No ha olvidado aquellos días en que su madre apostaba por leer en alta voz los textos de historia. Fue el inicio de toda una vida porque de aquel embeleso nació una de sus más grandes pasiones: escudriñar en el pasado para entender parte del presente y un tanto el futuro.
“Me dediqué precisamente a la investigación sobre América Latina porque al principio de la Revolución aquí se conocía poco y había muchos menos textos —refiere Alberto Prieto Rozos, una de las personalidades a quienes está dedicada la edición número 30 de la Feria Internacional del Libro—. Por fortuna, en esa época la Casa de las Américas ya había sido fundada por Haydée Santamaría y ella tenía una política de intercambiar textos con otros centros latinoamericanos. Se enviaban materiales sobre Cuba para allá y de allá para acá. Muchas obras, de cualquier cosa de América Latina, las ponía a nuestra disposición, así tuvimos la oportunidad de nutrirnos de ellas”.
Fue así que hurgó en las raíces de Simón Bolívar, el hombre que descubrió gracias al discurso martiano. La inspiración fue el bicentenario del nacimiento del prócer y quien desde entonces no se cansa de mirar con lupa las esencias de varias naciones de nuestro continente.
Mas, Alberto Prieto Rozos, el mismo que ha conquistado titulares al ser reconocido con el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2019 y el Premio Nacional de Historia 2021, ha sabido sembrar algunas de sus pasiones en quienes han crecido como profesionales en sus aulas.
“Es una tarea compleja porque el alumno le hace sentir a uno mejor que de cualquier otra manera. Lo importante es saber transmitir y basta una pregunta de cualquiera para darse cuenta de que uno no domina un tema y que hay que profundizar e investigar.
“Hoy parece algo habitual lo que se realiza en muchos centros de investigación. Mas, en las décadas del 60 y 70 no era así. Aprendí que estaba frente a estudiantes que reciben lo que nosotros no: economía, cultura, muchos rasgos… Por tanto, no puedes dejar a un lado la preparación para expresarte de una manera entendible y sistémica”.
Demasiados saberes que también lo obligaron a refugiarse en el papel en blanco. Suman una veintena de libros que permiten comprender la Visión íntegra de América (2012) y El Gran Caribe (2018).
“Para mí fue invalorable la editorial Gente Nueva que piensa en la producción de libros para jóvenes. Y es que no podemos dejar a un lado que el libro tiene que ser atractivo, porque para el lector lo más fácil del mundo es cerrarlo y dejarlo. Esa casa editora tenía una proyección muy precisa al respecto y nos conducía en ese sentido.
“Creo honestamente que, partiendo de las necesidades —ahora agravadas, pero que siempre han existido, sobre todo con el tema de los recursos materiales—, las editoriales cubanas hacen una labor soberbia. Como creo que también es soberbia la realización de cada Feria del Libro, ya que populariza, lanza al público todo tipo de publicación”.
Habla con seguridad y goce. Por ser una de las personalidades a quienes está dedicada la XXX Feria Internacional del Libro, ha podido dialogar con escritores de diferentes territorios. Fue así que llegó por primera vez a Sancti Spíritus en este 2022 e intercambió con diferentes públicos.
“He tenido alumnos de aquí que han mantenido una prolongada relación conmigo, primero como estudiantes, después en maestrías y ahora en el doctorado. Las direcciones de la universidad de la provincia, del Centro Provincial del Libro y de Cultura fueron las primeras en invitarme. No creí mucho algo que me habían comentado, pero ahora he constatado el carácter tan cultural de esta ciudad, de su población y de cómo asimila todos estos valores que enaltecen el espíritu”.
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