Los primeros asentamientos de chinos en Cuba ocurrieron en el siglo XIX. La entrada de pocas inmigrantes mujeres a la Mayor de las Antillas propició el romance entre asiáticos y mestizas, con descendencias herederas de una idiosincrasia que trasciende hasta el Sancti Spíritus de hoy.
En la búsqueda permanente de sus ancestros, el joven artista visual Alexander Hernández Chang demuestra la vitalidad de la tradición china, dos centurias después. Lecciones de vida es el título de la exposición compuesta por 11 obras entre pinturas, dibujos y grabados,que prestigia la Galería Provincial de Arte Oscar Fernández Morera.
Al decir del Doctor en Ciencias del Arte Luis Rey Yero, la muestra “es una vía muy particular de beber de las fuentes nutricias asiáticas al hibridarlas con los sustratos de la cultura popular isleña de connotación afrocubana.” Títulos como Argumentos, Conciencia y El camino no es solo el que está debajo de nuestros pies presentan un panorama caracterizado por la soledad y la nostalgia de un viaje sin retorno a la tierra madre.
Las técnicas de chorreado y manipulación de colores ocres resuelven los recuerdos estampados en simulaciones de fotos envejecidas por lágrimas, sudor y el implacable paso del tiempo. De igual manera, el uso del papel, oriundo de la China milenaria y de la figura de Buda en su constante meditación, refiere un status recurrente a la vida interior más allá del plano terrenal.
Por 15 días, la muestra promete un acercamiento inicial a lo que resultará luego una colección más ambiciosa y madura: Herencia. Esta última saldrá a la luz el venidero 3 de junio en el Museo de Asia, en la capital cubana.
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