberó esta ráfaga de palabras, salió disparado por la puerta de su Colegio electoral. “Tengo que correr —dijo—, el ganado no espera para alimentarse”.
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