¿Por qué no escribes sobre la inercia en la vida cultural?, me sugería una colega hace unos días. ¿Inercia? Y quedé rumiando la palabra por horas, buscando el posible enfoque o si en realidad es ese el vocablo correcto para definir lo que ocurre ahora mismo en ese ámbito.
Inercia es la incapacidad que tienen los cuerpos de modificar por sí mismos el estado de reposo o movimiento en que se encuentran. También es inacción, inactividad, inmovilidad. Demasiado duro e injusto calificar todo un proceso, un modelo de gestión social, con esa palabra.
Pero en algo coincido: tras el colapso impuesto en casi dos años por las circunstancias pandémicas, ante las circunstancias que vive Cuba y los nuevos retos que trae el ordenamiento económico, es difícil que muchos reviertan ese estado de reposo e inmovilismo en que incurren.
Es justo decir que aún en medio de todo ese mundo adverso hay quienes se han crecido y encontraron vías de expresión estética, no dejaron que todo se fuera a pique y consiguieron que la espiritualidad y el goce llegaran a sus públicos. El mejor ejemplo está en la utilización de las redes sociales y el internet, que no es el único camino ni debe serlo, pero al menos mantuvo activa la comunicación y llevó a reinventarse un escenario virtual muy poco explorado hasta ese momento.
La realidad, que siempre supera cualquier deseo, es que estamos en un momento de reacomodo que aún no encuentra su centro, que en ocasiones es más fácil decir “no se puede hacer” antes de intentarlo, que tenemos instituciones y centros que siguen subutilizados, falta imaginación y creatividad para crecerse.
¿Hemos concientizado que los cines se han quedado para tres o cuatro espectadores y piden a gritos no ser un almacén de butacas? ¿Por qué en los restaurantes y centros nocturnos es casi nula la actuación de nuestros músicos? ¿Qué justifica que ningún artista o compañía de renombre actúe en los escenarios locales? ¿Cuáles son las razones que no permiten una programación estable en las salas de teatro? ¿Qué nos contiene?
Cada una de esas interrogantes tienen justificaciones reales, pero también faltan emprendimientos, cambiar la mirada, aceptar que la vida cultural tiene ante sí retos inmensos para estar a tono con las políticas sociales y económicas de la nación.
La frase más socorrida es “no hay dinero”, cuando debe ser “qué hago para tener dinero”, porque el presupuesto del Estado no va a seguir presumiendo de gastos que no generen utilidades y si hasta hoy llevar a punta de lápiz la gestión económica era cosa de otros, ahora es asunto de todos.
Desde hace muchos años las industrias culturales han sido el soporte del Producto Interno Bruto de muchas naciones con menos, pero mucha menos infraestructura institucional que Cuba. Nos ha costado y cuesta asumir que no todo depende del turismo, que en efecto, sin dinero no se puede hacer un montaje teatral y menos organizar un concierto, un taller, un evento, que la gratuidad no lleva a ninguna parte, nos falta formación en economía y legalidad, pensamiento colectivo para explorar y asumir las nuevas posibilidades que se abren para no dejar en el aire lo que ha costado miles y millones de pesos levantar.
¿Inercia? No lo creo, cambio de visión, atrincheramientos, necesidad de diálogo y conocimiento de lo que realmente impone la vida cubana actual, puede ser. La cultura, por muy sublime que sean sus efectos, no es un ente ajeno a ello, un electrón libre al que van a seguir dándole cucharadas de presupuesto si no es capaz de una vez y por todas de generar utilidades sin renunciar a sus esencias, sin dejar desamparado al público.
Había olvidado comentar acerca del otro acercamiento multicultural, el de una vez al año, la feria del libro… Desde que desaparecieron las vidrieras para enseñar con antelación los títulos que se pudieran adquirir, ya se pierde bastante, teniendo uno que ver primero lo que hay, en vez de dónde lo hay… Lo mismo creo que cada vez eran menos y menos días. Ya debe dar algo de miedo la de este año(espero ocurra) con la deuda que se arrastra de los anteriores.
Buenas, un punto ya muerto para muchos, el cine, parte de una época que acompañó a muchos de nosotros ávidos del 7mo Arte. Hace mucho tiempo, aquí en SS se hacía una muestra de películas muy diversas, El cine imagen y memoria, creo que se llamaba. Había de todo, desde una selección latinoamericana del festival de la Habana del año anterior, homenajes a actores o géneros, selección más internacional, animados, películas cubanas. Una semana bastante movida. Y un buen día eso se dejó de hacer.
Aquí muchas veces siempre se hace difícil para hacer o mantener. Y se aplica por desgracia a muchos lugares y entornos.
Ñoo veo y leo muchas justificaciines pero hay mucha realidad. En que todo esta paralizado. En el mismo SSP de noche ni una musica en la casa de cultura. Al fin se está cobrando un salario, y eso afecta los presupuestos al no tener ganancias. los mismos particulares no se ven de noche…. sensillo no los dejan, el bulevar da miedo lo despojado y solo que está. Los demás en otras provincia se vende de todo, para eso no hace falta mucho solo dejarlos que hagan sus negocios como en el frente del estadio de béisbol. Solo queda el el Coliseo si es asi como lo llaman ahora. Los que visitan el centro cultura la plaza. Donde la violancia y las alteraciones del orden están a la orden. Entonces de quen es el tema de las gestiones. Bueno del gobierno que no aprieta a cultura ni a nadie. Es mejor estar con sus salarios y carros que dando reuniones para mejorar la vida del espirituano.
Muy correcta su reflexión los que tienen que ver directamente con el tema deben analizar su postura actual y abrirse al cambio para poder ayudar no solo a la juventud q tanto lo necesita sino a todos los que necesiten mantener encendidas sus espiritualidades en estos tiempos tan duros.
Atinada alerta. Son capacitados nuestros gestores y funcionarios culturales en gestion economica? Debemos tener cuidado tambien en someter la cultura a la punta afilada de las utilidades.
Abelardo he ahí el mayor reto !!!
Mi amigo Carlos , si usted lanza esa misma mirada a otros sectores no productivos o productivo, se encontrara con muchos puntos coincidentes y todos tendran un punto de Intercepción, el hombre, que hoy marca la diferencia con otras epocas donde la responsabilidad no era una consigna.
Coincido contigo…
Me gustaría verte en un cargo de dirección en el sector de la cultura, para que puedas demostrar con hechos todo lo que dices
Félix, yo soy trabajador de la Cultura y funcionario, además. No hablo de lo que no conozco.
Hablar es muy fácil, lo difícil es hacer
Triste realidad.Ya lo comentaba por fb.De verdad no podría vivir en SSp con esa vida cultural tan muerta! Yo cómo tantos otros necesitamos del arte para alimentar el espíritu y el intelecto.Creo q lo q màs funciona últimamente es el Festival de las Tecnologías que hacen entre feb y marzo.Ese màs o menos sí suena! Slds
Yen, gracias por su criterio. Creo que mi opinión es la de muchos. Son muchos estereotipos los que tenemos que romper para sumir el asunto.
Coincido con tu criterio Carlos, sintonizo con la idea de que más que inercia, lo que ha sucedido es que no hemos sido capaces -por capacitación, sensibilidad o estímulo de un diálogo que revise y se nutra de nuevas alternativas-, de salir de las «zonas de confort» en la gestión de los procesos culturales que pesan sobre los hombros no solo de decisores administrativos sino de organizaciones culturales y otros actores que inciden en la vida cultural.
No basta con describir el entorno, con enunciar en plecas una matriz DAFO, o autocoplacernos en «autocríticas necesarias». Se precisa atacar causas, modificar comportamientos y ofrecer variantes de gestión a tono con los nuevos tiempos. Es imprescindible, siempre al calor los principios que plantea nuestra política cultural; oxigenar, revivir y replantear nuestra práctica a partir de las resignificaciones que impone el entorno. Es imprescindible pensar si en una gestión cultural que impacte en las dinámicas de jerarquización cultural, de referentes, en la legitimación de nuestros creadores, su promoción y remuneración, pero que también empodere nuestras instituciones como espacios socialmente pertinentes a partir de una programación alineada con las necesidades espirituales y por qué no de sus espectativas de esparcimiento. Preguntas hay un montón, pero la actitud debe ser una…ser actores socioculturales consecuentes, atinados y oportunos. Saludos…voy directo a la suscripción y la campanita. Excelente espacio
Gracias Duniesky. No dejas de tener toda la razón. Es un tema complejo, pero no irreversible.
Saludos: Hay que pensar también en actividades culturales que lleven al esparcimiento sobretodo de la juventud. Por ejemplo, en Cabaiguán años atrás la calle Valle los sábados a las 10 pm era un hervidero de juventud. Era el día soñado para salir y compartir. Hoy en día esa misma calle, ese mismo día y a esa misma hora es un cementerio. No hay opciones y todo es justificación. Por eso la juventud tiene que buscar opciones diversas, como alcoholismo, juegos lícitos e ilícitos, emigración, etc. Ni funciona el cine, ni el círculo social, ni el club campestre. Pregunto: ¿Qué actividad sana, constructiva puede hacer la población que satisfaga aunque sea a medias sus expectativas?. Por favor, quiero respuestas en opiniones sensatas.
aqui en Yaguajay, pero con nombres diferentes de lugares es lo mismo
El asunto involucra a todos, sin excepción.
Amigo, creo que en el propio comentario puede encontrar respuestas:
«La realidad, que siempre supera cualquier deseo, es que estamos en un momento de reacomodo que aún no encuentra su centro, que en ocasiones es más fácil decir “no se puede hacer” antes de intentarlo, que tenemos instituciones y centros que siguen subutilizados, falta imaginación y creatividad para crecerse.»