Pocas cosas molestan más que los apagones. Quizás, porque la interrupción de la generación eléctrica interrumpe la vida toda y, fundamentalmente, las labores más apremiantes en casa: el baño de los niños, la elaboración de los alimentos, el sueño nocturno… Quizás, irritan también porque la rutina moderna está diseñada casi toda sobre la base de la electricidad o porque en el imaginario colectivo cubano aún se perpetúan aquellas jornadas larguísimas, en pleno periodo especial de los años 90, de mudar las camas para las azoteas o de innovar ventiladores-abanicos. Y la mente no se apaga como un “catao”.
Tal estampa, acaso, se ha vuelto recurrente semanas atrás cuando los megawatts de menos en el sistema electroenergético nacional vinieron a suponer medidas de ahorro de más, tanto en el sector residencial como estatal, rotación por bloques de los cortes del fluido eléctrico —que duraban hasta seis horas—, reajuste de no pocos servicios, desvelos… Porque, convengámoslo o no, la falta de energía incomoda a todos: a los que tienen que planificar cómo distribuirla para que los malestares toquen a menos, a los que se rompen las neuronas reparando día y noche las roturas de una termoeléctrica, y a los que sufren la falta de fluido puertas adentro de su casa.
El déficit en la generación de electricidad se ha vuelto una encrucijada en esta isla. Creámoslo. Conspira con igual voltaje la obsolescencia tecnológica de las termoeléctricas del país, la falta de combustible y el recrudecimiento de la política estadounidense hacia Cuba; esto último podría parecer cliché, pero no lo es.
Lo reconocía la pasada semana el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en una reciente sesión del Consejo de Ministros cuando se refería a los apagones y advertía: “Hay dos causas fundamentales: una está relacionada con roturas y necesarios mantenimientos que se han tenido que dar a las termoeléctricas, y otra al déficit de combustible. Ambas causas están muy ligadas a todo lo que han afectado en la vida del pueblo cubano el recrudecimiento del bloqueo y las medidas de la administración Trump”.
La soga al cuello que ha sido el bloqueo la ilustran los mismos números que el pasado 25 de mayo compartían las autoridades del Ministerio de Energía y Minas en el programa radiotelevisivo Mesa Redonda y me detengo en un dato: si meses atrás el barril de combustible se cotizaba entre 50 y 60 dólares, ahora cuesta más de 100 y, en el caso de Cuba, tiene que pagar un 30 por ciento por encima del precio en el mercado internacional a consecuencia de la hostilidad estadounidense.
El bloqueo, que tan omnipresente se nos ha vuelto, hostiga aún más, pues, por ejemplo, limita la adquisición de piezas de repuesto para que las reparaciones de las unidades generadoras de energía sean en el momento que lo requieran y no cuando las averías lo impongan. Y no es cuento de camino.
De tal modo lo mostraba Edier Guzmán Pacheco, director de Generación de la Unión Nacional Eléctrica, al referirse a los retrasados mantenimientos y reparaciones: “El bloqueo repercute en la adquisición de materiales y piezas, pues muchas de las empresas están controladas por compañías de Estados Unidos. También limita las transacciones y las operaciones con los bancos y hay empresas que fabrican equipos o piezas específicos y se niegan a suministrarlos a Cuba. Cuando hay un intermediario, ayuda, pero ello implica una remuneración, un costo extra”.
Todo pesa, y cuesta. Si la edad promedio de envejecimiento de las unidades de las centrales termoeléctricas es de 37 años y la más añeja en Cuba tiene 50 años y la de menor edad es el bloque 6 de Mariel, sincronizado en el 2021, no hay que ser erudito para darse cuenta de lo que restan los años.
“Tenemos 13 unidades con más de 200 000 horas de explotación, y se considera que una unidad que llegue a ese número es vieja, se deprime su capacidad de generación —admitía Guzmán Pacheco—. Es decir, más del 50 por ciento de nuestros bloques están envejecidos”.
A ello se suman otras cuentas: los 250 millones de dólares que se requieren para garantizar la operación y mantenimiento en un año de la generación del país, la inexistencia de potencia de reserva para suplir cualquier afectación, la insuficiente disponibilidad de combustible diésel…
¿Para transformar tal realidad será suficiente con bajar el consumo hasta lo humanamente posible en el horario pico? Hasta ahora no lo ha sido, por eso se apuesta por la diversificación y el uso de otras energías que nos desaten de los cables de la electricidad únicamente.
La brújula está, según compartían directivos de la Empresa Eléctrica de Sancti Spíritus en la Revista Especial de Centrovisión el pasado jueves, en el uso de las fuentes de energía renovable. Y en esa cuerda se colocan los proyectos del aprovechamiento de la biomasa que desarrolla la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, la instalación de paneles solares, la construcción de parques fotovoltaicos… Que hoy estemos en una mejor situación si se compara con semanas anteriores no nos pone a salvo totalmente de las fallas en el fluido eléctrico. Los problemas acumulados no se resuelven tan rápido como subir o bajar un interruptor y cualquier eventualidad nos pone contra la pared —como el rayo que en días pasados sacó de circulación a la Antonio Guiteras—. Por eso, habrá que seguir apostando por explotar hasta la más mínima de las reservas para “apagar” definitivamente los apagones.
Lo oculto en los apagones es su distribucion nacional. Publiquen como se hace y se cumple y tocaremos a menos horas. Hay comenetarios que no es igual los apagones en el pais
Según el comentario de la compañera periodista, saco mis propias conclusiones: cada día será peor, sería muy útil invertir en quinqué, y darle a cada núcleo, a precios módicos, y según la composición de núcleo, volver a la cocción de alimentos con medios rústicos o con cocinas de kerosene, es muy duro tener tres hijos o más y esperar que pongan la corriente para poder empezar a cocinar despues de llegar a la casa de una larga jornada laboral y mal remunerada.
La tarea enérgetica se ha convertido en una tragedia para las familias cubanas, al igual que en la agricultura que hay que recurrir a los bueyes, pues entonces habrá que recurrir a los quinques y al fogón de kerosene.
La generación eléctrica cada día estará peor, la obsolecencia y los precios del combustible cada día será peor. Pues entonces, hay que buscar soluciones, no justificaciones, hay que llevar los » bueyes» a la cocina y al alumbrado,¿habrá voluntad política?
Todo es cierto y estoy de acuerdo con ud. Pero por qué no se invierte en nuevas plantas y se dejan de hacer hoteles. Creo que con la cantidad que hay en Cuba es suficiente para el turismo que tenemos. Deberían nuestros dirigentes de pensar en ello. Pq no hay cosa peor que estos molestos apagones y si le sumamos la inflación y la escasez de todo a dónde vamos a parar los cubanos de a pie. Saludos.
Saludos. Mi opinión es que los apagones no tienen sombras ocultas, por el contrario todas sus sombras son extremadamente visibles. El mejor símil que se me ocurre es que son el cáncer de la Revolución, y no hay una estrategia clara para extirparlo, en vez de eso se apela más y más al ahorro y a la conciencia, apelaciones que no tienen demasiados seguidores en estos tiempos, pra no decir ninguno, y piensan que explicando día a día la situación se resuelve algo, más que provocar fruncimientos y náuseas. Quede claro que no hay «monos en este barco», ni uno, y nadie en este país se pasa más de una «guayaba» en forma de omisiónn (falta de combustible.. que no se menciona hasta último minuto.. y es insoportable que así sea), y las salidas programadas de unidades claves del SEN… por favor.. en verano… son sencilla y llanamente una falta brutal al respeto de este pueblo!
El gobierno cubano no aprovecho el ramo de olivo ofrecido por Obama, en cambio le tiro la puerta en las narices en señal de desprecio. Cuba no firmo un solo contrato con ninguna de las 100 empresas que visitaron La La Hababa entre Enero del 2015 y Enero del 2017. Dejaron pasar el tren, pero llego, contra todo pronóstico , Trump y la buena relación se fue a bolina.
Ahora, con la mala relacion entre nuestros dos paises y con un Congreso que tiene la llave para levantar el embargo, va a ser muy difícil convencer a la mitad de los 435 Congresitas y 100 Senadores. Si el gobierno cubano no mueve ficha para mejorar su mala imagen tras las protestas del 11-J , no habra fecha en el calendario del Congreso para remover el embargo. Y digo mas, si no hay contraprestaciones, gestos de reciprocidad firmados y acordados por ambas partes, tampoco se levantara el embargo
Recuerden, no es Biden quien por ley debe remover el embargo, sino el Congreso.
La letania de siempre, no porque nos sea cierto lo que el periodista afirma, sino por lo reinterado que resulta los resultados de casi todas las actividades economicas del pais. Si por una remota posibilidad USA flexibiliza sus relaciones con Cuba ( que lo dudo ) no pierdan la oportunidad como hicieron con Obama anos atras. Aprovechenla, que ni Rusia ni China van a solucionar el problema de Cuba. China con con su gigantezco producto interno bruto dono a Cuba. 100,000 dolares para el hotel Saratoga y digame ud. que con 100,000 dolares no se repara ni siguiera una habitacion de ese Hotel. Japon que es un pais capitalista ha hecho doncaciones a Cuba muchisiimo mas importante como cuando donaron decenas de omnibus para el transporte en La Habana hace unos meses.
Entonces Cuba tiene que pagar el barril de petróleo un 50% más caro……¿a venezuela??????