Con la llegada de la columna invasora al mando del Comandante Camilo Cienfuegos a la zona de Yaguajay, a inicios de octubre de 1958, se abrió un nuevo frente de guerra que agrupó también a los destacamentos guerrilleros Máximo Gómez, del Partido Socialista Popular, y Marcelo Salado, del Movimiento 26 de Julio. La estancia allí de las fuerzas rebeldes recabó la ayuda de colaboradores para los suministros y el cumplimiento de numerosas misiones.
En ese escenario se inserta un medio de transporte que a la postre fue de utilidad para el apoyo a las tropas rebeldes, pues en él se movieron víveres, artefactos de guerra, y también lo usaron en función de las operaciones y emboscadas. Así la camioneta particular de Pedro (Perico) San Pedro, fiel colaborador de Camilo en el poblado de Carrillo, entró a la historia del Frente Norte de Las Villas.
Escambray vuelve a las memorias de la epopeya y se auxilia del relato de Gerónimo Besánguiz Legarreta, director del Complejo Histórico Comandante Camilo Cienfuegos, en Yaguajay, para develar un pasaje poco conocido y a la vez ilustrativo del respaldo que encontraron los guerrilleros en la zona.
Perico San Pedro vivía en Carrillo —actual poblado de la provincia de Villa Clara—, y había comprado una camioneta Chevrolet 57 que la usaba en gestiones propias. Una persona honesta, de mucho prestigio en la localidad, incluso, antes de la llegada de la columna invasora a Yaguajay, la camioneta se utilizaba para abastecer los destacamentos guerrilleros que operaban aquí.
Creado el Frente Norte, el vehículo se volvió un medio valioso. “El enlace Carrillo-Jarahueca-Buena Vista, por donde prácticamente no había circulación oficial, era la ruta que se usaba para llegar a los campamentos de Alicante, Juan Francisco y a otros lugares donde estaban los rebeldes; siempre el chofer era Perico San Pedro.
“Lo entrevistamos varias veces —narra el historiador—, y me contaba que la camioneta fue usada con mucha frecuencia en encomiendas directas de Camilo. La utilizaron personalmente Sergio del Valle (segundo jefe de la columna), Orestes Guerra (jefe de la vanguardia), Manuel Espinosa y Antonio Sánchez (Pinares). “Un día se montó Pinares a cumplir una misión y acomodando el fusil se le escapan dos tiros pegados a la ventanilla. La camioneta tiene doble forro, Perico fue previsor, y cuando la reparó después del triunfo de la Revolución cogió los agujeros por fuera, pero por dentro dejó los orificios de los dos tiros; así se conserva esa huella”.
Describe Besánguiz Legarreta que el chofer hizo una fuerte amistad con Camilo y siguió viviendo en Carrillo. “Un día después del triunfo de la Revolución viene a Cuba un escritor estadounidense a entrevistar a Camilo, que estaba por esta zona dando un recorrido en la camioneta, y manda a Perico San Pedro a Placetas, a pasar un telegrama al escritor comunicándole que no podía estar esa noche en La Habana. Camilo le dice: ‘Dale rápido, para que pases el telegrama’.
“Ya rumbo a Placetas, se da cuenta de que estaba en la ventanilla el jacket de cuero de Camilo, que se lo había quitado. Cuando vira a Carrillo, Camilo no estaba y guardó el abrigo. Se vio con Camilo otras veces y le decía: ‘El jacket está en la casa’; Camilo le contestaba: ‘Paso por allá a buscarlo’; luego viene la desaparición del Héroe de Yaguajay y mantuvo el abrigo en su poder”, detalla.
Cuenta el historiador que Perico San Pedro estuvo trabajando en puestos del Poder Local en la zona de Caibarién y Remedios e hizo mucha relación con los padres de Camilo, quienes visitaron varias veces la zona. “En uno de aquellos viajes le llevó a los padres el jacket de Camilo; Ramón, que era una persona muy correcta, le dijo: ‘Oiga, Perico, si usted ha guardado tantos años ese abrigo, el mejor que lo debe tener es usted’. En una ocasión le hablamos de la idea de tenerlo en el museo, lo trajo, y ahí se expone esa prenda”.
A través de él —relata— supimos de la historia de la camioneta, conversamos sobre la posibilidad de traerla para el museo, y un día nos dice: ‘Está bien, aquí es donde mejor puede estar’.
“Eso fue un trámite largo, de muchas gestiones, existían entonces impedimentos de legalidad —apunta Besánguiz Legarreta—; él fallece en medio de aquel proceso; después el museo, con el apoyo del Gobierno de Sancti Spíritus y Patrimonio, logra adquirir la camioneta. Estuvimos unos 18 años detrás de ese medio, está protegido, pero sin exhibirse, a la espera de edificar un local en el área exterior, donde también están la locomotora y el caballo de Camilo.
“Tenemos el proyecto —diseño a cargo de Pedro Pérez Argudín, el mismo arquitecto del museo y el mausoleo— para construir el estand, un local que la proteja del salitre, de un fenómeno meteorológico, que sea funcional para la visita del público y reúna las condiciones para cuidar un exponente de ese tipo. Las limitaciones de recursos se han interpuesto en la ejecución del proyecto”, apunta el historiador.
“Todo lo que logre el museo rescatar relacionado con la historia del Frente Norte de Las Villas tiene mucho valor —expresa—, porque los exponentes te dan información, transmiten enseñanza, ayudan a entender el esfuerzo que tuvieron que hacer Camilo y su tropa para lograr liberar esta zona y triunfar en la batalla de Yaguajay”.
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