Ismael Luis Acosta tiene dos hijos que lo adoran. Se preocupan por sus achaques de la edad, por su rutina, y no cejan en el empeño de hacer mejores sus días. Sin embargo, aunque este adulto mayor de 75 años experimente estos privilegios, sabe que otros de su generación no tienen tal suerte.
Por ello, nadie lo ha tenido que convencer para que entienda la pertinencia del Código de las Familias. En este documento reposan sus derechos y quiere estar seguro de que se cumplan. Con este ímpetu no dejó de votar este domingo. Hasta su colegio electoral llegó mucho antes de las 6:30 a. m. porque, más allá de ejercer su derecho al sufragio, integra la mesa electoral de dicha estructura.
“Estamos ante un código que es lo más avanzado que tiene nuestro país en los últimos tiempos. Nos va a proteger a todos, pues la sociedad cubana ha variado y necesita identificar a cada una de las familias.
“Además, siempre se ha dicho que los padres tienen que cuidar a sus hijos, pero ahora, con este documento, ellos tienen la responsabilidad de atendernos también, de protegernos y velar porque tengamos una vida más sana. Y eso creo que lo agradecemos todos.
“Por eso, todo el que se sienta revolucionario y aspire a una sociedad mejor, debe aprobar este código, porque va a proteger a todos los ancianos, sobre todo, en un país tan envejecido como el nuestro”, apunta Luis Acosta.
Así habla Ismael, un adulto mayor que agradece estar dentro de un documento legal que lo protege del maltrato y del desamparo familiar, y que aboga por una vejez placentera.
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