El homenaje al maestro voluntario Conrado Benítez García y al campesino Heliodoro Rodríguez Linares (Erineo), víctimas del terrorismo del gobierno de Estados Unidos, devino tribuna de denuncia contra la política hostil que 61 años después mantiene el mismo propósito: apagar la luz de la Revolución cubana.
En la escuela que lleva su nombre en Pitajones, comunidad montañosa perteneciente al municipio de Trinidad, pioneros, combatientes, maestros, campesinos y representantes de las organizaciones políticas y de masas rindieron homenaje al joven brigadista, asesinado a manos de la principal banda de alzados del Escambray, al mando del contrarrevolucionario Osvaldo Ramírez, quien cumplía instrucciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Gladis Malvoa Márquez, directora de este plantel que irradia saberes en plena serranía, destacó el alcance del sistema educacional en Cuba, especialmente en estas zonas intrincadas del Plan Turquino gracias a la preparación y empeño de los docentes, a los cuales agradeció su contribución en el cumplimiento de tareas tan diversas como la reparación de la escuela o el apoyo a la vacunación contra la covid. La réplica con la imagen del Héroe Nacional José Martí distingue desde ahora a la ESBEC Conrado Benítez.
En nombre de los alumnos de la escuela pedagógica Rafael María de Mendive, el recién graduado en la especialidad de maestro primario, Yoelkis Pérez Peneca conmovió con su mensaje de convicción y compromiso al evocar la nobleza de Conrado Benítez, su vocación por el magisterio, la grandeza de la obra educacional cubana con la máxima de una enseñanza humanista y su continuidad entre los jóvenes, los que forman y aprenden.
En el homenaje que se le tributó a Conrado Benítez García y a los campesinos asesinados por la contrarrevolución armada apenas iniciada la campaña de alfabetización se entregaron importantes reconocimientos, entre ellos la distinción Rafael María de Mendive a un grupo de trabajadores con 20 y 25 años de entrega profesional y la condición de Jóvenes por la vida a muchachos y muchachas que permanecieron en la primera línea de combate en la lucha contra la COVID-19.
Durante el acto fue entregado además el certificado de Proeza Laboral, por acuerdo de la Central de Trabajadores de Cuba, a instituciones educacionales de la provincia que funcionaron como centros de aislamiento y para la asistencia médica durante el enfrentamiento al nuevo coronavirus. Por única vez y como premio al altruismo de los trabajadores del sector, se instituyó el Sello Mérito al humanismo, sensibilidad y solidaridad, recibido por Andrei Armas Bravo, director provincial de educación.
Ena Elsa Velázquez Cobiella rememoró la trayectoria de Conrado Benítez, quien había nacido en Matanzas, el 19 de enero de 1942 y ante el llamado del gobierno revolucionario integró el primer contingente de maestros voluntarios tras concluir su preparación en la escuela de capacitación pedagógica El Meriño, cerca de Minas del Frío, en la Sierra Maestra. “Su ejemplo se multiplicó en los más de cien mil brigadistas que cumplieron el sueño de la alfabetización, en el cuarto millón de educadores, en la sonrisa de los niños, en la vocación de los maestros y en la tranquilidad de la familia”, significó.
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