Estados Unidos a las puertas de las elecciones intermedias

Las elecciones de medio término en Estados Unidos serán un reflejo de las tendencias que matizan el ambiente político de la nación y marcarán la línea a seguir por los principales actores de la política norteña, de cara a las elecciones presidenciales para el 2024

El martes 8 de noviembre se efectuarán en Estados Unidos las elecciones de medio término, también llamadas intermedias o “midterms”, para elegir la totalidad de la Cámara de Representantes y más de un tercio del Senado.

Es un proceso que se rige por los principios básicos del sistema político y del sistema electoral norteamericano, refrendados en la Constitución de 1787 y en algunas de sus enmiendas que a través de los años se aprobaron en el norteño estado.

Las elecciones de este año se concentran, básicamente, en el poder legislativo, que radica en el Congreso del país, formado por la Cámara de Representantes o Cámara Baja y el Senado o Cámara Alta.

La Cámara de Representantes será sometida a elección en su totalidad. Los 435 escaños que la componen están en disputa, los cuales se reparten entre los estados de la federación de forma proporcional a la población de cada territorio, según los censos que se realizan con frecuencia en el país.

Es un proceso que se repite cada dos años y no existe límite de tiempo para la reelección de cada uno de los miembros.

Número de miembros de la Cámara de Representantes de EE.UU por cada estado después del censo de 2020. (Mapa: Oficina del Censo de Estados Unidos).

Cinco territorios y posesiones de EE. UU. tienen también representación en la Cámara Baja, aunque sin derecho a voto: el Distrito de Columbia, Samoa Americana, Guam, Puerto Rico y las Islas Vírgenes de Estados Unidos.

También un tercio de los 100 senadores de la Cámara Alta serán renovados este martes, como ocurre cada dos años.

Por ley, su presidente es el vicepresidente de la nación y puede emitir su voto decisivo en caso de empate, al ser un número par la cantidad de los miembros de esta Cámara (dos por cada estado de la nación).

De manera vertical se diferencian el poder federal y el poder de los 50 estados en los que se divide el país.

DE CARA A LAS INTERMEDIAS: LO QUE ESTÁ EN JUEGO

Este año, los ciudadanos votarán por los 435 representantes de la Cámara Baja y renovarán 35 escaños del Senado.

En la composición actual del Congreso, Joe Biden y su Partido Demócrata tienen una mayoría en las dos cámaras. En la Cámara de Representantes, el partido demócrata tiene 220 escaños, contra los 212 para los republicanos. 

Composición actual del Congreso. ¿Cambiará el panorama?

En el Senado, los demócratas son dueños de 48 bancas, frente a las 50 de los republicanos, pero dos senadores independientes están aliados a los demócratas y la vicepresidenta Kamala Harris puede aportar un voto como presidenta de la Cámara Alta, lo que otorga a los demócratas una mayoría estrecha.

Pero el momento no es solo importante para decidir el balance de poderes a nivel de país. También está en proceso la elección de 36 de los 50 gobernadores de estados, un asunto de mucho peso para los ciudadanos, según la autonomía de la que gozan los territorios. 

Los gobernadores tienen poder ejecutivo a nivel estatal sobre varios asuntos que no corresponden al gobierno federal, entre ellos los temas que se debaten en el espectro político actual, como los casos del presupuesto, el aborto o la regulación medioambiental.

También se designarán 35 fiscales federales, encargados de aplicar la ley a nivel estatal y asesorar al gobierno local. Además, se nombrarán 27 secretarios de estado (responsables de los procesos electorales) y 28 tesoreros de estado. 

Algunas ciudades como Oklahoma City, Charlotte o Washington DC también organizarán sus elecciones a la alcaldía. 

En paralelo, el 8 de noviembre se celebrarán referendos sobre la cuestión del aborto en cinco territorios —California, Vermont, Michigan, Kentucky y Montana—, ya sea para proteger este derecho o para restringirlo.

¿DEMÓCRATAS O REPUBLICANOS?

En las elecciones intermedias lo lógico es también un resultado rectificado de la historia. Es tradición, casi con fuerza de ley, que el partido que domina el poder ejecutivo pierda terreno ante el sufragio para el poder legislativo a mitad de mandato.

Los dos primeros años de gobierno de cada administración provocan, generalmente, un desgaste de su imagen y eso les hace perder terreno en unas elecciones que no logran altos niveles de movilización y que llaman más la atención de los descontentos que piden cambios.

Los sondeos y análisis de expertos han sugerido una desaprobación de la gestión de Biden, teniendo en cuenta la falta de concreción de parte de sus promesas de campaña presidencial, el manejo de asuntos de política internacional, como la salida de las tropas de Afganistán, y los problemas económicos de puertas adentro.

Este verano el mandatario logró reponer su imagen tras la decisión de la Corte Suprema de revocar el caso “Roe vs. Wade”, que protegía a nivel federal el derecho al aborto, y tras los numerosos tiroteos masivos que tuvieron lugar, temas que favorecen al Partido Demócrata.

Sin embargo, a pocos días de los comicios, los estadounidenses han puesto su atención sobre los asuntos de la economía doméstica, como los relacionados con la actual inflación —récord en el último medio siglo—, la pérdida del poder adquisitivo del ciudadano y otros asuntos para los cuales, por tradición, se confía más en los republicanos.

Además, el país se enfrenta a una ola de violencia y a muy altas tasas de migración, inquietudes que también favorecen a los rojos. Por todas estas razones, los electores indecisos se están dirigiendo mayoritariamente hacia los republicanos, que hacen campaña sobre estos temas sensibles. 

En la página del programa «Comitment to America» (Compromiso hacia Estados Unidos), los rojos reflejan con mucha fuerza ideas importantes al respecto, tales como: «no se puede permitir otro mandato demócrata», tomando como ejemplos «doce ciudades con tasas récord de asesinatos»; «60 por ciento de aumento del precio del gas»; o «3,5 millones de entradas de migrantes ilegales desde que Biden asumió el poder».

Es un panorama que hace poco probable que los demócratas conserven una mayoría en ambas cámaras. La historia de un siglo y medio recoge que en 40 elecciones de medio mandato, 37 terminaron en una derrota en la Cámara de Representantes para el partido del presidente en ejercicio. 

También es tendencia histórica que los escaños defendidos por los titulares tienen menos posibilidades de perderse y en esta contienda hay 31 escaños demócratas que buscan cambiar de nombre, mientras que en el caso de los republicanos son solo 18, lo que significa una ventaja para los rojos.

Para que los azules retengan la mayoría, tendrán que mantener todos sus distritos, además de cambiar varios escaños actualmente ocupados por los conservadores, lo que parece poco probable, aunque en los comicios siempre hay sorpresas.

¿DESPUÉS DE LAS INTERMEDIAS?

De ganar los demócratas, lo cual es menos probable, mantendrían el dominio de los poderes ejecutivo y legislativo, lo que posibilitaría la concreción de sus políticas y el avance de sus proyectos, incluso de algunos no anunciados hasta el momento.

De ganar los republicanos una mayoría en el Congreso, es muy probable una revancha en función de frenar las propuestas del mandatario actual, así como el realce de las problemáticas favoritas de los rojos y hasta los intentos por enjuiciar a Biden y sacarlo del escenario. 

Varios republicanos han prometido lanzar un proceso de destitución contra el gobernante, investigar sobre varios asuntos, como la retirada de las tropas de Afganistán, su gestión ante la pandemia de covid-19 y el caso de su hijo, Hunter Biden, acusado de evasión fiscal y blanqueo de dinero.

Las intermedias serán también un reflejo de la polarización política del país, el aburrimiento de las personas ante las políticas tradicionales de los dos partidos dominantes, la polarización de los propios partidos y el apego por ambos bandos a métodos que van en contra de las cacareadas “fortalezas” de la democracia norteamericana, incluyendo acusaciones de fraude y el asalto violento a instituciones estatales.

La esperada victoria de los republicanos en el marco legislativo y la permanencia del gobierno en manos de los demócratas pueden provocar también alianzas obligadas para concretar proyectos y trabajar en función de los intereses del ciudadano, lo cual sería imposible desde posiciones extremas.

No habrá mejor molde para fraguar la política norteamericana de cara a las elecciones presidenciales de 2024 que los resultados de la dura lucha que protagonizarán en estas intermedias los dos partidos tradicionales en el escenario norteamericano, con ligeros pespuntes desechables de algún que otro independiente.

Los votos dirán la última palabra.

José F. González Curiel

Texto de José F. González Curiel
Editor Web y reportero del Periódico Escambray. Sancti Spíritus. Cuba.

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