La ciencia espirituana apuesta por el control biológico (+fotos)

Desde que en la década de 1990 Sancti Spíritus debutó con investigaciones vinculadas al virus de la poliedrosis nuclear para contrarrestar de forma biológica la plaga que afecta a determinados cultivos, muchos han sido los tropiezos, por así decirlo, que han debido enfrentar los especialistas dedicados a esta rama en aras de materializar los resultados del estudio, máxime cuando cada logro precisa de un seguimiento que, a la postre, se traduce en la producción a mayor escala, generalización, aplicación y constatación de los avances en las tierras de cualquier productor.

Con este antecedente, un grupo de jóvenes del Laboratorio Provincial de Sanidad Vegetal en Sancti Spíritus encauzan nuevas investigaciones, atendiendo, además, a la aparición de plagas en mayores proporciones por diferentes partes del territorio.

Escambray indaga sobre el tema y en su búsqueda se plantea una interrogante: ¿Qué es el virus de la poliedrosis nuclear? ¿Cuáles son sus ventajas? ¿Hasta dónde han llegado los especialistas que lo estudian?

EL RETO DE LOS INVESTIGADORES

Para la joven Yamilka Lugones Cedeño, ingeniera agrónoma y especialista de Entomófagos en el Laboratorio Provincial de Sanidad Vegetal de Sancti Spíritus, el estudio de la poliedrosis nuclear se ha convertido en un reto no solo para ella, sino para el resto de los investigadores que desde hace tiempo hurgan en todas las aristas relacionadas con el tema,

“Se trata de un virus endomopatógeno —aclara Lugones— que causa una enfermedad a un insecto plaga, el cual ataca a los cultivos. Y no estamos hablando de algo nuevo, pues desde la década del 70 en el mundo entero se conoce, a tal punto que ya son cerca de 24 los países que lo han detectado, siendo China, posiblemente, el que más utiliza este potencial, aunque Brasil lo aplica en alrededor de 2 millones de hectáreas para contrarrestar la plaga que afecta el cultivo de la soya”.

Pero Cuba no se queda atrás, y es por ello que en la década del 90 se iniciaron las investigaciones por el Instituto de Sanidad Vegetal, estudio que se continuó en Sancti Spíritus y fue dirigido por el ingeniero Ayala Sifonte.

¿Qué ventajas tiene la poliedrosis nuclear?

Al decir de la propia investigadora, la poliedrosis nuclear posee las partículas virales protegidas por cuerpos de inclusión de origen proteicos, por lo que soportan más la degradación ambiental, al ser muy resistentes al sol y las altas temperaturas. Pero, además, es muy segura, por su alta especificidad sobre algunas especies, por ejemplo, el de la palomilla del maíz controla esa plaga y no otra. Sin desestimar que posee una gran patogenicidad y virulencia.

DE LA CIENCIA A LA PRÁCTICA

Desde el 2010 y hasta el 2012 el Laboratorio de Sanidad Vegetal desarrolló un proyecto de colaboración de conjunto con la Universidad José Martí Pérez de Sancti Spíritus y una universidad politécnica de Canadá, para trabajar el virus de la poliedrosis nuclear, el cual permitiría, además, encaminar las investigaciones hacia futuras tesis de grado.

¿En qué momento pasaron de la parte científico-teórica a la práctica?

“Como parte del resultado científico de una tesis de grado —aclara Lugones Cedeño— en el 2014 realizamos una prueba de comparación de cepas que incluyó la de mejor comportamiento y la que reportaba un aislamiento superior, también se hicieron comparaciones con el producto sinérgico y en el 2018 comprobamos la efectividad en el campo, específicamente en el cultivo del maíz, en una parcela dentro de la Estación Experimental del Tabaco, en Cabaiguán. Aunque desarrollamos otra práctica en la zona de Banao, con el virus de la sigua, en el cultivo de la cebolla.

¿Sancti Spíritus ya está en condiciones de facilitar a los productores de maíz este regulador biológico para contrarrestar plagas en sus cultivos?

Estamos trabajando en función de eso, aunque para materializarlo debemos culminar la remodelación que se realiza a nuestro laboratorio, la cual este año nos dará la posibilidad de crear a mayor escala el virus destinado a las fincas de pequeños productores y estos, a su vez, se convertirían en promotores de su aplicación, pero también recogerían las larvas inoculadas y las procesarían para aplicarlas a sus cultivos. He ahí la importancia del mismo.

UN INSECTO SALVADOR

Con una alta concentración en lo que hace, casi sin levantar la mirada de aditamento que resguarda en su interior pequeños insectos, así encontramos a Yosbel Hidalgo Sánchez, especialista en Sanidad Vegetal. Su misión está bien definida: criar la crisopa SP, un insecto depredador que contrarresta la plaga del frijol y otras leguminosas.

“Cuando apareció en la zona de Yaguajay la plaga conocida también como el trisp de las flores —aclara el joven investigador—, fuimos convocados a buscar alternativas de control biológico para contrarrestarla, por lo difícil que resulta que un producto sistémico le llegue y la destruya. Entonces surgieron muchas alternativas como el uso de la tabaquina y la cal, pero también de enemigos naturales como estos insectos, que son capaces de penetrar en la propia flor y destruir el mal, claro que la crisopa no es nueva en la bibliografía, pero nunca se había desarrollado como regulador biológico”.

¿Existen antecedentes de la aparición de esa plaga en el territorio?

“Sí, aunque nosotros no lo dominábamos del todo, fue entonces que nos dedicamos a buscar más información y pensar en el desarrollo del insecto. En febrero del 2021, en plena etapa de covid, iniciamos las colectas del insecto en campos de Yaguajay para reproducirlo por primera vez en laboratorio. Ya en una segunda etapa partimos con 30 ejemplares adultos y hoy tenemos, sin hacer ninguna otra recolección, unos 150. Estamos estableciendo el pie de cría y una vez que lo logremos, en un centro reproductor de entomófagos y endomatógenos se obtendría a gran escala para llevarlo a los diferentes campos, que estén afectados por la plaga”, aclara Yosbel.

Sin prisa, pero con pasos seguros, avanza en Sancti Spíritus una investigación que pone a prueba no solo la capacidad de algunos jóvenes, sino también la valía de usar como alternativa tanto insecticidas biológicos como insectos reguladores de enfermedades que pueden aportar mucho en los momentos actuales.

Las ventajas son varias, pero cuando se sopesa el beneficio económico y la disminución de productos químicos, que son además muy costosos en el mercado internacional, además de la reducción de la carga tóxica, entonces vale la pena investigar.