Como parte del accionar que aspira a fomentar el amor por el patrimonio, cada año en Sancti Spíritus se convoca a personas naturales y jurídicas que atesoran inmuebles con valores a participar en un certamen con alcance nacional.
“Nos apoyamos en el mismo para nuestras acciones comunicativas —reconoce Anait Gómez Fernández, directora del Centro Provincial de Patrimonio, de Sancti Spíritus—. Casi siempre con la entrega de los Premios Provinciales de Conservación y Restauración del Patrimonio Inmueble las personas se dan cuenta de la importancia de mantener con vitalidad edificaciones, monumentos y sitios históricos”.
En esta ocasión se reconocieron las labores de conservación de la pequeña área perteneciente a la Unidad Básica de Producción Cooperativa Cristales, en Jatibonico, que honra el nacimiento de Francisco Gómez Toro (Panchito), hijo del Generalísimo Máximo Gómez.
“Lo primero que hicimos al llegar al Monumento Nacional La Reforma fue una inspección técnica —rememora Oneida Delgado López, directora de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos de Sancti Spíritus y quien lideró la intervención—. Nos percatamos de que presentaba diferentes capas de pintura, algunas grietas y el patinado de las tarjas había desaparecido”.
En el sitio, donde, además, el Generalísimo protagonizó la Campaña La Reforma durante la llamada Guerra Necesaria, se laboró minuciosamente devolviéndole los colores de gris y blanco, así como el dorado a las letras de las tarjas.
“La idea de la intervención fue una solicitud del Gobierno y el Partido de Jatibonico por el aniversario 67 del monumento y por los 145 años del nacimiento y los 125 de la muerte de Panchito Gómez Toro”.
Por su parte, en Restauración las palmas recayeron en la hacienda El Abanico, una construcción terminada a inicios de la década de 1930 y que en la actualidad pertenece a la Unidad Empresarial de Base (UEB) Valle de los Ingenios, de la Empresa Flora y Fauna Sancti Spíritus.
“Es el único exponente casa quinta existente en esa zona, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad —explica Eliecer Reinaldo Pírez, director de la UEB, que respaldó las labores—. Perteneció al alemán Guillermo Fisher y se distingue por ser la edificación más moderna del valle”.
De acuerdo con la fuente, se encontraba en un estado constructivo deplorable y debieron ubicar a las cinco familias que vivían en su interior en nuevas viviendas levantadas en la ciudad de Trinidad.
“Está enclavada en la comunidad de La Pastora, por tanto, sus cinco trabajadores son de la localidad, reconocida con pocas posibilidades para laborar por encontrarse alejada de la urbe. Ellos son los encargados de impulsar el centro de información y, a la vez, de conservación que funcionará en el local restaurado”.
Ambos sitios laureados evidencian la importancia de devolver la vitalidad a aquellos inmuebles que resguardan trazos de nuestra historia, así como fomentar la cultura de su conservación con la guía de las personas capacitadas.
“Nos falta mucho por trabajar. Nunca hemos otorgado un premio al patrimonio moderno por lo que debemos seguir intencionando nuestro accionar hacia ese propósito”, acota Anait Gómez Fernández.
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