Basta mirar la lejanía y la dispersión poblacional para justificar en Yaguajay la apertura de un hospital; institución que todavía olía a pólvora cuando hizo su estreno sanitario en 1963 con más de 40 camas; desde entonces en el antiguo cuartel militar se inició la transformación reconstructiva integrando la expansión de los servicios con el buen proceder asistencial, y poco le falta para parecerse a una instalación provincial.
La adaptación de locales —proceso por ampliar todavía— ha redundado en mejorar la estadía del paciente y del acompañante, y la calidad higiénica; además, ha permitido perfeccionar el flujograma de entrada al servicio, en tanto el manejo de los casos camina a tono con las necesidades del proceso asistencial.
Por razones patrimoniales e históricas, es la fachada donde mejor se preserva la fisonomía del otrora cuartel de la tiranía que rindieran Camilo y sus tropas en diciembre de 1958. Hacia dentro ha emergido un hospital de estatura médica, que quizá tuvo en la apertura de la Sala de Nefrología hace 15 años el primer gran despunte de la modernidad asistencial; luego progresivamente se renovaron otros servicios, crecieron las capacidades de ingreso y atención especializada; mas puede ser la competencia profesional del colectivo el rasgo que más califica la obra sanitaria de la institución, muy buscada también por pacientes de la vecina provincia de Ciego de Ávila
LA PROFE CÁNDIDA
Cuando eh 1989 la doctora Cándida Zayas Álvarez llegó al Hospital General Docente Joaquín Paneca Consuegra, nadie en Yaguajay imaginaba el horizonte que se le dibujaba a la Pediatría; mucho menos que a la vuelta de los años ella sería algo así como el ángel del centro, la profesional ejemplo, el refugio humano en el que toda madre quiere depositar la atención del hijo.
A la vuelta de 78 almanaques Cándida Zayas no ha podido divorciarse del hospital, ni de la Pediatría; deja ver en las páginas de su vida pasajes nada comunes, como ese de estudiar primero para maestra para complacer la petición de los padres; hasta que después llevó el aprendizaje al gusto de su vocación.
Hoy necesita tanto sentir los latidos de la Medicina, que en los mismísimos picos de la pandemia desoyó la orientación para los profesionales de su edad y no se distanció de los pacientes que le han dado sentido a los últimos 33 años de su vida.
“Eso pasa cuando a una le gusta lo que hace; en la Medicina no hay magia, detrás de la certeza en el diagnóstico hay aprendizaje, ver, oír, consultar uno con otro, saber descartar el catarro de la neumonía, usar mucho la clínica y, si es necesario, buscar el respaldo de la tecnología.
“Ni me gusta llegar tarde, ni faltar; aquí me brindan algunas preferencias, pero no las uso; tampoco la covid me pudo alejar de mis muchachitos; como la Medicina está en evolución, luego por las noches me actualizo en los nuevos protocolos para estar preparada por si se me presenta un caso; sí, a veces para poder dormir tranquila hago mi llamadita e indago cómo sigue determinado paciente”, relata la profe, como todos la llaman allí.
AVALES DEL BUEN SERVICIO
Yulianné Vera Guerra, recién estrenada como mamá, tuvo palabras precisas para calificar su estancia en la Maternidad: “El trato ha sido maravilloso; tengo doble satisfacción: por Alejandra y por la excelente atención de las enfermeras y los médicos”.
Yaíma Guerra Martín no pudo quedarse en Morón y vino al parto de su hija. “Me llevo la impresión de que he estado en el mejor hospital de Cuba que yo he conocido, y son unos cuantos”.
Cuando se tiene delante a un joven de 30 años como Diómedes González Perdomo, cabe decir que hasta la suerte sopla a favor del Joaquín Paneca. Estudió la carrera de Medicina General Integral hace seis años en el propio Yaguajay, cursó un Diplomado de Terapia Intensiva y se desempeña actualmente en ese servicio; en tanto busca la continuidad del aprendizaje mediante la solicitud de la especialidad de Medicina Interna.
“Este hospital es mi vida, aquí me hice médico, es donde me gusta trabajar aún con las limitaciones que existen, se atiende al paciente grave y, a pesar de ser un hospital municipal, también atendemos pacientes críticos; claro que sí asusta la Terapia Intensiva, para un joven es un reto, pero las decisiones se colegian, además, tener al lado a la doctora Yanet Callao, al doctor Rosendo Quincoses…, eso hace que uno sienta más seguridad”, contó Diómedes.
Puede ser la unidad entre todos los profesionales, el otro rasgo que caracteriza la prestación sanitaria del Hospital, una asistencia que sin mucha rimbombancia tiene al servicio público importantes especialidades: Medicina Interna, Neumología, Urología, Dermatología, Otorrinolaringología, Cirugía, Ortopedia y Pediatría. Por demás, contar con los servicios de Nefrología y de la Terapia Intensiva con 10 camas y avituallamiento pueden considerarse verdaderos lujos para un hospital municipal.
Israel González Arrozarena, al frente de la instalación, no apeló a los manuales a la hora de integrar el servicio, la logística y el trato; partió de una radiografía para encontrar puertas adentro los caminos de la dirección: un colectivo con sentido de pertenencia, de responsabilidad, “y bajo este techo hay muchos que hacen lo que les corresponde, motivan e incentivan a los demás; no hay que empujar a nadie, pero sí controlar; lo otro es ser ejemplo, venir todos los días e irnos cuando la institución esté lista para funcionar en la noche-madrugada o enfrentar cualquier eventualidad”.
También desde la expresión de algunos parámetros asistenciales se advierte el buen funcionamiento de la instalación: uno de cada tres pacientes que acuden a la consulta externa es ingresado; la estadía del ingreso está por debajo de los seis días y el 95 por ciento de los pacientes que fallecen en el hospital mueren en la Terapia, o sea, recibiendo el mayor nivel de atención.
Si de una exclusividad puede presumir el centro de Yaguajay es de ser el único de rango municipal con acreditación para formar especialistas, en este caso en las carreras de Medicina Interna, Obstetricia y Ginecología, y Nefrología.
Algo así como el techo de la competencia profesional alcanzada en un territorio que hasta no hace mucho dependía en buena medida de la movilidad de los médicos, en cambio hoy disponen de 69 galenos entre las diferentes especialidades y alrededor del 90 por ciento de la fuerza es del propio territorio.
Muy orgulloso de él hospital de todos los Yaguaysjenses y un poco más allá, gracias por brindar un servicio de excelencia durante tantos momentos difíciles en especial en la covid, que no ví referencia en el artículo cómo funcionó este centro durante esa etapa, dónde Yaguajay fue epicentro del país durante varias jornadas. Gracias a todos.