Por el sendero angosto caminan en fila india y hacen bromas; a la derecha el río se precipita todavía con furia y el paisaje es hermoso; pero los hombres no miran ni a un lado ni al otro, avanzan con la idea de rescatar los tubos de la conductora de San Juan de Letrán que, tras las lluvias de los últimos días, han quedado varados. Desde entonces Trinidad no recibe agua del surtidor natural que, en época de primavera, alivia el abasto del preciado líquido a la ciudad.
Los primeros en llegar a la zona del “Parquecito” fueron Raidel Valdivieso y Yohny Vela, los guardianes de la conductora. Todavía con el agua en la cintura, detectaron la afectación y enseguida avisaron del daño. Aproximadamente 12 metros de tubería de 400 milímetros fueron arrancados por el empuje de la crecida y permanecen sumergidos en el cauce del río.
La brigada de mantenimiento de la UEB Acueducto y Alcantarillado Trinidad subió dos días después y Escambray la acompaña en una caminata de 4 kilómetros montaña arriba, a 140 metros sobre el nivel del mar y a mitad del nacimiento del manantial.
Siempre el mismo recorrido y la misma carga. Le llaman “señorita” a una especie de güinche hidráulico que pesa más de 100 libras y no pueden dejar atrás porque lo necesitan para ayudar a extraer la tubería sumergida. Primero sobre un hombro, luego sobre el otro, alguien resbala; ayudan todos y ríen.
Casi al mediodía llegan hasta uno de los tubos de hierro fundido y comienza la peligrosa maniobra de izarlo, trasladarlo y acoplarlo a la conductora mientras la corriente de agua que desciende impresiona. El jefe de la brigada, Rodney Muñoz Borrell, no duda de la pericia de sus hombres, pero tampoco se confía. “Hemos subido varias veces a realizar este trabajo y siempre tomamos precauciones; nunca hemos tenido ningún accidente”, dice sin perder de vista a sus compañeros que se encuentran en el cauce del río todavía crecido.
La maniobra dentro del agua se torna compleja. Roberto Muñoz es trabajador de saneamiento de Acueducto y está de vacaciones, pero sabe que la avería de San Juan es grave y la población espera el servicio. “Ya lo tenemos a punto de caramelo”, bromea en medio de la difícil operación.
Recuperar el trazado de la conductora constituye el propósito de estos hombres que cruzan los dedos desde los primeros pronósticos de lluvias intensas. Solo ellos viven después la odisea del ascenso y de la restauración del tramo dañado en condiciones extremas, no siempre con los recursos a mano. “Vamos a hacer el trabajo rápido y bien para que los trinitarios reciban el agua. Ya llevo seis años en la empresa y ninguno de mis compañeros se ha negado nunca a subir”, asegura Roberto Muñoz.
El resto de la brigada lo apoya, aunque prefiere mantenerse en el agua “luchando” con el trozo de hierro que pesa por encima de las 300 libras. Yandiel Muñoz, su sobrino, José Calderón, Enrique Dalmau y Dani Yhanes apenas se sintieron el cansancio del ascenso y se concentran ahora en el tubo y la manera de extraerlo con la ayuda de la “señorita”.
EL PRIVILEGIO DE UN MANANTIAL
En esta ocasión Escambray no llega hasta el nacimiento de San Juan de Letrán, la única fuente natural de abasto de agua a la ciudad que durante el período lluvioso aporta más de 100 litros por segundo a un sector urbano importante, donde se incluyen todo el Centro Histórico y sus áreas colindantes, las llamadas zonas alta y media, de acuerdo con el sistema de distribución diseñado por Acueducto en el territorio.
Alrededor de 16 kilómetros de conductora trasladan el vital líquido desde este surtidor natural que nace a más de 260 metros sobre el nivel del mar y atraviesa la montaña en todo su trazado. Johny Vela es uno de los responsables de cuidar la integridad de la fuente de abasto y de esta reserva natural. Y para ello tiene que recorrerla todos los días.
“Me levanto a las cuatro de la madrugada y antes de las ocho ya estoy en el nacimiento para comprobar que no hay ninguna obstrucción ni cualquier otra incidencia en cuanto a ilegalidades. Junto a mi compañero también soy responsable de la chapea y la limpieza de los canales”, comenta con naturalidad mientras intento calcular cuánto ha caminado este hombre que ya lleva casi una década en esa labor.
Con más de 100 años de explotación, este surtidor natural calmó siempre la sed de los trinitarios. Lo confirma Michel Sorroche Ruiz, director de la UEB Acueducto, quien reconoce también la existencia de tramos muy vulnerables en la conductora y que requieren de una intervención más compleja, como el segmento afectado esta vez.
“En este caso —ilustra el directivo— se ha descarnado parte de la plataforma de concreto que protege la tubería del arrastre de las aguas. Pero es un trabajo complicado, pues se necesita habilitar un vial de acceso para llegar hasta el lugar. Ya estamos a 300 metros y queda la parte más difícil porque hay que solicitar además permisos especiales para desbrozar una porción de la ladera. Es una obra que no puede ejecutarse solo con voluntad, sino que lleva muchos recursos; estamos hablando de 30 o 40 toneladas de hormigón.
“Hoy lo que tenemos en la mano es tratar de arreglarlo cada vez que se rompa. No es la solución definitiva, pero es lo que estamos haciendo y haciéndolo rápido para que la población tenga el servicio a fin de aprovechar la recuperación del manantial. Estamos conscientes de que hay que buscar una solución definitiva. Lo otro es el programa integral de rehabilitación hidráulica de Trinidad”.
Una inversión con atrasos en su ejecución y que prevé como fuente de abasto principal los pozos de Algaba, ¿cree usted aconsejable prescindir de San Juan de Letrán?
«Prescindir del manantial es como desconocer los valores del Centro Histórico de la ciudad y cuánto representa la actividad turística para el desarrollo económico del municipio y del país. Siempre que llueva, esta es una fuente de abasto inagotable, que baja por gravedad y no implica consumo energético para sistemas de rebombeo. Además, tiene una calidad tremenda, aunque no deja de someterse al proceso de cloración en la planta de tratamiento», sostiene.
Y sí, en medio de San Juan de Letrán el agua cristalina y fría corre en su eterno ciclo e invita a disfrutarla. Se necesita volver sobre la millonaria inversión; priorizar la rehabilitación de los 16 kilómetros de conductora e incluir otros proyectos más viables para continuar disfrutando de este regalo casi divino.
Disculpen del gran gabo
Odisea,epopeya griega del gran escritor de la iliada,el gran homero,es verdad lo es ,pero esta es más una crónica de muerte anunciada del gran gato y un tropezar de nuevo con la misma piedra de julio iglesias o llover sobre mojado del gran Silvio Rodriguez ,también como el borracho lo místico del año pasado,en fin se repite lo mismo ,se conoce lo mismo y se hace lo mismo ,bravo por esos hombres que arriesgan su vida cumpliendo con su deber pero por favor no más justificación y mayor actuación, es verdad son 16km de tuberias, pero cual es el tramo más vulnerable,según se explica se conoce entonces porqué no se actúa sobre este,se asegura con un muro de contención, se le colocan vientos aéreos con cables que lo soporten,bridas de metal que aseguren los tubos,plataformas autosoportantes de metal o de concreto, analizar la posibilidad de desviar el trazado de este tramo vulnerable,en fin ideas innovadoras,convoquemos a la academia local,a la sapiencia de la población, al potencial científico local ,esto es un problema local que tiene que ser resuelto por nosotros como mismo hacemos al vincular las empresas en el control al mosquito pues entonces gestionemos a nivel empresarial la solución de este problema que nos afecta a todos y en especial al 40%de la población que vive en la zona alta y media, innovar,crear,asesorar,investigar para dar solución para eso esta el consejo técnico asesor, el consejo de innovación territorial y la estrategia de desarrollo municipal es momento de demostrar su aptitud y vinculación con los problemas que afectan a la población y dejar de poner curitas sobre esa herida mortal
El riesgo de mantener esa tubería puede costar una caída y la muerte. El papel de esos trabajadores es digno de elogio. Ojalá que se pueda encontrar una buena solución, ya sea para mantener esa conductora, aunque se busque hay de otra fuente como de Algaba. La condición de patrimonio de la humanidad es la vida de muchas personas que viven de la hotelería y sus servicios entonces para mantener todo eso hace falta agua permanente. Tengo gaviotas, tengo sinsontes, tengo un poco de Soledad, Trinidad, Trinidad, dice una bella canción dedicada a esa ciudad.
Muy oportuno e ilustrativo este reportaje, voluntades y entrega sobra en ese colectivo, pero sobre todo la disposición de devolver el uso a la conductora que sirve de agua fresca y cristalina a una parte importante de la añeja villa de Trinidad. Felicidades Ana Martha por este trabajo.
No vale la pena comentar, la misma historia una y otra vez.
El riesgo de mantener esa tubería puede costar una caída y la muerte. El papel de esos trabajadores es digno de elogio. Ojalá que se pueda encontrar una buena solución, ya sea para mantener esa conductora, aunque se busque hay de otra fuente como de Algaba. La condición de patrimonio de la humanidad es la vida de muchas personas que viven de la hotelería y sus servicios entonces para mantener todo eso hace falta agua permanente. Tengo gaviotas, tengo sinsontes, tengo un poco de Soledad, Trinidad, Trinidad, dice una bella canción dedicada a esa ciudad.
El Monte Everest es la montaña más alta sobre la tierra y tiene una altura sobre el nivel del mar de poco más de 8 kilómetros, y ahora leo en éste reportaje que los trabajadores de acueducto están trabajando en la tubería de San Juan de Letrán a más de 260 kilómetros sobre el nivel del mar. Están en pleno espacio cósmico y fueron caminando, sin cohete espacial ni trajes espaciales.
Muchas gracias por su precisión. Ya enmendamos el error.
Félix, a cualquiera se le va un borrón.
Lo que si no cabe duda es que estos hombres trabajan a conciencia y merecen tu reconocimiento, el mío y de todo el pueblo trinitario.
Este tipo de trabajo gráfico (aumentar la cantidad de fotos) sería muy bueno hacerlo cada vez que se sucede una rotura en la conductora.
No trate de tergiversar mi señalamiento, no he criticado a los trabajadores sino a la edición. Es triste saber que personas como usted minimizan los errores diciendo que «a cualquiera se le va un borrón» Por esos errores que usted llama borrón, en dias recientes, salió del servicio eléctrico nacional una termoeléctrica, y por eso que usted llama borrón, ocurrió una explosión de gas en el Hotel Zaratoga en La Habana
Un borrón, es perdonable. Pero es que son 60 lustros de borrones por todos lados; en todo lo que tocan.