Bastaron tres días para que Sancti Spíritus demostrara con su propio talento que puede ser una plaza atractiva, exitosa y consolidada. A fuerza de unión y de mucho ingenio visibilizó gran parte de las fortalezas de sus expresiones culturales y del sector de las comunicaciones.
El mejor ejemplo se disfrutó en el stand Identidad Cultural Espirituana, merecedor del premio de la VI edición de la Feria Tecnológica La Guayabera 5.0, un evento que otra vez estremeció la ciudad del Yayabo y la despojó de la pasividad que muchas veces encontramos en calles e instituciones del propio sector cultural.
“Fue pensado desde la cultura y el patrimonio —afirma Anait Gómez, al frente del Centro Provincial de Patrimonio, uno de los responsables del espacio ubicado en el patio del Museo de Arte Colonial, de Sancti Spíritus—. Quisimos hacer algo atractivo y mostrar lo que hacemos en los museos, pero de forma diferente. Por eso dedicamos los tres días a tres grandes temáticas: cocina cubana, artes decorativas y patrimonio natural.
“Estamos contentos porque además de lograr visibilizar nuestro patrimonio de otras formas, interactuamos entre los órganos locales, trabajadores por cuenta propia y las propias instituciones del sector cultural del municipio.
“Hay cosas que nos faltan. Nos dimos cuenta de que podemos hacer mucho más, inclusive con actividades de mayor impacto. Y una de las dificultades fundamentales fue la campaña de comunicación porque trabajamos tarde”, acotó.
Si bien toda obra humana es perfectible, la Feria en esta VI edición —signada por estrecheces económicas y secuelas pandémicas—demostró su mayor valor: no le hizo falta que llegaran hasta la Casa de la Guayabera propuestas nacionales con gran repercusión mediática. Aunque en la memoria están frescas las jornadas en que iniciativas —tanto desde las ciencias como la cultura, ente ellas aquel majestuoso concierto de Omara Portuondo y la Orquesta Faílde— se robaran el show, sus organizadores supieron cómo hacerle una envoltura atractiva a nuestro talento.
Primero porque logró convocar sin aglomeraciones —al distribuir sus opciones por varias sedes y aprovechar la Internet— a esos públicos que, tras casi dos extensos largos años pandémicos, anhelaban una cita atractiva y diversa; y, segundo, porque en esta tierra se sobran los buenos ejemplos que debemos referenciar.
Tal es el caso de la trinitaria Yudit Vidal Faife y su grupo de artesanas, pertenecientes a Entre hilos, alas y pinceles, así como Olisvael Basso, líder del proyecto jatiboniquense Dueños de la Fantasía —a los cuales se les dedicó la Feria—. Ambos pudieron contar sus experiencias y aprender de sus homólogos.
“La Feria me pareció extremadamente favorable —opina Olisvael Basso—. Pude interactuar con personas de muchas experiencias y saberes en disímiles campos. Esta oportunidad evidenció que la salud de la cultura y el uso de las tecnologías en Sancti Spíritus va por un buen camino y será mucho más explotado”.
Similar criterio tiene Omar Fernández Galí, quien a la vista de los públicos creó sus grabados.
“Es la primera vez que asisto como artista y fue muy provechoso, pues durante tres días compartí todo cuanto se hace en el Taller de Artes Gráficas de Sancti Spíritus”.
Mientras que lo más novedoso en el mundo tecnológico, ese que en ocasiones solo es conocido por un pequeño grupo de expertos o público especializado, también tuvo su espacio en la casa, donde se resguarda la mayor colección de guayaberas del mundo. Se llevaron las palmas: EterTICs, una propuesta para la migración a software libre en la radio espirituana y el kit de robótica de la Dirección Provincial de los Joven Club, este último, según su especialista Ariel Alejandro Suárez, con gran aceptación entre las más nuevas generaciones.
“Llegaban, preguntaban cuál era su objetivo, dónde podían interactuar mucho más con ellos. Además, pudimos conocer de adolescentes con saberes e intereses por la programación e invitarlos a que se sumen a nuestra entidad”.
Ya la VI edición de la Feria Tecnológica La Guayabera 5.0 vive en el momento de sus evaluaciones, de reconocer sus fortalezas y debilidades. Y, aunque de forma general, vuelve a colocarse a la vanguardia de las citas espirituanas por su poder de convocatoria y carácter soberano, aún le falta apropiarse de un verdadero ámbito de feria, porque tiene que asumirse como un evento de todos los sectores y contar con mayores apoyos gubernamentales para que las calles empedradas que bordean la casona sede central sean verdaderas vitrinas de todo el ingenio espirituano y no de algunos (los de siempre o los más asiduos en sus ediciones).
Por ejemplo, faltó el sector de la Salud —guerrero en este último período—. ¿Por qué no asumir que el quehacer de la biotecnología en busca de nuestras vacunas se abraza de cultura y tecnologías?
La apertura de las mentalidades espirituanas para aceptar grandes retos y parecerse mucho más al actual contexto sigue siendo una asignatura pendiente a la hora de concebir eventos en la provincia.
Lo viene gritando desde su primera edición la Feria Tecnológica, que goza ya de todas las condiciones: autenticidad, actualidad, dinamismo y solidez para ser este el gran evento que obligue llegarse hasta la urbe del Yayabo a media Cuba y otros muchos territorios acoger a sus propuestas como subsedes.
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