A ritmo de trova creció. En casa, la familia toda canta y toca guitarra. Algunos componen y otros como su tía abuela Isabel Béquer, La Profunda, dignifican el pentagrama trinitario. Canción a canción, Darién Peña Prada se hizo grande y hoy necesita de los versos para existir.
“Por ese ambiente es que se me ve más rodeado de trovadores que de los propios escritores”, dice quien en Telegram sostuvo constantes publicaciones entre acordes y poesías, un tanto para aliviar los días más complejos de la covid.
Pero desde mucho antes prefiere escaparse de las calles empedradas y refugiarse en la armonía de La Trovuntivitis o el Longina, en Santa Clara. Es la bocanada de aire necesaria para encontrarse frente al papel en blanco.
“La literatura es la profesión que elegí, aunque no me dé el pan nuestro de cada día. Lo equilibro con las actividades que sí lo hacen. Diariamente hago ejercicios literarios, leo, pulo las herramientas con las que esculpo los versos… Me levanto cada jornada convencido de que debo dedicarle su tiempo”.
Esa pasión hizo emerger, junto al empuje de varios amigos, el proyecto cultural-editorial Callejas. En el mismísimo corazón de la Ciudad Museo del Caribe nacen libros manufacturados para regalar.
Alrededor de 200 ejemplares de un mismo título, pero con un carácter único en las portadas y las ilustraciones. Llegan —tanto bajo la colección Sueltos como El SolDado— en presentaciones singularísimas a las manos de quienes prefieren disfrutar de las letras.
¡Demasiada entrega a la literatura! Una búsqueda constante por encontrarse con sus esencias y que otros muchos ojos sepan leer entre cada una de sus líneas. Una constancia agasajada con uno de los lauros más importantes para la juventud creadora: el Premio Calendario en Poesía 2022, otorgado por la Asociación Hermanos Saíz (AHS).
“La noticia la recibí con euforia. Soy un poeta inédito. Este es mi primer lauro en el mundo de la literatura. No tenía muchas expectativas de ganar porque es un libro de sonetos, estructura métrica que no se premia con sistematicidad en los concursos cubanos. Abundan más la prosa poética y el verso libre”.
Quizá para Darién Peña Prada la alegría haya sido mayor al leer el acta del jurado integrado por Nancy Morejón, Arístides Vega Chapú y José Luis Serrano: “El texto revela el nacimiento de un poeta cuya expresión rinde tributo, con una impresionante voluntad de estilo, a las formas métricas tradicionales de la poesía española, en particular del soneto cuya factura es, como se sabe, un verdadero reto a la creación literaria desde tiempos medievales”.
El jurado opina así tras releer Bestia contextual, el libro que puso en concurso ese trinitario y que próximamente se verá, como siempre sucede con los premiados, en la Feria Internacional del Libro, en La Habana, tras la entrega del lauro
“De los textos terminados es el que consideré más redondito —por decirlo de alguna manera—, ya estaba casi terminado porque para los autores nunca concluimos los libros, siempre tenemos que quitarle o ponerle. Cada vez que lo leemos le encontramos algo. Pero, con Bestia contextual estoy bastante conforme. Al Calendario hay que tirarle duro y con todo porque es el concurso más solicitado por los jóvenes.
“No soy competitivo. Simplemente participo en los concursos porque te visibilizan y te permiten una publicación, más allá de las posibilidades de las editoriales territoriales, especializadas y nacionales”.
¿Cómo no contaminar la sinceridad de tu arte en un contexto tan comercial como Trinidad?
“Creo que la literatura es la que menos tropieza cuando se habla de comercialización del arte en Trinidad, una villa hermosísima que respira poesía en cada una de sus esquinas, tejas, piedras y eso facilita la creación. Aquí hay mucha concentración en vender la postal al turista, de ahí que encontramos propuestas ceñidas a eso en galerías o en centros nocturnos con música que solo aspira hacer bailar, cuando quizá su intérprete tiene ganas de regalar una melodía triste.
“Para alejarme de ese monstruo comercial visito Santa Clara, una gran capital cultural. Voy a las ferias del libro y me codeo con escritores jóvenes y trovadores, pero sí creo que esa realidad se mantendrá mientras no cambien las mentalidades, tanto de administrativos como de artistas. El turista consumirá lo que se le dé con sinceridad y profundidad. Es cierto que muchos vienen buscando la postal, pero otros no. Trinidad tiene que aprender mucho en este sentido y abrirse a esas puertas para que sus creadores puedan producir lo que realmente deseen hacer.
“De forma general en mi poesía pueden encontrar las formas clásicas. Me gusta mucho la música que despide un endecasílabo, los alejandrinos, los octosílabos… Trato de alejarme de la prosa poética y verso libre, tal vez haciendo reacción a la cantidad que abunda de estos géneros en el panorama nacional e internacional”.
Darién Peña Prada se deja arrastrar por sus instintos. Lo mismo se le ve regalando nasobucos con frases de profundo lirismo y con sello Callejas o sumergido en otros proyectos de libros.
“Ahora mismo trabajo en dos poemarios. Uno se titula La forja. Va a ser un poemario con obras en formas clásicas, tradicionales como el soneto, la décima o el verso alejandrino. Tiene como columna vertebral la relación del Adelantado Pablo, personajes de la novela Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier con la fundación, asumido desde todas las aristas. Además, laboro en un libro de décimas”.
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