Los bomberos arden para siempre en los corazones de las personas que salvaron (+fotos)

Dos jóvenes de la capital narran sus vivencias durante el enfrentamiento al incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas

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Desmovilizados como bomberos, pero con vasta experiencia en el oficio, ambos amigos decidieron que su lugar estaba en Matanzas. (Fotos: Cortesía de los entrevistados)

La bola de candela se elevó súbitamente hacia el cielo y alumbró la Vía Blanca completa, con lo que convirtió en un atardecer la casi medianoche del domingo. Desde el ómnibus Yutong, en el que llegaban procedentes de La Habana en ese justo momento al reparto Versalles, aquella imagen los electrizó. Sintieron que asistían a una experiencia inimaginada, la peor de sus vidas. 

Era 7 de agosto. Pronto sabrían que como resultado de aquella explosión, en el segundo tanque siniestrado, no murió nadie, como resultado de medidas dispuestas en el momento exacto. Pero en la del primero, que alcanzó a grabar otro bombero amigo presente en el lugar, habían muerto los compañeros cuyos restos todavía se buscan. Entre ellos, un amigo, en parte el móvil de la presencia de ambos allí. 

Podrían no haber ido. Nadie los convocó. De hecho, viajaron por su cuenta luego de ponerse de acuerdo, con la ayuda de la PNR en el punto de control de Bacuranao. 

En la unidad, a dos kilómetros de la Base de Supertanqueros, con la tristeza reflejada en los rostros.

Roberto Figueras González y Odyn Bitón Rivas, de 36 y 38 años, respectivamente, no son miembros activos del Cuerpo de Bomberos de Cuba, del que se desmovilizaron años atrás luego de un servicio digno. Roberto, graduado como técnico en protección contra incendios, se vinculó al oficio que ama desde niño en 2006, como voluntario, y lo dejó atrás en 2015. Hoy se desempeña como especialista principal en manejo de los recursos hídricos en la empresa Aguas Mariel. 

Odyn es trabajador por cuenta propia, diestro en sus funciones como hojalatero. Entró al Cuerpo de Bomberos en 2002, durante su servicio militar, y pasó el curso de rescate y salvamento, donde permaneció hasta 2009. 

“Una de las cosas que me impresionaron fue que llegando al comando, sin conocer a mucha gente, con el solo hecho de que ellos supieran que yo era rescatista las atenciones fueron las mejores. Y todos nos unimos ahí como hermanos, como si nos conociéramos de toda la vida, por tratar de sofocar el incendio”, narra Odyn vía WhatsApp. 

La partida, cuenta, casi le costó el divorcio de su pareja. Tiene un hijo de 10 años que es su vida, pero sintió que, irremediablemente, debía ir. 

NO PODÍAMOS QUEDARNOS DE BRAZOS CRUZADOS

Una vez contactado por Escambray, gracias a la colaboración de una prima suya residente en territorio espirituano, Roberto accedió, en cuestión de minutos, a ofrecer su testimonio. Estaba en casa hacía apenas 48 horas y todavía el agotamiento no pasaba. Disfrutaba de su hijo de 11 años y de la otra, de 17, que tiene como propia. Pero no habló de contratiempos, ni de sacrificios, ni de heridas o lesiones, salvo las del alma.

«En horas de la mañana del sábado me entero de la situación y de que teníamos compañeros en el hospital Calixto García. Acudí al mismo y allí me encontré con antiguos compañeros y amigos, me pusieron al tanto de todo lo que estaba pasando. 

«Por eso el domingo decidimos que no podíamos quedarnos de brazos cruzados ante el llamado de la patria y la necesidad de estar en el frente junto a nuestros hermanos, con los que tantas veces hemos luchado contra el fuego y otras situaciones. Le informé a la jefatura de mi empresa Aguas Mariel y nos dirigimos al lugar de aquello a lo que yo solo puedo darle un nombre: una gran tragedia. Viajamos juntos Odyn y yo, pero allá había otros en similar situación. 

“Lo más difícil en medio de todo fueron las emociones encontradas, la tristeza por los compañeros desaparecidos, los que están heridos y saber que dejé a mi familia preocupada. Aunque en un principio me pidieron que no fuera, que era muy peligroso, entendieron mi amor a mi país, a los bomberos como profesión y a mis hermanos de fuego. «Lamentablemente, compañeros valiosos no volvieron a sus hogares y nuestros corazones están con sus familias. A mí me tocó uno en lo personal, donde quiera que esté ese hermano mío, Dios lo proteja… lo extraño…”. 

Un calor prácticamente insoportable; humo, mucho humo, y el azufre como parte de él, penetrando los pulmones. Terreno viscoso, casi intransitable; innumerables obstáculos. Mojarse antes de entrar a la zona incendiada. Ambos en el sector No. 4, aunque en misiones diferentes: Roberto, sostener y mover mangueras que expulsaban toneladas de agua, lo que ellos llaman extinguir; Odyn, abrir zanjas para drenar el combustible que manaba de los tanques, explorar los focos de incendio en los drenajes para evitar que se extendieran a la zona de peligro.  

Durante todo el tiempo, cuentan ambos, el apoyo de los dirigentes de la provincia y del país, del pueblo matancero y cubano en general, ante cada necesidad. Así, con intervalos de descanso en la unidad, a dos kilómetros de la Base de Supertanqueros, hasta pasado el mediodía del miércoles 10 de agosto, en que reciben el relevo y regresan a casa. 

SIEMPRE BOMBERO

Resulta poco probable que las respuestas sorprendan a Escambray, como tampoco al pueblo al que van dirigidas. Se precisa conocer los móviles de la hombrada que salvó al país de uno de los peores momentos en su historia, como resultado de lo que se ha dado en llamar desastre ecológico de origen natural. Por eso la reportera formula la pregunta que parecen holgar. 

¿Por qué se fueron a una misión que no era de ustedes?

Roberto: “Eso tiene un nombre: amor. Amor a nuestra patria, amor a nuestro pueblo, amor a nuestros hermanos y amor a esta digna profesión que es ser bombero. Una vez que te conviertes en bombero lo seguirás siendo toda la vida».

Odyn: «Primero que todo, por Andy (Se refiere al amigo víctima del siniestro), y nada… (La voz se le convierte en un nudo, suspira hondo). Fui porque soy cubano, porque soy bombero, porque soy rescatista, porque de hecho lo llevo en la sangre, porque me gusta. 

“El pueblo de Matanzas estaba necesitado de mi ayuda también, como de la de todas las personas que asumieron esa gran responsabilidad. Me sentí muy bien en ir para allá, aunque arriesgara mi vida, no me interesa, verdaderamente”. 

Odyn, durante las operaciones para sofocar el incendio.

LA FUERZA DE LA UNIÓN

De esta historia, con fuertes matices de solidaridad tanto entre los connacionales como entre pueblos de distintos países, cada quien ha sacado su propio aprendizaje.

Roberto Figueras González opina al respecto: “Aprendí que la hermandad es vital, que juntos somos más fuertes y que no importa lo que pase, el cubano ama a su pueblo, ama a la vida y ama a sus bomberos”. 

Ni él ni Odyn, a quien lo unen muchos años de una amistad forjada al calor de los fuegos, han dejado de postear mensajes luctuosos sobre sus hermanos caídos en un combate sin precedentes. Es lo que más lamentan. Son esas heridas las únicas que mencionan y por las que sangran. 

En su muro de Facebook Roberto escribió días atrás: “Los bomberos jamás mueren, simplemente arden para siempre en los corazones de las personas cuyas vidas salvaron”.

(Escambray agradece a la lectora Melba González Delgado, cuya contribución resultó determinante para este trabajo) 

Delia Proenza y y Adriana Alfonso

Texto de Delia Proenza y y Adriana Alfonso
Máster en Ciencias de la comunicación. Especializada en temas sociales. Responsable de la sección Cartas de los lectores.

3 comentarios

  1. Los conozco porque tuve el placer de compartir y trabajar junto a ellos en el destacamento de rescate y siempre así valientes decididos muy carismáticos nos mantenemos siempre en contacto y aunque estamos muy lejos amamos la profesión que ya no ejercemos activamente pero si de corazón a ellos y tantos mas que estuvieron en el servicio unos ilesos y otros de lo que lamentablemente no están mis respetos por tan digna labor en las labores de esticion y rescate saludos cordiales.

  2. Tube el placer de compartir y trabajar con Odin fuimos rescatistas los dos en el destacamento de rescate siempre fue de los que se podia contar con el para cualquier misión con Roberto comparti también muchas miciones cómo voluntario desafortunadamente y por cuestiones ajenas a mi voluntad también me desmobilise en el 2009 pero siempre e sentido la misma pasión por los bomberos y estube al tanto desde el primer día lo que me encuentro muy lejos sino también ubiese estado en primera línea saludos.

    • Delia Rosa Proenza Barzaga

      Gracias a usted por sus opiniones y, sobre todo, por esa disposición de haber estado, como dice, en la primera línea de haberse encontrado en Cuba al momento de la desgracia.
      Al calor de esta terrible vivencia hemos podido medir mejor el tamaño de los corazones y la magnitud de los sentimientos de nuestros bomberos.

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