La sencillez lo distingue en todos los escenarios. Con una camisa simple y esa envidiable serenidad entra y sale de la oficina sin demasiada prisa. La humildad le viene de cuna: nació en el campo, allá por Venegas, en Yaguajay, donde sus padres eran dos simples trabajadores de la empresa pecuaria.
Él no escogió ser líder político, ni cargar sobre los hombros con su actual responsabilidad de primer secretario del Partido en el municipio de Sancti Spíritus. Estudió Licenciatura en Matemática y Computación, pero apenas ejerció la docencia porque enseguida lo captaron para la Escuela Superior de Cuadros. Y, desde entonces, hace ya dos décadas, se desempeña como dirigente; primero, en la Juventud y ahora, en el Partido.
Entre las prioridades del Partido aparece el desarrollo económico, ¿cómo puede la organización contribuir a resolver los problemas que hoy dificultan la vida de los espirituanos: altos precios, colas, déficit de transporte, de medicamentos…?
Esa es la tarea más complicada que tenemos hoy. Lo primero es que la gente lo entienda, lo conozca. Por mucha información que se le da a la población, por mucho que se explica, aún hay personas que todavía no saben por qué les toca el medicamento un solo día, por qué no alcanzan el Enalapril; por qué la guagua está pasando nada más en el horario pico, no entienden que hay déficit de combustible, piensan que hay un problema de voluntad.
Yo creo que existe todavía un grupo de dificultades en el orden organizativo, en el chequeo de las cosas, en que la estrategia se cumpla por el que la implementa. Ese es un combate que nosotros echamos casi todos los días.
En Sancti Spíritus el desarrollo depende de lo que hagamos en el sector agropecuario y, aunque hay cosas que medianamente ya se han impulsado con un resultado, todavía está lejos de lo que le hace falta a la población. Además, en este minuto enfrentamos una situación complicada porque las materias primas se han encarecido, han faltado y siempre hay quienes se aprovechan, aparece la especulación, el intermediario, el que pone más difícil la vida de los espirituanos. Esa es una bronca dura que estamos echando.
¿Con qué fórmulas pretenden cautivar a los jóvenes en medio de circunstancias tan adversas como la emigración y sus cuestionamientos al sistema?
La fórmula tiene que seguir siendo la que hemos utilizado hasta ahora, volver a la historia, pensar y actuar de la misma manera que lo han hecho los que nos trajeron hasta aquí. El primer secretario del Partido Comunista de Cuba Miguel Díaz-Canel ha dicho que si todo el mundo hace las cosas bien estamos haciendo trabajo político- ideológico. Yo creo que en la medida en que lo incorporemos en el actuar de cada espirituano vamos a estar buscando entonces la fórmula para enfrentar todos esos fenómenos que tenemos en la sociedad.
Nosotros tenemos que, de una vez y por todas, dejar de hablar del bloqueo y ponerlo como justificación. El bloqueo ha estado, está y no tenemos información de que va a tener un ápice de flexibilización. Todo lo contrario, entonces hay que pensar cómo hacemos el trabajo político-ideológico con creatividad, con los recursos propios.
Y eso tenemos que llevarlo a todo lo que desde el Partido formamos, creamos, diseñamos para que tenga una consecuencia, una correspondencia con la situación que estamos viviendo; para que a la vez tenga un efecto, sobre todo en esas nuevas generaciones que son las que están con ansiedad de hacer cosas, de protagonismo, con ganas de ver su futuro con prosperidad, con desarrollo. Esa es una aspiración que no está divorciada de lo que quiere el socialismo. Nosotros también lo queremos, con los pies puestos en la tierra; pero pensando, soñando, creando.
Algunos cuestionan el reunionismo que a veces ha enrarecido la dinámica y la frescura de la organización política.
Así mismo, a veces lo queremos resolver todo en una reunión, pero el reunionismo nos hace perder la oportunidad de intercambiar, de tocar las cosas con la mano. Un municipio como este que tiene tres empresas agropecuarias y una extensión territorial grande necesariamente hay que dedicarle tiempo al terreno, a escuchar a la gente, a hablar con los trabajadores, a ver cómo se están materializando en la base esas políticas, esas estrategias que se adoptan en los consejos de dirección y las estructuras municipales. Ese es un método del Partido que la situación de la covid durante más de dos años nos limitó y ahora tenemos que retomar.
Durante los últimos tiempos en Cuba se reitera el concepto de la necesaria renovación del Partido, ¿cómo energizar la organización aquí?
Eso tiene que ser un proceso gradual y seguir bebiendo de la experiencia. En Sancti Spíritus hay muchos militantes y cuadros con experiencia en el trabajo de la organización. Ningún tiempo se parece a otro. Tiene que haber un proceso de renovación, pero sin perder la escuela porque lo que ya se hizo nos trajo hasta aquí. En materia de disciplina, de entrega, de compromiso, esas generaciones nos llevan un trecho y de eso también tenemos que aprender.
¿Cuáles considera las armas imprescindibles del Partido en los tiempos actuales?
En primer lugar, la unidad, la verdad, la honestidad, el vínculo permanente con la base, estar en los lugares donde se deciden las cosas. También la preparación de los dirigentes; no solo de los cuadros profesionales, sino de los secretarios de los núcleos, si nosotros no tenemos un secretario que pueda conducir al menos un debate estamos perdidos. Además, la historia, que no la podemos olvidar, y la atención a los jóvenes.
¿Cuántas horas al día le roba su trabajo?, ¿cómo puede combinar esa responsabilidad con la atención a la familia?
El Partido me roba prácticamente todas las horas del día, no tiene horario. Siempre trato de hacer el espacio para atender a la familia, tengo dos niñas pequeñas y uno a veces se pierde los momentos más importantes en su formación; mis padres están saludables todavía, pero uno siempre tiene la responsabilidad de su atención, de darles la vuelta. Uno trabaja y busca espacio para ellos.
¿Le gusta su trabajo de dirigente o lo hace solo por cumplir? ¿Cuánto de grata y de ingrata tiene la labor de cuadro político?
El trabajo de un cuadro es difícil. Yo creo que más que gusto es compromiso. De ingratitud tiene bastante, porque hay muchas personas que no valoran, que tienen falsos conceptos de la labor del dirigente, de su nivel de vida. La gente no sabe que uno vive normal, como el resto de las personas, con los mismos problemas. Creo que no hay ninguna prebenda por ser cuadro político, al contrario, lo que hay es mucho trabajo, mucho compromiso, mucho rigor.
De gratitud tiene muchísimo, porque uno siempre siente en lo que hace, aunque no es resultado solo de la labor propia, la gratitud de servir. Yo me siento útil en lo que he hecho y creo que hay más gratitudes que ingratitudes en el trabajo político.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.