Aunque envuelta en deudas mediáticas y promocionales y ávida de prender en la identificación de los aficionados con sus equipos, la Primera Liga Élite del Béisbol cubano ya es una realidad, al menos para intentar colorear el marasmo deportivo del país, casi cuatro meses después de que la Serie Nacional dejara la pista caliente.
Lo importante es que pudo arrancar tras los desaguisados de la demora en la llegada de los uniformes, responsables del retraso del inicio del evento y que tampoco han logrado encandilar con su exclusividad.
Y como en sus primeros compases (apenas dos subseries) no resulta lógico hablar de tendencias, con un calendario que reserva 50 juegos en su fase regular y tendrá cambios constantes en la posición de los equipos, hablemos mejor de lo que puede depararle a un torneo que tiene, entre sus grandes misiones, avivar la llama del béisbol nacional, mucho más después de sufrir otro descalabro internacional.
Sí, porque por más que las autoridades del Inder nacional hayan ponderado como buena la actuación del equipo Sub-23 en el Mundial recién concluido en Taipei de China y que al decir de Raúl Fornés, vicepresidente primero del organismo, “tuvieron un cierre como el que toda Cuba quería”; no creo que el lugar 10 entre 12 equipos sea un desempeño plausible, aunque hayan terminado con balance favorable de cinco triunfos y tres reveses gracias a que el evento jugó una ronda de consuelo tras definirse los pases a la súper ronda.
Pero volvamos a la Liga Élite, que tendrá su bautizo de fuego en el V Clásico Mundial de marzo próximo. Muchos apuestan a que al concentrar lo mejor que tiene la pelota cubana hoy, la liga deba enseñar ese rostro. Al menos en los primeros partidos se ha manifestado paridad, que no es necesariamente sinónimo de lo cualitativo.
En materia de estadísticas, al pitcheo le había ido mejor cuando estaban por iniciarse los últimos juegos de las segundas subseries este jueves. Así lo ratificaba el promedio colectivo de carreras limpias de 2.84, marcado especialmente por el elenco de Ganaderos (integrado por jugadores de Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey), que no llegaba ni a una limpia por juego (0.96).
Es claro que el box no se mantendrá en esos niveles, para bien de un bateo que solo compilaba para 273. Y lo digo por la salud de una pelota que lo que más necesita es batear si quiere encarar los retos más allá de sus fronteras, pues de nuevo, y volvemos necesariamente al Sub-23, la ofensiva anémica pasó factura sobre todo en los tres primeros juegos que al final le costaron seguir ý determinaron la ubicación final del conjunto.
Por cierto, en esa baja productividad al bate, Ganaderos aportaba lo peor con un average de 200 y también aparecía con la defensa más débil (968) para arrastrar el fildeo hasta un 978, también factible de mejorar.
Mas, al margen de las estadísticas, uno de los mayores desafíos del certamen es su capacidad de convocatoria y de identificación con los aficionados, ya que se precia, o mejor dicho, aspira a ser un espectáculo. Y en ese sentido el camino es escabroso.
Tal vez la propia incertidumbre creada por el exabrupto de los uniformes y los implementos y el fiasco de las informaciones inexactas de la Mesa Redonda previa le negaron a la Élite una mejor promoción en su arrancada. O sea, que comenzó y ya, aunque el reajuste de calendario trastocó lo que debió ser el partido oficial inaugural, situación que se salvó, en algo, por los marcadores de los tres primeros encuentros: dos decididos en extrainning y otro con pizarra de una carrera por cero.
Ahora, la Liga necesita mayor tratamiento mediático para que la afición comience a calentar motores, más allá de su asistencia a los estadios, que parece ser el punto flaco. Muchos de los que definitivamente aman el béisbol y seguirán el evento como sea, se preguntan cómo o por dónde seguirlo, si la televisión solo transmite uno de los tres desafíos y no todas las emisoras de radio provinciales ponen sus transmisiones en sintonía con la Liga, ya sea como plantas matrices o encadenadas.
Este es un primer asunto para resolver, mientras los aficionados se aprendan a qué provincias representan cada uno de los seis equipos enrolados en la lid, y cuyos nombres no gozan de toda la popularidad ni del swing comunicativo para prenderse, lo cual demanda de la prensa que al referirse a ellos no solo bastará con sus nombres, sino que tendrá que acompañarlos con la subordinada correspondiente: integrado por peloteros de…
A la Elite no le bastará tampoco con la página oficial de la Federación Cubana, a la que por cierto le faltan otros resortes y atractivos que no sean solo la fría estadística y la nota escueta para llevar la actualización de la campaña, mucho más con la cojera de las transmisiones radiales. Le hará falta conquistar las redes sociales, incluida la posibilidad de crear páginas propias y asaltar todas las plataformas digitales, además de abrirse a los pequeños y grandes espacios publicitarios, promocionales y propagandísticos de las provincias, ya que todas están representadas.
Conquistar esos espacios será una tarea difícil, no solo por tratarse de un evento nuevo, sino porque en sus inicios le ha tocado lidiar con la atracción que generan en el público las ligas de fútbol europeo (y para colmo lo atravesará medio a medio el Mundial de Catar) y, por si fuera poco, con la fase final de la MLB, mucho más la Serie Mundial entre Philadelphia Phillies y Houston Astros desde este viernes.
Por el interés que puede implicar para la afición espirituana le adelantamos que este fin de semana Ganaderos será anfitrión de Portuarios (Industriales y Mayabeque) en el estadio camagüeyano Cándido González, en tanto el “José Antonio Huelga” abrirá sus puertas por primera vez el día primero de noviembre a las dos de la tarde para el encuentro vs. Cafetaleros (Holguín, Santiago de Cuba, Guantánamo)
La Liga Élite ya se juega. Pasará un tiempo para que la pelota y sus consabidas polémicas en estos meses sean la comidilla de esquinas, colas, calles y hogares. Habrá que esperar si por fin se suma en masa desde las gradas el décimo jugador para que le dé el calor y el ardor que necesita este béisbol y sus protagonistas encuentren el incentivo que por ahora sus bolsillos no logran.
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