Al aula llegó por vocación, aunque la vida se encargó también de mover los hilos —invisibles casi siempre— que no lo apartaron del camino. Se lo agradece a la familia por parte de padre donde se desgranan los maestros; a Santiago de Cuba, ciudad en la que nació y forjó su amor por el magisterio; a la determinación de cuidar a una prima enferma en Trinidad; al reencuentro con los alumnos…
Pero a José Enrique Rizo De los Santos, el joven profesor de Historia y Marxismo Leninismo, no lo conocí en un aula, aunque desde las redes sociales impartió las lecciones más nobles de humanismo. Su rostro entonces era desconocido y poco ayudaban el nasobuco, el gorro, la careta y la ropa verde. Fue de los primeros profesores en el municipio que se sumaron como voluntarios para asistir a los enfermos de la covid en los centros de atención y ser parte de esa lucha que arrancó lágrimas y desbordó emociones.
Ahora que los sobresaltos se acomodan, por fin lo encuentro frente a sus alumnos en la Escuela Secundaria Básica Urbana Pedro Lantigua Ortega, del sureño territorio. Pactamos la entrevista para el horario de la tarde. “Es más tranquila”, atiende por un momento mi pedido y retoma el hilo de la clase.
Horas después el diálogo fluye. Rizo —como le dicen sus amigos y compañeros de trabajo— se apasiona cuando habla y le brillan los ojos. Si enfatiza una idea golpea suavemente el pupitre con su mano derecha. Sin formalismos comparte la historia de su vida.
“Mi decisión de inclinarme por el magisterio se la agradezco a la formación vocacional en la escuela donde estudié el nivel secundario en Santiago de Cuba. Primero me enamoraron los círculos de interés y luego a través de las puertas abiertas visitamos centros educacionales e intercambiamos con alumnos de carreras pedagógicas. Al concluir el duodécimo grado opté por una de ellas, pero en el nivel técnico superior.
“Mi traslado a Trinidad se produce en circunstancias muy difíciles, pues no pude concluir mis estudios. Al fallecer mi prima supe de la convocatoria del Centro Universitario Municipal y no dudé en decidirme por una especialidad pedagógica. En estos momentos curso el cuarto año en la modalidad a distancia”.
¿Por qué Historia y Marxismo Leninismo?
Por mis raíces —dice con absoluta convicción—. Mi familia es de revolucionarios; en particular mis tías, también educadoras, tuvieron una gran influencia sobre mí, debatíamos mucho sobre temas históricos en la casa y en la escuela. Hay hechos muy interesantes que pueden contextualizarse en los momentos actuales. Eso te permite como profesor trabajar los valores, el amor a la Patria. No debemos olvidar tampoco que Cuba es un país bloqueado, blanco de agresiones incluso antes de 1959. Conocer con profundidad estos antecedentes me ha permitido comprender el papel de los jóvenes durante todo el proceso revolucionario.
Confieso además que admiro mucho a José Martí, soy un estudioso de sus obras y seguidor de su pensamiento. Martí simboliza los sentimientos más puros de los cubanos, del ser humano, por eso su proyección universal.
¿Esa es la razón por la cual llevas las riendas del Movimiento Juvenil Martiano en el municipio?
Nuestro propósito es mantener viva la obra del Apóstol, pero con una visión renovada. Desde muy pequeño estudiamos a José Martí y los hechos históricos más importantes en los que tuvo participación. Sin embargo, queremos que los niños y jóvenes sientan que él es presente y en su fecunda obra podemos encontrar respuestas a los problemas actuales, de la familia y de la sociedad.
En estos momentos organizamos la 46 edición del Seminario de Estudios Martianos, que se desarrollará el próximo ocho de abril en el territorio. La convocatoria es amplia; vamos a llegar a todos los niveles educativos y a cualquier lugar donde perdure el legado de nuestro Héroe Nacional.
Es un Martí vivo…
Sí —afirma categóricamente—. Y lo reconozco en dos valores fundamentales, la dignidad y la responsabilidad. Lo pude comprobar durante la lucha contra la covid. No solo yo, muchos otros jóvenes dimos el paso al frente sin pensar en el peligro. Sobre el miedo triunfó el pensamiento humanista de Martí y su patriotismo. Hicimos valer su prédica de construir un país con todos y para el bien de todos.
¿Cómo se siente un profesor en Zona Roja?
En Zona Roja estuve más de cinco veces. Cuando el Ministerio de Educación convocó a los trabajadores del sector para apoyar en los centros de aislamiento, todos los militantes del comité de base de la Pedro Lantigua ratificamos nuestra disposición. La primera misión fue en la escuela especial Jesús Betancourt; llegamos cuando solo había tres pacientes; después en una sola noche ingresaron más de 40.
De trabajar en el pantri o la limpieza pasamos a ser la mano derecha de los médicos. Entramos varias veces en el día a la Zona Roja para auxiliar a un enfermo que no podía caminar porque se sentía muy débil. Ha sido una experiencia fuerte, pero lo más importante es que no defraudamos a quienes confiaron en nosotros. No fuimos para recibir ningún premio, sino con el corazón para salvar vidas.
Tuviste la posibilidad de trabajar junto a la brigada Henry Reeve.
Eso sucedió cuando nuestra escuela se convirtió en centro de atención durante el rebrote. Trinidad vivía un momento tenso y en menos de un mes los trabajadores del centro, su consejo de dirección, los militantes de la Juventud y del Partido, junto a las autoridades del municipio, creamos las condiciones indispensables para recibir a los pacientes. Se constituyeron brigadas; las mujeres elaboraban y servían los alimentos, los hombres los repartíamos en la zona roja.
Los médicos y enfermeros de la brigada Henry Reeve son muy profesionales, igual que los del territorio. Recuerdo el día en que quedó un solo paciente. Habíamos ganado la batalla y lo despedimos con aplausos.
Otra vez en tiempo record limpiamos y desinfectamos toda la escuela para reanudar el curso escolar.
¿Cómo fue el reencuentro con los alumnos?
Hermoso. Nunca estuvimos desvinculados del todo, visitaba los hogares de los alumnos, trabajé particularmente con los que presentan dificultades académicas y nos mantuvimos en contacto a través de las redes sociales, pero tenerlos otra vez en clase es maravilloso. Hemoslogrado motivarlos, que nos vean como su familia, que no se sientan solos, que puedan contar con nuestra guía.
¿El hecho de ser joven facilita tu labor como docente o genera conflictos?
Tengo solo 24 años, pero cuando estoy frente a mis alumnos soy el profesor de Historia. Creo que me ayuda el hecho de ser joven para trabajar la formación de valores. Soy el secretario del comité de base, nos vamos juntos para las acampadas y otras actividades; a mis alumnos les inculco el amor por la vida y obra de José Martí. Ellos perciben nuestra disposición de participar en todas las tareas; ahora, por ejemplo, apoyamos la consulta popular sobre el proyecto del Código de las Familias, pues también me desempeño como presidente de la comisión electoral del Consejo Popular La Purísima.
Los jóvenes, ¿una generación extraviada?
Para nada;estamos preparados para asumir tareas y cumplirlas. Es verdad que falta mucho por hacer, por lograr, pero no podemos cansarnos. Hay que buscar maneras más frescas para llegar a los jóvenes y sumarlos. Tenemos que confiar en ellos, crear espacios en los que puedan expresar sus sentimientos, sus criterios. Conozco a muchos jóvenes valiosos, entusiastas, con vocación y compromiso revolucionario.
La novela Entrega y la serie Calendario transmitidas por la Televisión cubana abordan temas y conflictos muy actuales en las escuelas. ¿Es una realidad cercana?
Sí, considero que ambos espacios resaltan el papel del maestro. Con el protagonista de la novela tengo más de una coincidencia. Nos apasiona la Historia, ambos somos profesores de esa asignatura y apostamos por métodos novedosos para impartirla y motivar a los alumnos a través de un juego de ajedrez o una canción, por ejemplo.
La serie Calendario llama la atención sobre una cuestión de importancia extraordinaria, el vínculo profesor, alumno y familia. Amalia me sirve como inspiración para tratar de entender mejor a los estudiantes del grupo, identificar a las familias disfuncionales, a los jóvenes expuestos al consumo de sustancias nocivas o que abusan de la tecnología.
También eres guía de un grupo, del noveno 3.
Son 33 estudiantes y estoy con ellos desde séptimo grado; algunos proceden de familias disfuncionales, con bajos recursos económicos, otros tienen a uno de sus padres en el extranjero, incluso familiares que participaron en los sucesos del 11 de julio… Es muy desafiante como ves.
El grupo tiende a desconcentrarse, pero cuando se motiva logras lo que te propongas. Son muchachos muy unidos, con muchas energías. He trabajado fuerte la formación vocacional y me satisface que todos tengan garantizada la continuidad de estudios. Algunos decidieron incorporarse a especialidades pedagógicas para ser, incluso, profesores de Historia.
muchas felicidades a ese joven profesor por tener esa ejemplar actitud y consagracion ante la sociedad.
Excelente artículo la figura del profesor, sobre todo el de Historia Marxismo merece todo el respeto y consideración social . Algunos siguen canto a de sirena y le califican pasado de modas pero en la concreta la realidad es que cada actividad cotidiana corrobora la valía de la memoria histórica y los preceptos Marxistas- Leninistas– Martiana- Fidelista.. Gracias por ser una periodista de verdad.
Excelente articulo rizo es de esos q sienten a cuba en su corazón ejemplo de joven de estos tiempos miembro del Consejo Nacional Del MJM educador y excelente ser humano un abrazo grande del equipo prov del MJM