La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de la provincia desarrolla varias acciones para mejorar la calidad del agua, deteriorada más de lo habitual durante los últimos tiempos, sobre todo en la ciudad espirituana.
Adrián Morales García, director de Ingeniería de esa entidad, detalló a Escambray que el sistema de abasto ubicado en las márgenes del río Yayabo, cuyas aguas se destinan fundamentalmente para la zona más céntrica de la villa, ha presentado serios problemas desde hace alrededor de un mes.
En los períodos lluviosos la turbiedad del agua aumenta y, aunque se han aplicado los productos químicos acostumbrados —cloro gas y sulfato de alúmina— para que ese color carmelita mejore, la situación no se ha podido controlar y el cloro residual baja también, principalmente en las zonas ubicadas en los extremos finales de las redes como el Camino de las Cañas, Agramonte, los repartos 26 de Julio, Carlos Roloff, Los Olivos y Escribano, entre otros sitios.
“Cuando el Yayabo crece tenemos que parar el bombeo para evitar más suciedad en las redes y solo utilizamos una bomba que capta directo del río 100 litros, los cuales pasan por una serie de filtros rápidos. Esa alternativa también la usamos para dar más caudal, presión y que el agua llegue a las zonas más alejadas. Pero ese es un equipo hermético que no se ha podido limpiar, necesita un mantenimiento capital, una inversión y por el momento no tenemos los recursos para eso”, agregó.
Por otra parte, Acueducto, de conjunto con el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, acomete la limpieza de los grandes tanques de almacenamiento ubicados en Rancho Hatuey y en la planta potabilizadora Yayabo, labor que durante los años de la pandemia se prorrogó.
“Además, estamos en un proceso de desagüe de varias conductoras grandes que hay en la ciudad, ya tenemos 18 terminadas y nos quedan pendientes cuatro o cinco por roturas en las válvulas, cuyo mantenimiento también vamos a priorizar. Eso lo hacemos en los extremos de red, donde el agua no circula y se acumulan la suciedad, los sedimentos y el fango. Entonces en esas zonas baja el nivel de cloro residual exigido para lograr la potabilidad”, detalló el directivo.
Igualmente, a la cloración normada que recibe el líquido en las plantas potabilizadoras han agregado más de ese producto químico de forma manual en los tanques con el fin de que el agua mantenga las normas establecidas hasta la zona final de su recorrido.
“En estos momentos el sistema Yayabo se encuentra compensando y funcionando bien, incluso con parámetros superiores porque Salud nos pidió hacer una hipercloración en las redes para limpiar con mayor eficacia las tuberías, eliminar bacterias y evitar enfermedades diarreicas”, aseguró.
La calidad del agua también se encuentra afectada en otros lugares de la provincia por roturas en los equipos de cloración, situación que obliga a echar el producto de forma manual, lo cual no resulta igual de eficiente.
Esa situación se ha presentado por ejemplo en Trinidad, algunas de sus comunidades y en Fomento, donde también a veces se han paralizado por un día los sistemas de bombeo debido al déficit de cloro que no ha llegado a tiempo por causas como la escasez de combustible o roturas en el parque de equipos y los tanques utilizados en su traslado.
Tanto esfuerzo y sin resultado, porque al final el agua corre por nuestras calles y pierde ante de llegar a los hogares
No se menciona, que con los cortes de energía y la política de ahorro, cada vez que se interrumpe, el bombeo al reanudarse revuelve el tanque, y se produce el proceso de revolver los sedimentos, el agua en algunas zonas de esta ciudad, es un caldo sucio que de potable tiene poco, la mayor parte del año.
Pero en la zona del bulevar detrás de la iglesia ni turbia ni clara hace ahorita un mes. Solo entra bichitos y generalmente cuando no tenemos corriente, parece que estamos encontrados