Empinada como siempre anda sobre unos tacones medio exuberantes, con esa delgadez extrema, el pelo rubio platinado, los aretes que le cuelgan y las uñas bien compuestas, cualquiera pudiera pensar que se trata de una modelo en retiro o de esas mujeres frívolas que andan pendientes de las apariencias en lugar del buen juicio.
Pero nada más lejos de la realidad porque Miladys González no solo cultiva su vanidad femenina y es la flaca más sociable de Etecsa en Sancti Spíritus —donde se ha ganado el respeto y la admiración de sus compañeros—, sino también una mujer entregada al máximo a sus tantas responsabilidades, que enfrenta sin perder esa afabilidad que la distingue, ni dejar un segundo de lado a la familia.
En su oficina de jefa del grupo de Marketing responde el cuestionario de Escambray como lo más natural del mundo: “Sí, viví en Tres Guanos hasta los seis años y no reniego de ese lugar. Mi papá era maestro y lo ubicaron allá. Recibimos mucho cariño en aquel lugar, todavía algunos nos llaman para saber cómo estamos”.
Graduada de Economía, con un desempeño sobre todo en los Recursos Humanos, hoy ejerce Mercadotecnia, ¿cómo explica esta ensalada de perfiles?
«Me gradué de Licenciada en Economía en la Universidad de Cienfuegos, pero mi primera ubicación fue en la Dirección Provincial de Trabajo y seguí el giro del capital humano por 21 años, incluso en instalaciones del Turismo. Me gustó y lo aprendí, aunque siempre mantuve el interés de trabajar en Etecsa, adonde entré precisamente por el área de recursos humanos, pero quería vincularme con la parte Comercial. En el 2013 empecé en eso, este perfil me encanta».
¿Entonces lo que estudió no le interesaba porque nunca ha ejercido como economista?
«Siempre me interesaron más las letras, primero que todo soñé ser periodista, pero en mi año vino una sola carrera y no pude cogerla. Donde más cerca he estado del periodismo es en este Grupo. Aquí atiendo las comunicaciones, que buscan soluciones y tributan directamente a la población. Esta parte es la que más interactúa con los clientes. Me gusta lo que hago».
¿De qué forma logró dar un giro de 180 grados en su trabajo sin saber nada de telecomunicaciones?
«Aprendí ya directamente desempeñándome en el puesto, tuve que estudiar mucho, cuando a uno le gusta algo el esfuerzo siempre da resultados. Estudiaba como si estuviera haciendo Ingeniería en Telecomunicaciones porque, además, para realizar cualquier explicación en uno de los medios de comunicación, para hacer cualquier estudio de mercadotecnia tienes que dominar términos comerciales, saber cómo dirigirte a la población para que te entienda y utilizar los términos que hoy se emplean en este sector.
“También recibí cursos de presupuesto comercial, porque hacemos el de toda la red para el año. Aquí además llevamos el directorio telefónico, mantenemos actualizada la base de datos para que el Centro de Atención Telefónica les ofrezca a los clientes la información que requieren y tuve que prepararme, ir a seminarios».
¿De qué se siente orgullosa en Etecsa y con qué se encuentra insatisfecha?
«Estoy orgullosa de que el trabajo mío en Etecsa me ha permitido conocer a muchas personas. Me gusta relacionarme, solo el hecho de poder ir a los medios permite una interacción con los públicos. Etecsa en la actualidad tiene un resultado muy bueno en materia de informatización, en la transformación digital. Hoy estamos hablando de un desarrollo importante de toda la planta exterior y de la telefonía móvil por todas las inversiones que se hicieron hasta el 2019.
«En cuanto a las insatisfacciones, por el trabajo de marketing me gustaría tener una participación más directa y hacer estudios más profundos para lograr un gran impacto en determinados servicios. Además, nunca la información a la población es todo lo que se necesita, siempre hace falta hacer más porque hay quien no escucha radio, no lee la prensa o no tiene acceso a Internet. También debemos mejorar en la calidad del servicio en cuanto a la atención directa a la población, al buen trato; y al equipamiento que vendemos porque, debido a la situación que tiene el país, no siempre contamos con toda la oferta que quisiéramos”.
Con 50 años, ella se ha convertido en uno de los rostros más visibles de Etecsa en Sancti Spíritus, no solo por su profesión, sino por el carisma, la simpatía y el desprendimiento con que asume el día a día. Su activismo social lo demuestra lo mismo desde sus responsabilidades en la Federación del Mujeres Cubanas que en el Partido o como diputada al Parlamento, donde desde el 2018 participa como miembro de la Comisión de Atención a los Servicios.
Optimista y positiva, rara vez las circunstancias derrumban a esta mujer muy puntual, que casi nunca sabe decir no. Por esa fibra humana que la identifica, prefiere ver lo bueno en los demás, aunque su bondad y carisma no significan falta de carácter o sumisión: “Me quejo y no me gusta cuando llego a un lugar y sin motivo ni razón me dan una mala contesta, eso es maltrato, incluso me hace llorar, me duele. Hoy sucede mucho. Me gusta que cuando hablo con las personas me miren a la cara y me expliquen. También me rebelo contra los incumplimientos y la impuntualidad».
Quizás por su activismo en las redes sociales la agreden con comentarios ofensivos, ¿cómo se defiende de esos ataques?
«Las personas que ofenden siempre dicen que seguro tienes algún privilegio, pero a mí me queda la satisfacción de que yo soy del pueblo y lo represento porque me eligieron para ser diputada, pero eso no me da ninguna comodidad como no se las da a unos cuantos dirigentes que se dedican a servir al país. Nunca les respondo a esas personas desde el punto de vista personal. Respondo con acciones: si me critican porque hice una publicación de algo que logró la provincia, busco la noticia oficial de nuestros medios que muestran lo que hizo Sancti Spíritus y pongo ese vínculo como respuesta».
¿Organiza su agenda diaria o la deja a la improvisación?
«Soy muy de planificar y anotar, tengo un plan de trabajo diario en Etecsa, también incluyo mis responsabilidades como diputada, mensualmente tengo que interactuar con Transporte, Comercio, el Ministerio de Comunicaciones y el Turismo. Ese control también requiere preparación. Anoto todo lo que tengo que hacer, pero a veces el resultado que quieres no lo alcanzas porque caen muchas tareas extra. Los días son bien ocupados. Además, tengo mis situaciones personales, con una abuela encamada hace cinco años que ayudo a atender. También me ocupo de mi hija que está en la universidad, en segundo año de Logopedia. Son días bien agotadores y me los voy dividiendo”.
Según su cálculo, ¿cuántas horas trabaja al día?, ¿le queda tiempo para liberar el estrés con alguna preferencia?
«Trabajo de lunes a domingo y de domingo a lunes, toda la semana y bastantes horas, mis días terminan sobre las doce de la noche y a veces a la una. Tengo muy poco tiempo para mí porque cuando no estoy en el trabajo me estoy ocupando de los problemas familiares. Mi mayor deseo es dedicarle más tiempo a mi familia, compartir con ellos, tengo que aprender a planificarme más. Me gustaría también ver televisión un día sentada tranquila, eso no lo logro. Hasta ahora no libero el estrés».
¿En qué tiempo lava, limpia, friega y cocina Miladys?
«De noche, pero en cuanto a cocinar tengo mucho que agradecerle a mi esposo porque, aunque tiene un trabajo complicado, me ayuda bastante. Él dice jocosamente cuando le preguntan que de los 365 días del año cocina 366 porque casi siempre yo no estoy a la hora de la comida en casa. La niña me apoya mucho también, aprendió a cocinar desde edad temprana por todas mis responsabilidades.
¿Y no se queja su familia de tantas ausencias?
«Para yo poder tener todas estas responsabilidades ellos siempre me han ayudado mucho y los tres compartimos en la casa los quehaceres; igual que mis padres, quienes me apoyaron bastante en la primera etapa de vida de mi hija y ahora yo voy los fines de semana a ayudarlos. Lo que me reclaman es descanso por mi salud, quieren que me cuide, siempre he tenido problemas del estómago, quizás por el mismo estrés. También me exigen compañía de vez en cuando. Mi niña cuando chiquita decía que ella quería una mamá normal, que a las 4 y 20 la recogiera en la escuela y fuera para la casa porque siempre estaba en reuniones de trabajo conmigo».
En las condiciones actuales tan adversas de Cuba, ¿considera posible el empoderamiento femenino?
«Considero que es posible si las mujeres lo enfrentamos porque algunas tienen la costumbre de decir: ‘Mi esposo me ayuda’. Si no eres capaz de crear en la casa el concepto de compartir las tareas, entonces el empoderamiento no va a ser posible, siempre vamos a ser esclavas porque nos van a tocar las responsabilidades de los hijos, además de la cocina, el fregado, etcétera. En esa parte no me he sentido mal porque en casa compartimos las tareas. Pero las mujeres necesitan asimilar eso y cuesta trabajo lograrlo».
Miladis es así, buena amiga, excelente vecina, muy buena hija sobre todo. Y con una humildad tan natural q la caracteriza
Es una mujer cubana, sencilla y carismática, siempre dispuesta, revolucionaria y con sentido de pertenencia. Una Mariana de estos tiempos. Felicidades
Una persona maravillosa, tuve la oportunidad de su amistad. Extremadamente trabajadora. Muy buen trabajo periodistico
Excelente trabajo y muy bien avalado por sus compañeros de Trabajo. Ella es una mujer sin igual en estos tiempos.