Mi mayor fortuna fue criar a 12 hijos prácticamente sola (+fotos)

Confiesa Florencia María Fernández, una espirituana con más de nueve décadas de vida, quien no teme a la muerte, disfruta la unión de su familia, venera a Fidel, a la FMC y a las tradiciones ganaderas, las mismas que la convirtieron en Amazona del Rodeo cuando apenas tenía 18 años

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Rodeada de cariño pasa los días Florencia María, a su lado los hijos y nietos que la aman. (Foto: Cortesía de la familia)

Con la exactitud del reloj y un verbo claro, con la respuesta a flor de labios y la luminosidad de su memoria, se presenta Florencia María Fernández Gómez, una espirituana de 92 años que en su corazón guarda un valioso tesoro: haber criado 12 hijos, ser conocedora de la ganadería, trabajar al lado de la FMC y como parte de esta organización haber sido invitada al acto central por el 26 de Julio, en 1986, ocasión en la que estando sentada en la silla número cinco, Fidel se le acercó y en un gesto de cariño, le acarició la frente.  

Cuando María, como cariñosamente le llaman sus familiares y amigos, abre el umbral de sus recuerdos, hasta la tierra se estremece, nadie como ella para decir la fecha de nacimiento y los nombres de cada uno de sus descendientes, tampoco olvida el sitio donde nació en Sancti Spíritus, el 29 de abril de 1930, ni siquiera que vivió una parte de su vida en la finca Sitio Río, propiedad de la familia García Rubio, cerca del cebadero de reses de la zona conocida como Los Galleguitos, en Peralejo, hoy municipio de La Sierpe.

Florencia María abre sus recuerdos y de ellos brotan las mejores vivencias de su vida.

De manera magistral sabe descifrar parentela, aclarar dudas sobre la ubicación de la pista de rodeo portátil que funcionaba en los años de la Colonia o los potreros de Las Vegas donde practicó montar a caballo antes de aspirar al título de amazona en el año 1948.

MI PADRE FUE LUZ Y GUÍA

“Un día discutí con mi tío porque no creía que con solo 10 años pudiera ordeñar y enlazar vacas, entonces se lo demostré halándole las tetas a una novilla hasta sacarle toda la leche, esas enseñanzas se las debo a Francisco, mi padre, que vino de España y aquí conoció a mamá, con la que tuvo cuatro hijos y fundó una familia.

“De él heredé el empuje, la fuerza de voluntad, esas ganas de prosperar para que no faltara nunca un plato de comida en la mesa. Por eso cuando me casé, con solo 20 años, con el único novio que tuve en mi vida, seguí al lado de papá, apoyándolo en todo, le llevaba la contabilidad y los papeles de la finca, controlaba las ventas de la leche y de los animales, sabía de memoria el manejo de todo”.

He pensado en la muerte, pero no le temo, mucho menos viendo a mi familia que es muy unida.

¿Cuándo nace tu primer hijo?

«Al año de haberme casado, nació mi primogénito, yo tenía 21 ya cumplidos, fue un varón al que puse el nombre de Manuel Reinaldo, él murió a los siete años enfermo de leucemia, la segunda fue Dulce María, que también murió hace años; después llegaron Mariana Virgen, Mercedes Concepción, Nilda Encarnación, Fidelia Emerlinda, Arley Filomeno, Ada Iradilia, Belkis Flora, Beatriz Gertrudis, Ceida Luisa y Lidia Rosa, todos con doble nombre, porque quise mantener la misma tradición de mi papá, que era español y acostumbraba llamar así a sus descendientes”.

Con las manos entrelazadas sobre el pecho María desanda los recuerdos, paso a paso recorre cada vericueto de su extensa vida, suspira profundo y dice: “Sin papá no habría podido salir adelante, yo cobraba una pensión por la venta de las tierras, entonces ya la vida en Peralejo no era igual, comenzó el plan del Sur de El Jíbaro y no quise irme a vivir para los edificios, por lo que decidí comprar una casa para acercarme a la ciudad. Así fue como llegué a El Capitolio con todos mis hijos. De papá heredé un dinero, tenía mis propias reses y así viví sin dificultad”.

UNA MUJER SOLA SÍ PUEDE SALIR ADELANTE

Sin esperárselo, la vida conyugal de María lejugó una mala jugada, para ese entonces tenía casi 40 años y la más pequeña de sus hijas contaba solo con seis meses de nacida. “Una acción indebida de mi esposo fue el detonante para que acabáramos separados, no dudé en seguir mi camino sola, ya en la casa del Capitolio, donde pasé muchos años, allí criaba animales, sembré árboles frutales, la tierra no era mucha pero siempre le sacaba provecho, entonces ya las hijas mayores estaban trabajando, algunas estudiando, otras se fueron casando y ya me fui quedando con los más pequeños».

Florencia María: Encontré refugio en la Federación de Mujeres Cubanas, organización en la que trabajé como secretaria general del bloque por más de 25 años.

¿Cuándo te conviertes en dirigente de la FMC?

“Encontré refugio en la Federación de Mujeres Cubanas, organización en la que trabajé como secretaria general del bloque por más de 25 años. Como federada aprendí mucho, me hice brigadista sanitaria, canalizaba venas, inyectaba y localizaba a las mujeres para que se hicieran las pruebas citológicas, estábamos en una zona de campo y ante cualquier situación uno respondía, fueron tiempos de mucha actividad y movilizaciones, tanto en la FMC como en los CDR, donde llevaba el libro de vigilancia y uno siempre al frente, porque hasta la ropa y los zapatos se entregaban a nivel de cuadra”.

¿Cómo llega María a Banao?

Años más tardes me mudé para Banao, la casa de El Capitolio estaba en mal estado y con la madera que recuperamos y vendimos compré otra casita, así comenzó otra etapa de buenas experiencias en mi vida, ya con muchos más años, pero sin descanso, me vinculé a un Círculo de Abuelos como activista, hacíamos cumpleaños colectivos y montábamos unas mesas en víspera de los aniversarios de las organizaciones que eran la atracción de todos.

¿Algún reconocimiento?

Claro, me dieron muchos, entre ellos: un televisor Panda, un subsidio con materiales para reparar la vivienda, un teléfono, medallas y diplomas, pero el mayor estímulo fue tener tan cerca a Fidel.

¿Le teme María a la muerte?

Nunca tuve ni le tengo miedo a la vida, cómo temerle a la muerte, así he vivido 92 años y mientras tanto yo seguiré aquí, porque si me dio la covid y la rebasé, creo que aquí habrá María para rato.

Ahora paso los días en casa de mis hijas, o del único varón que tengo, a ellos se lo di todo: amor, cariño y muchas horas de dedicación, pero ahora ellos me cuidan.

La familia agasaja cada año de vida de Florencia María.

¿Qué cree María del esfuerzo que el país hizo para garantizar en medio de una pandemia el desarrollo de las vacunas?

Cuba es única y como este país no hay ninguno en el mundo, tú ves que la gente habla y se olvida de los tiempos vividos antes del 59, yo no borro nada, porque aun con limitaciones en este país se lucha y se trabaja para cuidar a la población.

En este hombro están todas las vacunas y los refuerzos también y las llevo con un orgullo que no te puedo explicar.

Claro que he pensado en la muerte, pero no le temo, mucho menos viendo a mi familia que es muy unida. Aquí nadie es eterno y el día que no esté, mis hijos me recordarán como lo que fui, una madre con mandarria y flores, porque cuando era necesario reclamarles lo hacía, pero cuando tenía que elogiarlos y darle amor, ahí estaba yo.

Xiomara Alsina

Texto de Xiomara Alsina
Reportera de Escambray por más de dos décadas. Especializada en temas socioeconómicos.

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