La cultura libra batallas que muchas veces pasan inadvertidas, que están en el día a día de su gestión. Es posiblemente uno de los sectores de la sociedad cubana que más cuestionamientos recibe. Vive entre aplausos y tiros al blanco donde la diana son sus instituciones, su programación, sus creadores y funcionarios.
No hay un día donde la vida cultural no sea revisada de pies a cabeza en espacios públicos, privados, en las redes sociales, en la cola del pan. Siempre ha sido así y aunque en ocasiones asisten razones, también el desconocimiento de lo que aporta, el derecho que tenemos a acceder a ella, pone al sector en una posición de balanceo sobre la cuerda floja.
El último año, que estuvo marcado por momentos duros y amargos provocados por la covid y los intentos externos de desequilibrio social, fue a pesar de todo ello una verdadera prueba de fuego para sostener la articulación con las organizaciones de creadores, los jóvenes artistas y el sistema institucional.
En Sancti Spíritus poco se habla del esfuerzo de la enseñanza artística en la atención permanente a los estudiantes de la Escuela Elemental de Arte Ernesto Lecuona, a los de nivel medio en los centros regionales y a los del Instituto Superior de Arte, que vieron sus aulas convertidas en hospitales de campaña. Los profesores mantuvieron dinámicas nuevas para acercar conocimientos, seguir formando a sus estudiantes, visionando sus posibilidades de crecimiento estético.
El 2021 sirvió para adentrarse con paciencia y tiempo de sobra en los fundamentos que asisten para la declaratoria de la Danza Isleña de Poza como Patrimonio Nacional. De otro lado, fue el comienzo de la digitalización del patrimonio documental de los museos de Fomento, Trinidad y el Museo Provincial General, aunque no se disponga de suficientes medios técnicos y materiales para la conservación de los inmensos valores que atesoran esas instituciones.
Es cierto que la programación cultural se vio golpeada donde más duele al no poder sostener su ritmo habitual y mucho menos intentar crecer desde nuevas perspectivas, más reales y con los pies en la tierra. El desplazamiento a los espacios virtuales fue su mejor aprendizaje y ahora, aunque las acciones presenciales tienen lógicas limitaciones, la programación actual está obligada a mantener esa experiencia si quiere propiciar la participación activa de los ciudadanos en los procesos culturales, satisfacer sus necesidades espirituales, de recreación, elevar la capacidad para apreciar el arte, promover la lectura y enriquecer la vida.
Aunque parezca repetitivo en estos días, nunca será suficiente el agradecimiento a los artistas y trabajadores de la cultura que se involucraron en cuerpo y alma en la lucha por detener la propagación de la covid, a quienes nos acompañaron en los vacunatorios, a los que casi nunca se mencionan pero fueron una garantía para la alimentación, el transporte, la restauración y el mantenimiento de muchos centros.
Tenemos que ser honestos y reconocer que la cultura necesita un cambio en sus formas y maneras de plantearse su relación con los públicos, de seguir transmitiendo los valores esenciales de la nación por todos los medios posibles, sean presenciales o virtuales. ¿Cuestión de hombres? ¿Necesidad de una descentralización eficaz? ¿Mejorar el diálogo con los creadores y aumentar la presencia de estos en la toma de decisiones? ¿Fomentar desde los territorios el conocimiento de sus mejores obras?
En un territorio con 124 instituciones culturales es imprescindible fortalecer la base material e impulsar el desarrollo cultural y su promoción desde la ciencia, la gestión integral de los recursos humanos, la informatización de los procesos culturales y administrativos. Esas metas no son inalcanzables, dependen siempre de la pasión con que se asuman, de la capacidad para construir universos que sean referentes y no caer en los datos fríos sin medir el efecto de las acciones.
Cuando en las próximas horas la Dirección Provincial de Cultura y Arte en Sancti Spíritus revise su gestión en el último año y establezca desde el diálogo, el debate y el razonamiento colectivo sus objetivos para el actual, no será posible llegar a mostrarlo todo, acaso aquello que es más visible a los ojos de la gente. Pero debe quedar el buen aliento de saber aprovechar las contrariedades de la vida cubana actual para dar un salto que resulte en resiliencia y se parezca más a los sueños de muchos.
Ni La Casa del Caribe en Santiago de Cuba, ni Casa de Las Americas tienen un espacio en la Radio y la Television Cubana, son entes aislados de la poblacion, es un ejemplo de como la cultura no llega a la poblacion. Por otra parte el Caribe sigue ausente en los medios de prensa de Cuba, salvo resenas intemporales de vez en cuando, seguimos viviendo aislados y desinformados como caribenos, como cultura caribe, salvo por algun que otro festival. ? Pero que sabe el cubano promedio de lo que ocurre en el caribe, en los paises del CARICON, nada, sabe mas de Francia o Inglaterra, de ahi la enajenacion y el desarraigo cultural en la cultura marginal, remora del coloniaje y la esclavitud durante el regimen de Espana. El enfoque cultural en los medios y el ICRT debe ser debatido ampliamente porque dentro del canal de entretenimiento, que no se puede violar porque se produce ruido en el sistema, tienen que adecuar la transmision de los codigos culturales de la nacionalidad y la identidad caribe.
Es mi consideracion que la cultura, la verdadera cultura aun sigue siendo elitista en Cuba, no llega a la poblacion y ese es el verdadero problema que nunca ha resuelto el Ministerio de Cultura porque no existe un enfoque intersectorial.No son pocos los dirigentes que entienden la cultura como una tarima, un equipo de audio, un grupo musical y un tiro de cerveza. Para saber el estado lamentable del peso especifico de la cultura en la poblacion cubana no hay mas que visitar el interior de las casas donde reina el kish y la cultura nacionaly caribena estan ausentes. EL MINED Y EL MES no son apoyados por los organismos y factores territoriales y nacionales como ley o decreto en la gestion cultural con los estudiantes, ese problema se arrastra desde 1978 en el MES con el ICAIC. El Fondo de Bienes culturales, como me dijo un academico ingles, se dedica a la produccion de basura para turistas americanos, su gestion como reproductor en serie del arte nacional para hacerlo asequible a la poblacion como decoracion no existe. El arte local no se reproduce en serie para que pueda ser adquirido por la poblacion. El diseno de los letreros comerciales es infame, asi como la decoracion de los comercios tanto estatales como privados, en fin tendrian que plantearse si el FONDO se va a limitar a un reciclaje de la basura para un kish comercial atractivo al turista de bajo nivel o se va a dedicar a reproducir el arte local y nacional para su venta en serie a precio asequible a la poblacion y el comercio. Un aspecto grave en Cuba es haber suprimido la actividad de decorador de interiores y atelier, esto mato la orientacion cultural en la poblacion. Si vamos alos fotoshop de las fotos comerciales, oh, horror, para ser fotografo comercial no existen cursos obligatorios de estetica nacional y del caribe, ni existe supervision del enfoque cultural en los photoshops de bodas, quince y cumpleanos. La fotografia, primera forma fundamental de comunicacion no cumple en Cuba los valores del diseno y la cultura cubana, sino que propaga el kish como una epidemia en la poblacion ya que es una actividad que debe ser regulada y supervisada por el Ministerio de Cultura. Estos son apuntes al vuelo. Cultura cree que con visitas de creadores y artistas a zonas campesina ya cumplio el plan de informes a la nacional, craso error.