La edición número 30 de la Feria Internacional del Libro ha sido hija del compromiso y la voluntad. En medio de tantas escaseces, con una situación del Sistema Eléctrico Nacional que no acaba de estabilizarse y de otras muchas incertidumbres que mantienen en jaque a la sobrevida colectiva, llegó la Feria para estrechar lazos entre literatura y lectores, escritores y públicos, aliviar los espíritus, ayudar a crecer.
Desde sus inicios se conocía que el suceso cultural más importante del país se arroparía con las vestiduras del 2022. Pocos números de novedades y ejemplares debido a las necesidades agravadas, sobre todo por los recursos materiales, provocaron disímiles insatisfacciones entre quienes visitaron los puntos de venta. Y aunque resulta un fenómeno que se repite de una edición a otra por la disminución de publicaciones, no pasa inadvertido.
Ante esa realidad, el Centro Provincial del Libro, de conjunto con el resto de las instituciones y organismos de Sancti Spíritus, apostó por el diseño de un programa con muchos espacios para el diálogo entre lectores y escritores. Mas, sigue preocupando por estos lares el escaso público que asiste a estos espacios e incluso en esta edición, por no contar con programas impresos, hasta los propios intelectuales en ocasiones desconocían hora y lugar de sus presentaciones.
También faltó la promoción de forma atractiva de los textos. Se sintió la ausencia de un diseño coherente de imágenes para que desde cualquier punto de la ciudad se conociera que eran días de fiesta, así como de una noche inaugural y cierre de impacto. En la memoria popular hay fuertes ecos de la presencia aquí de Habana Compás Dance y Morón Teatro. Justo es reconocer que las propuestas, en su mayoría con artistas no profesionales, recibieron no pocos aplausos.
Mas, el capítulo espirituano de este evento demostró que siempre habrá que apostar por un suceso cultural como la Feria. Instantes como la presencia aquí de Alberto Prieto, Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2019 y Premio Nacional de Historia 2021, de la Casa Editora Verde Olivo y de poder ampliar saberes sobre diversos tópicos como la cultura mexicana o pasajes de nuestra historia son vitales para el crecimiento individual y colectivo.
El evento permitió, además, mover de los almacenes más de un título que por desacertadas acciones mercantiles y la presencia de la covid estaban relegados al olvido.
De lo experimentado habrá que sacar cuentas, a fin de no tropezar una y otra vez con las mismas piedras que parecen minar el camino de la cultura espirituana.
Si hubo Feria del Libro en Sancti Spiritus, a pesar de las escases, a pesar de los apagones y de la carne de cerdo a altos precios, hubo Feria y calles repletas de jóvenes de todas las edades ansiosos por comprar los libros, por escuchar los criterios de los especialistas y las lecturas de los escritores, gracias a todos los que hicieron posible esa fiesta del arte a cualquier precio, también es necesario alimentar el alma.
Yo me preguntó, es imprescindible que vendan los libros en la calle? No hay suficiente espacio en el mismo parque o en el boulevard? Porque hay que cerrar calles e interrumpir el tránsito?
Hoy la vida del espirituano se debate en otras prioridades. Comida y electricidad. Lo demás es secundario .Nadie gasta en libros con sus precios actuales. Con una libra de carnal de cerdo a 250 CUP.
Si el próximo año. Se mantienen los precios de la carne de cerdo por las nubes. Es mejor que ahorren combustible y dejen los libros en La Habana. Para tiempos mejores.
Es duro ASUMIR está realidad porque soy de los que no pueden vivir sin leer. Pero las responsabilidades familiares están por encima de cualquier lujo intelectual. Y hoy leer en Cuba en libros impresos de calidad es un lujo cuando se debate la familia en tantas prioridades.
Muy cierto: apagones constantes y carne carísima, pero aún así no se puede afirmarse que madie gasta en libros. Hubo libros infantiles con precios asequibles (5, 8 10, 15, 25 pesos). Lo afirmo porque los compré, es el caso de los clásicos El maravilloso mago de Oz y El cochero azul. O de las historietas La capìtana Adela y Ajíguaguao, que desaparecieron de los estantes.
Vi muchos jóvenes, sobre todo, con libros. Me sorprendió el caso de un muchacho con Quo vadis.
Igual para adultos hubo libros con precios alcanzables.
Los hay que no pueden vivir sin leer, como también los que necesitan beber, pues vi personas con ceveza en sus manos.
Saludos
Arturo Delgado Pruna
Editor de Ediciones Luminaria
Por este escrito imagino que el departamento de propaganda ligado a la feria desaprobó la prueba de fuego, o peor, no existía, algo inconsebible para estos tiempos y para el gran espectáculo que se supone que es la feria del libro.
Somos nosotros o en otras provincias es igual ese sentimiento de que faltó.???
Tal parece que no hubo feria del libro en Sancti Spíritus
La cultura en esta provincia (sobre todo el municipio) es muy, muy, pero muy escasa
Si hubieran dicho que iban a vender yogurt en las tarimas , muchos hubiesen acudido a las actividades.