Una vida consagrada al trabajo de brindar servicio eléctrico por toda Cuba y las vivencias acumuladas en cada una de esas contiendas a las cuales le ha convocado el oficio, le han dado a Jorge Armando Valdivia Perdomo la certeza de ser un “pesao” que no acepta nada mal hecho entre sus colegas de la Empresa Eléctrica de Cabaiguán.
Tal vez sean su marcado espíritu guajiro y su profunda nobleza, las razones por las que no mire directo a los ojos cuando se trata de hablar de sí mismo, pero según sus compañeros de batallas, es un incansables en cada faena y muy directo a la hora de decir a los demás cómo se hace bien el trabajo.
Hace dos años que se jubiló, pero la Organización Básica Eléctrica de su municipio demandó su reincorporación. “Sentía que tenía fuerzas y posibilidades para seguir aportando —asegura Valdivia— y como hay necesidad de trabajadores calificados, decidí volver y dar todo lo que pueda al oficio, desde la grúa que tanto he cuidado en estos años”.
Muy cerca de la Secundaria de La Campana, en Cabaiguán, el ambiente campestre y el entorno familiar formaron desde niño sus virtudes de disciplina, consagración y humildad que le han acompañado toda su vida.
A los 17 años se inició como operador de maquinaria agrícola en varios lugares de la provincia: El Jíbaro, Tayabacoa y Jatibonico tirando caña en las zafras, hasta que llegó la edad del servicio militar, por tres años en El Guajay.
“Después del ejército —apunta—, en el año 1976 empecé a trabajar en la Empresa Eléctrica de Cabaiguán, primero como liniero, pero problemas en la columna vertebral me obligaron a pasar a la plaza de operador de carro pluma, como se les decía a las grúas de aquel entonces y en esa tarea estuve alrededor de 30 años”.
Tal vez los riesgos mayores los vivió durante los 12 años, a finales de la década del 70, que compartió oficio con una brigada “en caliente” que se conformó en Sancti Spíritus. Luego, cuando se hizo la brigada de ese mismo tipo en Cabaiguán, retornó a su tierra natal.
“Son labores que llevan mucho riesgo, porque se hacen en líneas energizadas de alta tensión —continúa Valdivia—, donde estás en peligro todo el tiempo”.
No son muchos los profesionales que cuentan en su hoja de servicios con el honor de participar en todas las tareas de recuperación convocadas ante los desastres provocados por fenómenos naturales que afectaron el país; Valdivia sí.
“Hasta que me jubilé, fui a todas las provincias por donde pasaron ciclones. Las experiencias más fuertes las recuerdo en Los Palacios, hace 14 años, donde estuvimos dos meses y posteriormente en Baracoa, hace unos seis años, por la dimensión de los daños, donde tuvimos que instalar los equipos en muchas lomas, en pendientes muy altas y también dentro de las aguas desbordadas del río Toa”.
Los recuerdos le llegan con facilidad y ante el tema de experiencias desagradables responde sin pensar dos veces: “En Baracoa resbalé en el fango mientras operaba la grúa desde el suelo y me fracturé un brazo. Fue doblemente doloroso, en el brazo y en la mente porque me vi limitado en un momento duro para los habitantes del lugar y para mis compañeros”.
También sus huellas transformadoras están en todas partes del territorio provincial, como parte de las tareas de ampliar la cobertura de electrificación en las zonas rurales. El montaje de la línea eléctrica que va hasta Topes de Collantes, que ya tiene cerca de 40 años y también en Gavilanes. Fueron experiencias en zonas muy intrincadas y de muchos obstáculos.
A Valdivia le llueven los reconocimientos por tantos años de servicios y por tantas proezas realizadas ante las más duras condiciones, pero es un tema que, a todas luces, no le agrada. Solo usando una especie de mayéutica trascendental, cuenta que en cada fin de misión por desastres naturales tiene un diploma que guarda con mucho cariño.
En un lugar importante de su casa conserva otras condecoraciones: Medallas Jesús Menéndez, la medalla Proeza Laboral en dos oportunidades y la Ñico López, junto a los diplomas de vanguardia provincial y el reconocimiento por los trabajos realizados por los efectos causados por “la tormenta del siglo”, en La Habana.
Los más jóvenes que lo acompañan lo miran con un tono especial, según cuenta Luis Enrique Calderín, su pareja de trabajo por décadas. “Para nosotros es como un padre caprichoso o como un maestro exigente. No te deja hacer nada que no puedas, nada que sea peligroso. Siempre arriba de uno, alertando sobre el uso de las normas de seguridad, aconsejando sobre cómo hacer bien lo que tenemos que hacer y cómo evitar el accidente”.
La familia es su motivo para poner la mente en los peligros del trabajo y poder regresar siempre con ellos. “Mi casa, mis hijos y mis nietos son mi mayor disfrute —dice Valdivia—, independientemente de que me gusta mucho ir al rodeo en mis ratos libres”.
Así se ve caminar por los pasillos de la OBE Cabaiguán, por las calles y por los campos donde quiera que los clientes le necesitan, arriba de su equipo o abajo en función de consejero, con la frente levantada cuando sus colegas de tantos años agradecen la seguridad que les viene de la noble virtud que tiene Valdivia de ser un “pesao”, pero para el bien de todos.
A Valdivia se le olvidó contar cuando en 1986 lo fueron a recoger para partir de inmediato para minas del frío. En el momento de la partida ya todos reunidos en el parque Serafín Sánchez de Sancti Spiritus, el chófer operador de carro pluma llegó para informar que no podía ir, a esa hora el director de la Empresa dijo, voy a buscar a uno que estoy seguro no me falla, como a los 45 minutos llegó acompañado por Valdivia fue por una semana para lo que fue preparado y estuvo casi un mes, me dieron la tarea de llevar el relevo y provisiones para la tropa, Mi amigo cómo dice siempre que nos vemos, Un abrazo para un eléctrico de pura cepa.
Es un orgullo para una hija leer cada una de estas palabras tan bien pensadas, dirigidas al hombre más grande del mundo «Mi padre» , celos he sentido con tanta dedicación y entrega a su oficio , con el miedo a que pueda suceder cualquier imprevisto , hoy me enorgullece ser tu niña pequeña quien se sienta a Tu lado y escuchamos una y otra vez tantas historias vividas Felicidades papá te mereces cada uno de los reconocimientos que guardas con tanto amor y el cariño.
Gran amigo una persona de gran valor que ha sido el maestro de varias generaciones de eléctricos tuve la gran oportunidad de aprender muchas cosas con el para mi buen amigo Jorge Valdivia Perdomo un fuerte abrazo y sigue siempre con la honestidad fuerza y energía que te caracteriza
Excelente trabajador y ser humano, me tocó dirigir su trabajo en la revuperacion de varios eventos metereológicos y su desempeño fue el máximo. Es ejemplo para todos, con él aprendi mucho. Gracias por tanta dedicación y entregs
Honor a quien lo merece,infatigable,Valdivia,muchas interrupciones en las líneas de Transmisión,110 kv, en los años finales de la década de 1970,madrugadas,campos inundados por torrenciales lluvias,atascos prolongados con aquel Zil 57 o Ciriaco como le decíamos y todas esas jornadas de vencieron,muchas felicidades por este reconocimiento.
Gran persona,amigo,ser humano,ejemplo de humildad,honradez,exigencia consigo mismo y los demás,consagración,compromiso,amor al trabajo,sus familiares,amigos y apego al trabajo distinguen a Valdivia.Yo diría el Decano de los operadores de Equipos Toimil de la Empresa Eléctrica de SanctiSpiritus.
La persona más íntegra que conozco, excelente trabajador…ni con todas las palabras de elogio del mundo alcanzaría para hablar de Valdivia. Ojalá en un futuro “ bien lejos” su nombre sea inmortalizado en la empresa eléctrica sancti spíritus y aún así nos estaríamos quedando cortos en devolverle todo lo que ha hecho por la empresa eléctrica, por Cuba…por nosotros. Gracias Valdivia
No tengo palabras para expresarme, solo leer está un gran nudo en mi garganta y una impresión en mi corazón. Ese ejemplo de hombre, maestro, entrega, virtud y muchos calificativos que no alcanzara una cuartilla para describir , es mi padre. Uno de mis grandes ORGULLO. Un ser que ha dedicado su vida a la empresa eléctrica en cualquier parte, con los más insignificantes recuerdos como un dibujo de un niño que para él es un tesoro.
Grande entre los grandes. A Valdivia lo conocemos todos en Cabaiguán y ha dejado muchas amistades en toda Cuba, donde quiera que ha trabajado ayudando a los afectados por ciclones. Toda una personalidad.
Execelente profesional, padre y esposo maravilloso, ejenplar. Cuanto orgullo siento de ti!!!! Que alegria me ha dado este reconocimiento. Hombre humilde y consagrado.
Guajiro noble y excelente profesional que es un símbolo para los eléctricos cabaiguanenses.
Ese es nuestro gran compañero de trabajo, es como una enciclopedia de cómo trabajar con equipos pesados siempre respetando las normas de seguridad