Nadie pudo impedir que Ortelio, un guajiro de monte adentro, desde lo más intrincado del macizo de Guamuhaya depositara su boleta bien temprano, y así ha fluido durante toda la mañana el andar de los más de 19 000 electores que en el Plan Turquino espirituano acuden a las urnas para elegir a los delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular.
Como el resto de los cubanos, los montañeses, diseminados por más de 60 comunidades de los municipios de Trinidad, Fomento, Sancti Spíritus y Yaguajay, durante la jornada harán uso del derecho constitucional que les permite escoger a quienes consideren que deben representarlos en los órganos locales de Gobierno, sin distinción de sexo, raza o credo.
Los habitantes del Plan Turquino de la provincia disfrutan hace más de tres décadas de la creación de un programa que surgió para mejorar las condiciones de vida en la serranía del territorio y equiparar de alguna manera el llano y la montaña.
Ellos, amén de las limitaciones actuales —llámense transporte, viales o servicios—, se saben con otras garantías como la salud, la educación y opciones de trabajo, razones suficientes para con su voto defender su sistema social y apostar por sus candidatos.
De igual modo, ha fluido el proceso en las 264 circunscripciones rurales con que cuenta la provincia, donde, al decir de las autoridades electorales, se ha garantizado con antelación
el flujo de información a través de las telefonías fijas, móvil y alternativa, junto a otras vías tradicionales, en partículas en zonas de difícil acceso como Gavilanes o IV Congreso, en Fomento; o Méyer, Polo Viejo y las comunidades 21, 22 y 23, en Trinidad.
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