Año nuevo, vida nueva: esa parece ser la máxima del 2022. Una y otra vez se escuchan las oportunidades que se abren para el crecimiento y desarrollo de la sociedad cubana. Los augurios, aun modestos, son alentadores. Aquellos que prefieren ver el vaso medio lleno y la luz al final del túnel lo saben, aunque conserven sus dudas ante el nuevo rebrote de la covid apenas comienza el año.
La mayor resistencia que vive Cuba está en el cambio de mentalidad, de estilo, de formas y maneras de asumir los retos que la propia dinámica del desarrollo nos impone. A ello se ha referido la máxima dirección del país una y otra vez cuando se habla de ordenamientos, creación de capacidades, encadenamientos productivos, crecimiento desde lo local, poner el oído en la tierra.
Pero nada es fácil cuando se trata de quitarnos el polvo de la inercia y la modorra creativa. Se necesita un baño con agua a presión para desbrozar las capas de la resistencia, el conservadurismo, el querer repetir a toda costa fórmulas probadas pero no atemperadas a los días y generaciones que comparten el mismo espacio y tiempo.
Las mayores trabas para agilizar el paso están ahí, en la falta de creatividad, en atreverse a correr el riesgo y apostar por ideas frescas e innovadoras. Seguir viendo como enemigo a quien propone soluciones diferentes, no escuchar y preferir la rutina de lo conocido, lacera el avance y no bastan disposiciones legales, resoluciones ni leyes cuando se impiden, niegan y ocultan las oportunidades del otro por favorecer la comodidad de una posición de mando.
No hay día en que no escuche que lo mejor es retomar aquello que dejamos perder, que lo que vamos a hacer se parezca a tal o más cual momento cuando había bonanza y comodidad, que se quieran volver a etiquetar las “nuevas” propuestas con lenguajes, nombres y acciones vencidas por el tiempo o la propia dinámica social. Somos un país que ha vivido muchos años bajo las tormentas de la imposición foránea, que ha tenido que crear sus propios mecanismos de defensa ante la avalancha de agresiones, pero esa fortaleza nos dice que no conocemos el miedo. ¿Por qué entonces temer el paso de lo dialécticamente necesario? ¿No es suficiente la voluntad política y de gobierno? ¿Estamos obligados a convivir con los fantasmas de nuestros propios errores?
Es comprensible que cueste trabajo, mucho trabajo entender los procesos de cambio que desde la constitucionalidad exige y necesita la sociedad cubana. Dar paso a muchas de las nuevas propuestas puede ser hasta doloroso para algunos, pero no se puede tapar el sol con un dedo. Vivimos en una nación que tiene la unidad en la diversidad como su mejor arma, la palabra Revolución como una bandera infinita, derechos que son una quimera en muchos lugares del mundo y estamos obligados a responder a esas buenaventuras.
Tampoco es tirar por el caño de la historia todo lo aportado por varias generaciones, de esa fuente hay que beber lo realmente bueno y perdurable, pero hay que lograr que se parezca a nuestros días cada paso que demos. Atender las necesidades sentidas de la gente no se resuelve con consignas y menos con llamados vacíos, se resuelve con acciones, transformaciones, resultados tangibles.
El que se imagine que con muchos post en Facebook y tuits a toda hora estamos avanzando, está en el mayor de los errores. Ese es el complemento de hoy para mostrar resultados. Lo que sí es necesario es que los resultados lleguen a la mesa de cada cubano, sea tema de debate y cuestionamiento, se logre con ello la participación colectiva desde un enfoque innovador y desprejuiciado, aceptando las diferencias pero juntos, tomados de la mano.
Si en Cuba no se ponen pa’ la cosa y se unen para avanzar, para trabajar, piense cada cual como quiera pensar, siempre sobre la base constitucional de un estado de derecho, jamas saldran del atolladero en que se encuentran por la mexzla de pandemia y restricciones de Biden que seran mas agresivas en el 2022, el mejor ejemplo lo tenemos hoy en Estados Unidos, el pais robotizado mas rico de la tierra, que se ve hoy al borde de conmociones sociales muy precupantes. Mirando a la division de Democratas y Republicanos en el Congreso. En Cuba, tanto el gobierno como la poblacion deben poner sus barbas en remojo porque tenemos un clima de inestabilidad politica elevada a solo 90 millas, sumado que es el foco de infeccion mayor del planeta. No pueden distrarse, ni demorarse porque los cambios de coyunturas y los escenarios seran inesperados.