Expertos de la Meteorología en la isla concuerdan en que lasnubes de Polvo del Sahara sobre toda el área del Atlántico tropical han sido la causa principal de la calma ciclónica reinante en nuestra área geográfica durante el mes de julio, comportamiento que, a juzgar por los vaticinios, pudiera mantenerse en la primera decena de agosto.
De acuerdo con la información publicada en el periódico Granma, las nubes de polvo aumentan la cizalladura vertical del viento en las altas capas de la atmósfera, proceso que impide a esos eventos naturales concentrar la energía requerida para su formación y fortalecimiento.
Desde la voz autorizada del doctor en Ciencias Físicas Eugenio Mojena López, asesor del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología y precursor en el estudio de ese tema en Cuba, se conoció que el polvo hace la función de un muro de contención para el surgimiento y la evolución de los ciclones tropicales, a partir de que impone un ambiente sumamente hostil caracterizado por el aporte de aire muy caliente y seco, con valores mínimos de humedad relativa.
En tales condiciones atmosféricas cabe decir que los ciclones tropicales están prácticamente a merced del polvo del Sahara, lo cual es más entendible cuando el investigador relata la observación de ondas tropicales activas salidas de las costas de África que se debilitan en su desplazamiento hacia el oeste por las aguas del Atlántico, tan pronto reciben el impacto de las nubes de polvo.
Sobre la influencia que ha tenido el polvo del Sahara para Cuba este año, el experto señaló que las primeras nubes llegaron al archipiélago a inicios de mayo —en 2021 ocurrió a mediados de abril—, registrándose los niveles más altos de concentración de polvo en algunos días de junio y en la segunda decena de julio, aunque apacigua un poco las alarmas cuando aclara que, de manera general, la actividad no ha sido significativa hasta ahora.
Para más detalles, subrayó que la influencia de diferentes sistemas sinópticos en el mar Caribe occidental, el golfo de México y en nuestro país, puede impedir, en determinados momentos de la etapa veraniega, la entrada de polvo a toda esta zona.
Valga reiterar que la presencia de esas nubes de polvo incentiva estados alérgicos, el asma, problemas de la piel y otras enfermedades respiratorias, de ahí que las personas propensas a esos padecimientos deben evitar exponerse.
De acuerdo con los criterios especializados, cuando hay presencia de nubes de polvo el cielo deja de lucir su típico color azul intenso, adquiere una tonalidad blanquecina o lechosa y ha llegado a observarse como una densa bruma que limita la visibilidad a larga distancia.
Estudios han confirmado que las nubes son generadas por las tormentas de arena y polvo de los desiertos del Sahara y el Sahel, en África, y pueden alcanzar alturas de tres a siete kilómetros. Una vez emergidas del continente africano, avanzan en dirección oeste bajo el flujo de los vientos alisios, propagándose por el océano Atlántico hasta alcanzar el mar Caribe, Cuba, el sudeste de EE. UU., México y Centroamérica.
Como se conoce las nubes llegan cargadas de material particulado PM 10 y PM 2.5 altamente nocivos para la salud humana, y contienen, además, minerales como hierro, calcio, fósforo, silíceo y mercurio, junto con virus, bacterias, hongos, ácaros patógenos, estafilococos y contaminantes orgánicos persistentes.
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