Unos llegaron desde bien temprano, algunos se incorporan más tarde y otros son más inquietos; pero sus rostros se han hecho imprescindibles en los procesos electorales de Cuba. Son nuestros pioneros, guardianes de las urnas y de la democracia en esta isla rebelde.
Claudia Oliva Leyva y Seleiny Jiménez cursan el octavo grado en la escuela Pedro Lantigua, que acoge tres colegios electorales de la circunscripción 92 perteneciente al Consejo Popular Centro de la ciudad de Trinidad. Hoy su presencia en el centro escolar tiene como propósito contribuir con el éxito del referendo por el Código de las Familias.
Para Seleiny es su primera vez y lo observa todo. Cuando le indiquen, llevará la boleta a una anciana que por su edad avanzada no podrá asistir al colegio, pero se le garantiza su derecho al voto. “Es muy bonito lo que estoy viviendo y me prepara para cuando llegue mi momento”, comenta.
Por su parte, Claudia participa desde la enseñanza primaria. “Los niños no tenemos edad para votar, pero participamos con orgullo porque sabemos que este código protege a la infancia y a toda la familia”, refiere.
Emily Piedra y Cecilia de la Caridad Rodríguez estudian en la escuela primaria León Francisco Pettersen. Lucen su uniforme rojo y blanco, como los colores de la bandera que acompaña este voto por las familias cubanas.
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