Tal y como decía uno de los personajes protagónicos del libro Manuel y Musiño, andanzas por el veguerío, fabulaciones y refranes, publicado en el 2020 por una editorial foránea: “No es la cachimba la que tumba la bemba, es la constancia”, y precisamente esa tenacidad fue la que llevó a José Francisco Martínez Ortiz, diplomado en Teoría Sociopolítica, licenciado en Historia y Ciencias Sociales, exprofesor de la Escuela Superior del Partido Ñico López, a convertirse en escritor e ilustrador de sus obras, después de transcurridas siete décadas de su vida.
El texto, calificado como cinco estrellas, según la opinión de los clientes, figura entre los más vendidos por la editorial y rinde honores a miles de isleños que se embarcaron en la aventura de la emigración y sufrieron nostalgia por la tierra que dejaban atrás.
José Francisco plasma en su libro un compendio de cuentos matizados por el humor criollo; así como de refranes y frases relacionados con la sabiduría acumulada por los isleños de las zonas de Los Tramojos y Zaza del Medio, en el cultivo del tabaco; vivencias que atrapan la atención del lector, al punto de que Manuel y Musiño dignifican a cada uno de los hombres y mujeres llegados desde el otro lado del Atlántico.
Según el propio autor, no puede hablarse de sitiería, cultura tabacalera, amor al trabajo y perseverancia sin hacer referencia a estos campesinos que simbolizan parte de la identidad cubana y cabaiguanense, en particular.
¿Cómo se convierte en escritor?
Llevar estas historias a la letra impresa ha sido un reto para mí, aunque para lograrlo fue necesario acudir a otras variantes fuera del país, debido a la compleja situación económica por la que atravesamos y que limita la labor editorial. Se trata de una obra que revela la mezcla de la cultura canaria con la de la región donde transcurren las historias, pero, sobre todo, resalta la confluencia de costumbres y tradiciones vinculadas al laboreo de la tierra.
Mi vocación por la escritura comenzó siendo aún muy joven, aunque desde el punto de vista pedagógico, con publicaciones en eventos científicos de la Universidad de Cienfuegos y en la revista Educación, pero sentía la necesidad de plasmar las vivencias que tuve cuando con solo 14 años me incorporé a la Campaña de Alfabetización y en ese contacto con los campesinos desarrollé intercambios con descendientes de canarios.
Fueron momentos inolvidables, yo vivía en las casas de los guajiros, primero como brigadista y, luego, como maestro primario, porque al término de la campaña me incorporé al primer grupo nacional de estudiantes del plan de becas del país y posteriormente a la brigada de maestros de montaña. Ya a los16 años fui ubicado en la zona de Jíquima de Peláez, que, no era un territorio propiamente montañoso, sino rural, donde inicié mi vida laboral.
¿Cuál fue el rol que siguió como escritor?
La relación con los isleños fue el punto de partida, por lo que hace apenas unos años comencé a organizar todas esas vivencias que como resultaron dieron vida al libro.
El texto Manuel y Musiño: andanzas por el veguerío… contiene también más de 50 refranes oriundos de esas zonas, pero como elemento distintivo traté de reproducir lo más fiel que pude cada fabulación surgida de manera individual o en el seno de una familia campesina, lo que hace que se mantengan con esa frescura.
¿Trabajó en otro texto que fue igualmente publicado en Amazon?
Sí, se trata del libro titulado Bajo la mirada del búho, que incluye historias fabuladas para niños, escrito a dos manos en colaboración con mi nieta Lenna Martínez Pérez, que reside en el exterior, y contiene prosa, poesía y canciones infantiles, con diversos temas que resultaran de interés para todos los niños.
Hicimos un compendio de literatura infantil de corte pedagógico y educativo, que recrea la experiencia de la niña con sus mascotas, las cuales, en horas de la noche, están custodiadas por un búho electrónico, regalo de su papá, el cual que permanece vigilante y avisa ante cualquier contingencia. Este material nace a partir de las historias que ella me cuenta vía online y yo las escribo.
Llama la atención en estos libros las ilustraciones. ¿Son también de su autoría?
Siempre tuve vocación por la pintura y sin ser pintor, comencé a reflejar de una manera muy primitivista lo que narra cada historia, eso también cautivó el interés de Amazon. Inclusive las pinto sin ninguna tecnología sofisticada, solo usando acuarelas y lápices de colores, pero la editorial respeta la calidad y el contenido de los dibujos, a pesar de que son muy exigentes.
¿Trabajos editoriales futuros?
Actualmente preparo el texto Estampas del barrio, que recogerá algunas vivencias desde mi adolescencia, como los primeros amores, las primeras andanzas, las escuelas donde comencé, la relación con mi abuelo materno, que me decía que heredaría una gran finca de 10 caballerías, pero, en lugar de recibir esa herencia, al triunfar la Revolución me convertí en alfabetizador y posteriormente en maestro.
Por eso en este libro convergen dos sitios de referencias: mi natal Paredes, en el municipio de Sancti Spíritus, y Jíquima de Peláez, a donde llegué con 16 años y me encontré a una muchacha de 14 que me cautivó, a tal punto que se convirtió en mi esposa y madre de mis dos hijos, estando juntos durante 51 años hasta que falleció.
En el libro aparecen historias curiosas, como la de un viaje que debía realizar en el año 1959 a Filadelfia, donde estudiaría para ministro de Iglesias o la titulada Bajo la luz de la fogata, que relata cómo al llegar a Jíquima, en el año 1966, establecí normas poco comunes, haciendo fogatas en las noches para que los vecinos se reunieran alrededor de ésta, lo que hizo que me convirtiera en un activista del barrio y en un promotor cultural, sin que esa fuera mi intención.
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