Pegado a las máquinas, como el árbol a sus raíces, pasa todo el tiempo el destacado innovador de la Industria pesquera espirituana, Gilberto Quincoses Díaz, quien por más de 28 años se ha desempeñado en el taller de mecánica de esta entidad y como parte de ese centro ha puesto todo su empeño para resolver cualquier rotura o para devolverle el funcionamiento a cualquier equipo después de muchos años de explotación.
Su labor como especialista principal en este taller se puede resumir con solo dos palabras: sacrificio y consagración; esa es la razón por la que a Gilberto le acaban de entregar el premio de Gran Impacto Económico, un reconocimiento que a nivel de país distingue a quienes, como él, llevan más de dos décadas vinculados a la innovación.
Su voz autorizada lo llena de regocijo ante el resto de los innovadores espirituanos, los mismos que desde sus puestos hacen también pininos para mantener vivos equipos y medios de labor en tiempos de duras limitaciones y carencias de recursos.
¿Qué lo ha motivado a encontrar soluciones para devolverles la vida a las viejas máquinas de la industria?
La necesidad de seguir produciendo alimentos, la imposibilidad de poder adquirir nuevas tecnologías y la obligación de poner en práctica todos mis conocimientos para que el trabajo no se detenga en esta industria.
Nuestra misión está encaminada a buscar solución a los problemas y para ello ponemos en práctica toda la sabiduría acumulada por el paso de los años.
En todo este tiempo he podido buscar soluciones a roturas en máquinas embutidoras, de picadillo, tachos de cocción, tachos mezcladores. Incluso, en ocasiones hemos fabricado desde cero algunos equipos, como es el caso de un transportador mecánico para cargar el desperdicio del pescado que se genera durante el proceso de beneficio, lo cual humaniza el trabajo de los compañeros en esa área de la industria.
¿Por qué pone tanto empeño en lo que hace?
La Pesca no debe parar, porque de cada proceso se deriva otro y al final, se trata de la alimentación del pueblo, pero, sobre todo, porque el pescado es un producto que se deteriora con facilidad y si no se crean las condiciones tecnológicas para su procesamiento en la planta se corre el riesgo de perderlo. Eso nos obliga a resolver cada problema en cuestión de horas, en tiempo récord, es por ello que desde hace mucho tiempo innovar siempre ha sido mi pasión.
Sabemos que ante cada problema se vuelve un estudioso para poder encontrar la solución y que en ocasiones no hay más alternativa que innovar, adaptar, adecuar partes y piezas para echar a andar el equipo. ¿Cómo valora el impacto económico de la actividad que realiza?
De gran importancia, porque junto a la innovación está el ahorro, por ejemplo, construimos un tacho que, en lugar de emplear combustible para la generación utiliza la leña o el carbón. Eso, sin duda, permite disminuir el consumo energético y a su vez dar continuidad al proceso de elaboración de alimentos y gracias a eso se puede obtener una tonelada de masa de croquetas diariamente, en la planta de conformados.
¿Qué sintió cuando supo que había resultado ganador del premio de Gran Impacto Económico a nivel nacional?
Altamente regocijado, principalmente porque fui a recibir el premio a la capital del país donde había otros innovadores destacados, pero, sobre todo, comprometido con mis compañeros, los mismos que me ayudan en cada innovación o solución y sin los cuales no podría hacer ninguno de estos trabajos. Y agradecido con mi familia por la paciencia demostrada en todos estos años, la comprensión y el apoyo que me brinda cada vez que salgo temprano, pero si se presenta una rotura no tengo hora para regresar a casa.
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