La existencia de la nave barracón como habitación esclava en la hacienda San Isidro de los Destiladeros, una de las otroras fábricas de azúcar del Valle de los Ingenios y uno de los principales exponentes de este escenario, Patrimonio Cultural de la Humanidad, se distingue entre los logros del XIX Taller Nacional de Arqueología de la Industria Azucarera que hasta este sábado sesionó en Trinidad.
Leonel Delgado Ceballo, especialista principal del Departamento de Arqueología de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Trinidad, una de las instituciones que convoca el evento, puntualizó que a diferencia de otros ingenios que existieron en el Valle que utilizaban bohíos para la mano de obra africana, en San Isidro son visibles las huellas de este tipo de construcciones.
En casi dos semanas de investigaciones de campo y excavaciones los especialistas de varias provincias de Cuba que participaron en el Taller, que nació en el año 2000, certificaron la existencia de 18 habitaciones independientes de pocos metros de dimensión y en la cual solo se encontraba una puerta de entrada, razones que avalan las hipótesis de los investigadores.
Al decir de Delgado Ceballo, es una nave barracón rectangular de 74 m de largo formada por muros de mampuesto de 50 centímetros de ancho y a la cual se encuentra adosada otra estructura similar de contención de iguales medidas.
Tras dos años de ausencia del evento a causa de la Covid-19, el rector del Departamento de Arqueología de la Oficina del Conservador de Trinidad mostró su satisfacción por los resultados y las relaciones de trabajo consolidadas durante las exploraciones en el sitio donde, además de su casa hacienda y torre campanario, existen vestigios de la enfermería y el tren jamaiquino, que se muestran al visitante.
El experto argumentó que cada hallazgo arqueológico en San Isidro de los Destiladeros, le permite al visitante conocer algunos objetos que empleaban los negros esclavos en sus habitaciones, las tipicidades de estos escenarios y le posibilitan al guía enriquecer el discurso museográfico del añejo inmueble de altísimos valores.
Piezas de trabajo relacionadas con la carpintería como suelas y clavos de sección cuadrada, vajilla inglesa decorada con impresión de transferencia, platos adornados con bordes de conchas, machetes y fragmentos de hormas de barro cocido para moldear y clasificar el azúcar destacan también entre lo encontrado en San Isidro, una suerte de museo a cielo abierto de la producción azucarera en la época colonial.
Este Taller reinició sus sesiones el pasado 30 de octubre y pudiera multiplicarse en otros territorios de la nación caribeña para adentrarse, por ejemplo, en los vestigios de la agroindustria cafetalera en la región oriental cubana.
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